Capitulo 38

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Me despierto con la alarma de mi móvil. No me acuerdo cuando me quedé dormida. Me levanto y observo a Pablo dormido, parece un ángel. Cojo la ropa y me visto. He elegido una camisa rosa y un pantalón vaquero y me peino bien, ya que hoy tengo la foto de graduación. 

- Buenos dias dormilón- le digo a Pablo.

- Tengo sueño- me dice revolviéndose en las sábanas.

- Pues venga despierta- digo y deslizo las cortinas.

Se levanta de la cama y me da un suave beso en la mejilla. Cojo mi mochila y bajo las escaleras, dónde me encuentro a  mi madre tumbada en el soca leyendo un ejemplar de Divergente.

- Buenos dias, mami.

- Buenos dias cielo.

Termino de bajar las escaleras y me siento a su lado. A los pocos segundos de sentarme, baja Pablo vestido con una camiseta pegada blanca y un vaquero. Me levanto y voy a la cocina con él.

- ¿Nos vamos ya?

- Venga, como tu quieras princesa.

Salimos de la cocina, le doy un beso a mi madre y nos marchamos de la casa. Me monto en el coche. Estoy nerviosa, ya que esta tarde tengo que preparar la casa del campo.

- Ya llegamos princesa. 

- Gracias- le digo y salgo del coche. Noto como me tira del brazo Pablo.

- Zoe, si Leonardo o como se llame te hace algo, pienso matarlo.

- No te preocupes, mi rey.

Nos despedimos con un beso en los labios. Voy caminado a la puerta del instituto y me encuentro a Marian.

- Buenos dias- le digo con una sonrisa.

- Buenos dias, por cierto, ¿a qué hora quedamos esta tarde?

- Contra antes mejor, ¿qué te parece a las cuatro?

- Pues perfecto.

El resto de la mañana pasa tranquilamente. Lleno de exámenes y más exámenes, hasta que mi salvación, el timbre, suena.

- Perdone, Zoella, ¿puedes venir un momento?- me dice Leonardo con cara de pillo.

- ¿Para qué?

- Tengo un asunto pendiente con usted.

Mi vida enteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora