La gente suele decir que en la vida nada es seguro, a veces la vida misma te demuestra que es así. Es un viaje al que te subes con muchas expectativas, en el que ganas muchas experiencias, buenas o malas pero siempre queda algún tipo de aprendizaje...
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—: ¡Kharem! Gritó Judy a través de la puerta de la habitación de Kharem. —: ¡Kharem, abre! Gritó nuevamente y tocó aun más fuerte.
—: ¿Qué? Preguntó la más joven al abrir la puerta. —: Estaba...
—: Ejercitándote, lo puedo ver. Interrumpió Judy al verla llena de sudor.
—: ¿Pasó algo?
—: Si, dejaste tu teléfono allá abajo. Así que atendí.
—: ¡Judy! Y no era más fácil... La rubia no terminó de protestar, cuando su hermana le entregó el objeto.
—: Esta en espera todavía, así que habla. Dijo antes de marcharse.
—: ¿Si? ¿Quién habla? Preguntó Kharem, mientras cerraba la puerta de su habitación.
—: Adriana. Dijo una voz serena y el corazón de la rubia hizo todo lo contrario, latía tan rápido de parecía que hubiera estado en una maratón.
—: Hola. Respondió en un hilo de voz. —: Disculpa, yo no tenía mi teléfono en mano, por eso atendió Judy.
—: Ya lo sé. Tranquila, está todo bien. Dijo tranquilamente y un silencio se coló entre las dos. Adriana pudo escuchar un suspiro pesado al otro lado de la línea.
—: Adriana, yo... Lo siento mucho de verdad. Nunca fue mi intención hacerte molestar. Yo no quiero meterte en problemas, sabes eso ¿no?
—: Si. Respondió. —: Y sé que no debí tratarte así, pero es que jamás espere que hicieras eso.
—: Entiendo. Sé que no tuve que hacerlo, pero es que... No lo sé, no tengo excusa alguna.
—: Llamaba para hablar sobre eso... No podemos exponernos así. De verdad no podemos, seria increíble si fuera posible, pero en este momento sabes de sobra que no es lo correcto.
—: Si, tienes razón. Actué sin pensar y tienes el todo el derecho a molestarte, pero nunca fue mi intención hacerte pasar un mal rato nena, lo digo en serio.
—: Lo sé. Solo prométeme que no volverá a pasar, hay que ser cuidadosas Kharem, no quiero ningún tipo de chisme, ni mucho menos tener problemas en mi trabajo.
—: Lo prometo, lo prometo, no volverá a pasar. Aseguró rápidamente.
—: Esta bien. Dijo Adriana, sonando igual de relajada que al principio.
—: No pensé que llamarías.
—: No lo iba a hacer. Estaba tan molesta, pero...
—: ¿Qué?
—: Sé que las cosas no se resuelven con la actitud que tomé. Y además, de ninguna manera le daré espacio a Miss España de llevarte con ella.
—: Espera, ¿hablas de Zoe?
—: Si. Zoe. Dijo en un tono cortante.
—: Por favor no pienses mal, solo estábamos hablando...
—: Lo vi todo Kharem. Noté la forma en come te mira, su lenguaje corporal cuando está contigo, le encantas. Kharem no respondió nada, pero rezaba porque Adriana no se fijara en que ella también estaba encantada con la chica originaria de España. —: Lo vi todo. Desde que se acercó hasta dónde estabas, hasta cuando hizo que te sonrojaras por lo que sea que te dijo. Explicó la argentina pausadamente. Y Kharem cerró sus ojos de golpe, sabía que a pesar de ese tono tranquilo con el que Adriana hablaba estaba molesta por aquel tema.
—: No te hagas ideas equivocadas, nena por favor. Dijo Kharem casi rogando.
—: Te gusta ¿no? Kharem guardó silencio. —: Lo entenderé si me dices que sí, porque ella es realmente preciosa... ambas sabemos eso.
—: Adriana no vayas por ahí. No es como tú crees, ahí no hay nada más. She's really nice, but just that. Ella se comporta así con los demás también, y yo solo soy amigable, no tengo porque hacerle el feo, ella no me ha hecho nada malo.
—: Es que te vi ahí con ella... y la forma en cómo te hizo sonreír y como se comportó cuando te tuvo cerca.
—: Seguro me contaría algún chiste, la verdad ni siquiera lo recuerdo. Mintió rotundamente, pues recordaba cada palabra de manera precisa. —: Pasé todo el día preocupada por lo que pasó contigo. Pensé que jamás querrías volver a verme, o que íbamos a terminar. ¿Crees que tenía tiempo alguno para prestarle atención a lo que sea que pasara a mí alrededor? Preguntó y sabia que en parte era cierto lo que decía, pero no dejaba de tener un lado lleno de mentiras, pues Kharem rápidamente se desconcentraba al mirar a la europea.
Estando bien o no con Adriana siempre pasaba igual. Ella definitivamente era diferente, la sabia envolver con sus encantos, tal vez hasta sin darse cuenta. Las dos la hacían tener emociones completamente distintas, pero aun así, siempre llegaba a la conclusión de que sus sentimientos hacia la mujer de cabello negro, eran más fuertes.
—: Esta bien, yo solo... estaba muy celosa. Dijo y dejó escapar una risita que hizo que Kharem se relajara. —: No quiero perderte.
—: Yo tampoco nena, créeme.
—: Por eso debemos tener más cuidado ¿sí?
—: Si. Claro que sí.
—: ¿Te parece si hacemos algo mañana?
—: Me parece perfecto, ¿Qué quieres hacer?
—: Podemos salir por ahí.
—: ¿Estas escuchando lo que dices? Me hablas de tener cuidado y luego hablas de salir por ahí. Me vas a volver loca.
Adriana soltó una risa. —: No, bueno... podemos salir después de las 9, si no tienes problema con eso.
—: No creo que tenga problema alguno, pero debo estar aquí por lo menos a las 12 o antes.
—: Esta bien, ¿Qué haremos?
—: Mmm... no lo sé. ¿Vamos al cine?
—: ¿Al cine?
—: Si, o ¿es mala idea?
—: No lo sé bebé... Respondió dudosa. —: ¿Las funciones son hasta tan tarde?
—: I have no idea. Respondió un poco desanimada la más joven. —: Tengo muchas ganas de ir contigo, pero si quieres nos quedamos en tu apartamento como siempre. Adriana suspiró pesadamente, había notado el tono abatido de Kharem.
—: Esta bien, veremos la película que quieras, pero en la última función de la noche ¿hecho?