Capitulo 35

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Llegamos a casa y nos bajamos del coche. Cojo mis llaves de la mochila y abro la puerta.

- Tu madre no está- me dice Pablo al cerrar la puerta.

Coloco mi mochila en el sofá y lo miro. Intento no parecer asustada, pero es que lo estoy con Leonardo. Me dirijo hacia él y le cojo las manos.

- ¿Y eso?- le digo.

- Ha ido a trabajar- me dice mientras me aparta algunos mechones de pelo de la cara.

- ¿Y tú que has hecho en esta mañana?- le pregunto mientras le acaricio la cara.

- Pasear por la playa- me contesta mientras me besa.

Nos vamos al sofa y me tumbo de manera que mi cabeza está encima de su pecho.

- ¿Qué te pasa princesa?- me vuelve a preguntar. 

Me conoce bastante bien y sabe que le estoy mintiendo. Le voy a decir la verdad.

- El nuevo maestro- le digo susurrando.

- ¿Qué es mas guapo que yo? ¿Qué te has enamorado de él?- me pregunta asustado.

- No, jamás. Es otra cosa- le digo.

- Uf menos mal- dice con una sonrisilla.

- Prométeme que no te vas a enfadar y no se lo vas a contar a alguien- le digo.

Me mira y afirma con la cabeza. Me late muy fuerte el corazón, no sé cual será la reacción de Pablo.

- Pues el nuevo maestro de música quiere abusar de mi- digo susurrando y espero que Pablo no se entere, pero lo hace.

Se levanta del sofá y me mira como para saber si es verdad o no.

- ¿Cómo?- dice levantando la voz.

- Pablo, tranquilízate- le digo mientras que me levanto.

Voy hacia él y lo abrazo.

- Voy al instituto- me dice.

- No, Pablo- le digo- además, él quería verme mañana en el recreo... Todavía no me ha hecho nada, pero me lo ha insinuado.

- Voy a ir al instituto y le voy a partir la cara- dice Pablo, cada vez más enfadado.

- Cariño, no. No puedo contárselo a nadie, porque después de lo que pasó entre nosotros...- le digo.

Le doy un beso en los labios para que no siga hablando.

- Princesa, de verdad, déjame ir.

- Mañana vas a la hora del recreo porque puede que todo sean imaginaciones mías- le digo acariciando su espalda.

Pablo me mira con esos ojazos y me acaricia la espalda también.

- Nos quedo un asunto sin terminar en los probadores- me dice susurrando en mi cuello.

- Pues sí- le digo dándole besos por el cuello.

Mi vida enteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora