Día de descanso, y de cotilleos.

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POV'S Hiroto.

No sabía exactamente cuánto tiempo llevaba durmiendo, sin embargo supuse que era más bien de noche, debido a las risas que escuché en la habitación de al lado, y si no me equivocaba eran las de Shirou y Gouenji, por lo que seguramente ya habían vuelto de su cita.

Midorikawa seguía durmiendo a mi lado, aunque ya no estábamos abrazados, y era porque éste en la cama no dejaba de moverse, se podría decir que era un torbellino cuando estaba en esta, un torbellino pequeñajo.

Me estiré en la cama, y seguido cogí mis gafas, las cuales se encontraban a mi derecha, en la mesita de noche, y a decir verdad no tenía mucha más ganas de seguir durmiendo, en parte había recuperado mis fuerzas perdidas.

Dirigí mi mirada a Midorikawa, y me quedé embobado por completo con su rostro, este dormía plácidamente con los pelos revueltos por toda la almohada, y con el rostro impasible, siempre solía estar así cuando dormía, y seguido acaricié un poco su melena, y su rostro con una sonrisa de tonto enamorado, me enamoraba, y juraría que cada vez me gustaba más y más, y que me volvía todavía más adicto a él si es que eso era posible. Él por su parte, ante mis caricias de puro amor, se quejó entre sueños ya que aún tenía la respiración profunda, por lo que pillé su indirecta, quería que lo dejase dormir tranquilo, y eso haría.

En un momento dado, mi estómago rugió, ahora que me percataba, y me fijaba más, tenía bastante hambre, y como sabía que no íbamos a salir, es decir mi novio estaba agotado, y yo en parte también, decidí ponerme el pijama, y dejarle seguir durmiendo, mañana era domingo, no habría que levantarse temprano, así que nos podríamos acostar tarde sin problemas en el caso de que no nos entrara el sueño.

Lentamente me bajé de la cama, intentando no despertarle, y Midorikawa lo único que hizo fue taparse con la sábana hasta la cabeza, dejando solo visibles sus cabellos revueltos. Solté una pequeña risa ante eso, y hasta con tales acciones, me parecía de lo más adorable, supuse que le entró frío al haberme bajado de la cama, y que por esto se hubo tapado hasta tal altura, no era la primera vez que le veía hacer aquello.

Sin más dilación, me puse el pijama, y bajé a la cocina despacio, tratando de no hacer ruido para no molestar a nadie, y menos a Midorikawa que claro, seguía durmiendo como una marmota. Nada más llegué a ésta, fijé mi mirada en el reloj de la pared de la cocina, y marcaban las nueve menos veinte de la noche, por lo que supuse que cenaríamos tarde, y por supuesto pensaba en ponerme a cocinar tiempo después.

Abrí un cajón de la cocina, cogiendo un paquete de filipinos para picotear, y se me quitase por momentos el hambre. Al momento después de llevarme uno de ellos a la boca, escuché una voz a mi espalda, al girarme vi que se trataba de Gouenji.

–Hola, bella durmiente–me saludó con una de sus sonrisas ladinas, y me atraganté con lo que comía, ¿cómo sabía que estaba durmiendo?–Si te preguntas, cómo sé que estabas durmiendo, Shirou y yo nos asomamos por la puerta de tu habitación–me decía como si nada, y mi rostro se comenzó a teñir de rojo, eso quería decir que...¡¿Me había visto dormir desnudo con él?! Me regañé a mí mismo, ¡ya sabía yo que tenía que haber cerrado la puerta con pestillo!–Y supongo que habréis hecho cosas de mayores–si quería que muriese, ya fuese por un ataque cardíaco por lo rápido que latía mi corazón, debido a los nervios, y a los recuerdos recientes de esta tarde, o bien muerto del calor, porque mis mejillas ardían literalmente, lo estaba consiguiendo–Solo hac...

–¡Maldito cotilla!–le contesté antes de que dijese lo obvio, que mi adorable novio me había dejado notables marcas en mi cuello, además yo estaba en desventaja al ser mucho más pálido que él, por lo que se me notaban mucho más, la próxima vez que viniese Gouenji, y Midorikawa y yo hubiésemos hecho este tipo de cosas, estaba por ponerme una bufanda, así seguro que no recibiría sus bromas sobre mi persona, adoraba burlarse de mí. Una vez que los dos dejamos de lanzarnos burlas, teniendo de esa manera una extraña amistad de amor-odio, nos sentamos en una de las sillas de la cocina, con el paquete de filipinos en medio, ya que al parecer el rubio también tenía hambre–Bueno, ¿y qué es eso de lo que querías hablarme, y de lo que no se podía enterar Shirou?–pregunté un tanto impaciente, me había tenido en vilo toda la tarde, ya era hora de que me lo contase, después de haber estado un buen rato con las tonterías.

Where are my memories? (Inazuma Eleven) (Goenji x Fubuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora