La gente suele decir que en la vida nada es seguro, a veces la vida misma te demuestra que es así. Es un viaje al que te subes con muchas expectativas, en el que ganas muchas experiencias, buenas o malas pero siempre queda algún tipo de aprendizaje...
Sonó el timbre y Adriana abrió la puerta de su apartamento, al encontrar a Kharem completamente arreglada, una sonrisa de esas que volvían loca a la menor salió de manera involuntaria. La estudiante se encontraba maquillada de una forma bastante sencilla, pero sus labios resaltaban en color rojo, su cabello rubio tenía ciertas hondas y caía a un lado de su rostro, posándose casi completo en su hombro. Una blusa negra que reafirmaba muy bien sus pechos; también un pantalón con detalles a cuadros, que alternaba los colores blanco y negro muy ceñido a sus piernas.
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—: ¡Por favor, no babees! Bromeó la rubia.
Adriana soltó una risa y la dejó entrar. —: No me puedes culpar, estás preciosa.
—: Gracias. Hace tiempo no me arreglaba así.
—: Procura no ir así a clases. Estás perfecta. Miss España moriría al instante. Kharem rodó sus ojos al escuchar la forma en cómo Adriana se expresaba de Zoe. —: Pero de verdad, estas... Ella no terminó la frase, cuando ya estaba tocando los costados de Kharem atrayéndola más a ella.
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Kharem no resistió y empezó a dejar pequeños besos en el cuello de la mujer de cabello negro, dejando un rastro de su labial por este, continuó así hasta llegar a su mandíbula. Adriana bajo un poco su rostro, para juntar sus labios con los de la menor.
—: We... Probably should stop. Dijo Adriana en su perfecta pronunciación del idioma anglosajón.
—: No, bueno si... Mejor lo dejamos aquí. Respondió la más joven entre risas con la profesora.
—: Me iré a arreglar. Avisó Adriana y Kharem sólo asintió, quedándose un rato en la sala de aquel apartamento.
Al cabo de cinco minutos Kharem pasó a la habitación de Adriana y se sentó en el borde de la cama. Estaba nerviosa, porque parecía que por fin darían un paso adelante. Saldrían al cine como otras parejas normalmente hacen y eso la hacía sentirse emocionada, a tal punto que una sonrisa aparecía en su rostro, solo de pensarlo.
—: ¿Seguro que quieres ir al cine? Preguntó Adriana sacando a la más joven de sus pensamientos.