La gente suele decir que en la vida nada es seguro, a veces la vida misma te demuestra que es así. Es un viaje al que te subes con muchas expectativas, en el que ganas muchas experiencias, buenas o malas pero siempre queda algún tipo de aprendizaje...
Kharem se encontraba en el área de jardinería de la secundaria, estaba arrepentida y en cierto modo tenía miedo, había hecho enojar a Adriana.
Últimamente nada parecía estar bien entre ellas. La mujer argentina ya casi no tenía tiempo para la joven estudiante y cuando por fin podían estar un rato juntas no hacían nada más que pelear.
Pero esta vez la rubia estaba muy afligida, sabía que en parte Adriana tenía razón en todo lo que dijo, pensó que tal vez podría ser el final de la relación, que la mujer de cabellera negra simplemente terminaría todo por su imprudencia.
La rubia suspiró hondo y limpió su rostro lleno de lagrimas, en realidad no quería que Adriana la dejara, sólo de pensar eso, su pecho se contraía y su garganta dolía a causa de evitar romper en llanto nuevamente.
—: ¿Hola, todo bien? Preguntó una voz femenina, que paralizó a Kharem inmediatamente. Usualmente nadie iba a esa área de la secundaria, salvo los de los años más jóvenes, por eso se sintió con toda libertad de llorar.
Kharem volteó rápidamente y se encontró con aquella europea de ojos color avellana, quien al mirar los rastros de lágrimas en su rostro frunció el ceño, haciendo que la joven deportista limpiara nuevamente su rostro.
—: ¿Qué haces aquí? Preguntó Kharem dándole la espalda nuevamente, fingiendo mirar unas flores que había en el lugar.
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—: Vine a respirar un poco de aire fresco. Respondió Zoe y se colocó de pie al lado de Kharem. ―: ¿Estabas llorando? Preguntó con una voz suave y de manera cuidadosa.
Kharem suspiró pesadamente, como si la pregunta le molestara. ―: No. Respondió, sabiendo que Zoe no le creería.
―: ¡Vaya! Me parecía a mí que sí. Comentó Zoe.
―: ¿No es un poco obvio que te mentí? Preguntó Kharem y en su voz era evidente que había estado llorando.
―: ¿No es un poco obvio que ya lo sé? Contestó Zoe con otra pregunta que hizo sonreír un poco a Kharem. ―: ¿Quieres hablar? Preguntó de la misma manera cuidadosa que antes.
―: Me gustaría, pero es complicado. Gracias.
―: Entiendo que no quieras hablar, todos tenemos días complicados. Gracias a Dios no son todos los días de la vida.
―: Si, bueno... las últimas semanas no han sido del todo buenas para mí.
―: Siento mucho oír eso. Pero piensa que si todo fuese extremadamente perfecto, sería muy aburrido. A veces nos toca pasar por malos ratos, nos toca reír y llorar. No todo puede ser como lo planeamos y ese es el error que cometemos muchos. ¿No crees?
―: Supongo que sí. Planeamos cosas que tal vez ni siquiera son para nosotros.
―: Exacto. Toda tormenta pasa y el mar vuelve a estar en calma, lo prometo. Dijo La europea de manera tranquila, como su supiera que eso era lo que realmente Kharem necesitaba, tranquilidad.
Tranquilidad para pensar mejor cada una de sus acciones de ahora en adelante y tal vez para empezar a ver más allá de sus anhelos y deseos.
―: Gracias. Dijo Kharem sinceramente.
―: Jamás pensé que te iba a ver llorar. Soltó Zoe, como si algo en su pecho doliera tanto, como dolía el de Kharem al llorar por lo sucedido. ―: Quien sea que te este haciendo llorar, no lo merece. Dijo después de unos segundos.
―: No, no se trata de alguien.
—: Claro que lo es. Si no quieres hablar de eso lo entiendo, pero sí que lloras por alguien. Y no deberías, estoy segura que no merece ni una de tus lágrimas. Nadie tiene derecho a hacer llorar a los demás a menos que sea de felicidad.
―: ¿Tú estas consciente de lo hermosa que eres? Soltó Kharem, como si no lo hubiera podido controlar, a lo que Zoe solo sonrió apartando su rostro rápidamente. ―: Quiero decir... Eso que dijiste, fue muy bonito.
―: Pues eso es lo que mereces oír siempre, cosas bonitas. Explicó apartando un mechón de cabello del rostro de la rubia. En ese momento Kharem sentía que se podía perder completamente en esos ojos color avellana y que plácidamente se dejaría abrazar por los brazos de la chica más alta, pero no se movió, se quedó paralizada. Ella no estaba segura de que Zoe también quisiera lo mismo, así que no hizo nada para averiguarlo. ―: Vamos a por un helado.
―: ¿Qué? Preguntó la rubia.
―: Vamos a por un helado, creo que te hará bien. Explicó la chica más alta. ―: Vamos no me digas que no. Comentó al ver la confusión en el rostro de Kharem.
―: Bueno, vamos.
―: Pero yo invito ¿vale?
Kharem sonrió al notar el interés de la chica europea y solo asintió.
—: Gracias por la charla. Dijo Kharem al regresar con su helado en mano. —: Y por el helado. Como ya dije fue un gesto muy bonito de tu parte.
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—: Tranquila. Dijo Zoe sonriente y rozó suavemente el rostro de la rubia con su mano. —: Me alegra haber ayudado un poco.
—: Mucho, en realidad.
—: Cuando quieras ¿vale? Comentó Zoe sin problemas —: Nos vemos por ahí, linda. Dijo y Kharem sintió una emoción que parecía ser incontrolable al escuchar el apodo.
La deportista se despidió de ella con dos besos, luego sonrió como si no lo hubiera hecho antes, cuando Zoe le guiño un ojo antes de marcharse del todo y volvió a sentir esa emoción que recorría su cuerpo entero. Pero ese gesto desapareció rápidamente cuando la enfermera se encontró con otra alumna, saludándola de una manera cariñosa y cálida.
Aunque Kharem ni siquiera era consciente, su emoción la cual era bastante parecida a la alegría, se convirtió rápidamente en una especie de "incomodidad", al ver como la europea fácilmente se concentro en otra chica.
No podía dejar de mirar cómo se sonreían al hablar, hasta que la campana sonó y la otra chica se tuvo que despedir de Zoe, pero no sin antes ganarse sus dos besos respectivos y al parecer también la frase "nos vemos por ahí, linda".
Fue entonces cuando ya no se sentía incomoda, sentía cierto desagrado. Eso quería decir que así como había hecho ese gesto por ella hoy, lo podría haber hecho por cualquiera o que tal vez era una simple frase de despedida.
Después de unos minutos, la rubia empezó a cuestionarse el por qué se sentía así, por que se sintió incomoda y luego bastante turbada.
