La gente suele decir que en la vida nada es seguro, a veces la vida misma te demuestra que es así. Es un viaje al que te subes con muchas expectativas, en el que ganas muchas experiencias, buenas o malas pero siempre queda algún tipo de aprendizaje...
Zoe llegó a la fiesta con un estilo oscuro y serio, no sabía cómo sería aquel tipo de eventos así que no quiso desentonar, ella no era mucho de llevar vestidos pero hizo lo posible para lucir a la altura esa noche.
Llevaba un sweater cuello tortuga gris bajo una chaqueta de jean negro, un pantalón de gabardina ceñido a sus caderas y muslos, finalizando con unas botas de tacón alto que hacían parecer sus piernas interminables.
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Su maquillaje era sencillo, había resaltado sus ojos usando una sombra oscura, delineador y rímel para alargar sus pestañas. Estilizada y elegante como sólo ella sabía ser.
Tardó mucho en decidir si quería asistir o no a la fiesta. No quería rechazar a la cantante cuando ella personalmente se acercó a invitarla. Había estado evitando a la rubia desde hacía dos semanas y no sabía si ella se acercaría o la dejaría sola en cuanto notara su presencia en el lugar.
Kharem se había tratado de acercar en muchas oportunidades y ella simplemente ponía excusas y lograba salir de cualquier encerrona creada por la rubia.
— ¡Zoe! — Llamó la más joven e hizo que la morena se volviese a mirarla; hizo el amago de acercarse y la mayor cortó aquella intención con un rápido movimiento de su mano derecha que parecía ser el saludo más incómodo.
Kharem frunció el ceño sintiéndose extraña y la vio cerrar la puerta de enfermería sin prestarle mucha atención, pero rápidamente supuso que estaba ocupada y que luego hablarían con más calma.
Habían pasado pocos días desde su incidente en la piscina y no se habían vuelto a hablar, ni siquiera por mensajes.
La rubia estaba muy apenada con ella y no quiso conversar aquello vía mensajes, debían hacerlo frente a frente.
En toda la semana no se encontraron, la menor estaba algo ocupada con sus clases y por fin había vuelto a los entrenamientos, pero no dejaba de pensar en ella.
Incluso, subía más fotos de lo normal a su estado de what’sApp a ver si la podía provocar. Y se sorprendía de que a veces la morena era la primera en verlas, pero no comentaba nada en absoluto.
No conseguía entender aquel distanciamiento.
¿Se habría arrepentido?
No lo sabía y sentía que debía averiguarlo, no quería dejar pasar ninguna oportunidad porque estaba segura de que había “algo” entre ellas, que no sólo ella lo podía sentir porque siempre lo veía escrito por todo el rostro de la morena.
Era algo mutuo, sin duda.
Entonces, ¿Qué había pasado?
Tal vez se precipitó al actuar aquella vez, que aunque no pasó nada era obvio que si no las hubiesen interrumpido se hubiesen besado y quien sabe tal vez algo más.
