Capitulo 40

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Una hora en coche, hablando de nuestras vidas y por fin llegamos.

- Que preciosidad- digo en un murmuro.

- Igual de preciosa que tú- me dice Pablo mientras me coge de la mano.

Nos montamos en una de las barcas.

- Nunca me he montado en una- le digo a Pablo.

- ¿En serio?- me dice Pablo mientras rema.

Pablo rema hacia una de las partes donde no hay barcas y para.

- Princesa- me dice mientras me coge de la mano.

- Dime.

- Dentro de poco tienes la selectividad, tienes algunos exámenes finales...

- Eso ya lo sé- le digo sonriendo.

- Y lo que te quería decir es que... Me voy a buscar un hotel o algo para dejarte estudiar y eso...

- Tu no eres de estorbo, además, los exámenes no hay problemas, lo tengo todo controlado- le digo mientras le doy un suave beso en la boca.

- ¿De verdad?

- De verdad, rey- le digo mientras le acaricio la mejilla.

- Eres tan preciosa- me dice.

- Y tú tan perfecto- le digo mientras le doy otro beso.

Continuamos así toda la mañana, fuimos a echarme la foto y regresamos a casa.

- Zoella, ha venido Marian a buscarte- grita mi madre desde la cocina.

Estoy en mi habitación con Pablo, enseñándole mis fotos de pequeña.

- Me tengo que ir mi amor- le digo a Pablo.

- ¿Y eso?

- Me voy a su casa a estudiar- le miento.

Bajo las escaleras lo más rápido que puedo y salgo de la casa.

- Hola Marian.

- Hola, ¿se lo preguntaste a tu madre lo de la casa?

- Si, y le parece perfecto que le de utilidad - le digo sonriendo.

Nos montamos en el coche de la madre de Marian.

- Hola Leticia- le digo.

- Hola Zoella, que guapa estas- me dice con esa sonrisa.

Leticia me ha visto crecer y siempre ha estado para mi. Me acuerdo cuando de pequeña me quedaba en su casa a dormir con Marian y ella siempre se mostraba muy simpática conmigo. Es guapísima, tiene el pelo largo y rubio y una cara pequeña y bronceada. Se quedó viuda hace más de siete años.

- Zoe, lo tengo todo en el maletero- me dice Marian.

- Perfecto, mañana es su cumpleaños.

- ¿Qué pasó esta mañana?

- ¿Cómo?- le digo nerviosa.

- No soy tonta Zoella. Vi como entraste en el despacho de Leonardo y como saliste llorando y Pablo entrando.

Otra persona que lo va a saber. Tan solo lo pienso y me entran arcadas. 

- Cuando lleguemos a la casa y estemos solas te lo cuento todo.

- Perfecto.

El coche se para enfrente de la casa. La casa es estupenda, el sitio es perfecto y todo va a salir perfecto.

- Os dejo chicas, cuando terminéis me avisáis.

- Vale- le decimos al unísono.

Sacamos todas las cosas del maletero y entramos a la casa. Está en perfecto estado y parece que es recién construida.

- Pues manos a la obra- digo feliz.

Mi vida enteraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora