Te amo.

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Cuando la puerta se abrió totalmente, creía que me iba a dar un ataque al corazón de lo rápido que me latía, ante la posibilidad de que pudiera ser un ladrón o algo así, y que al percatarse de mi presencia, sin darme tiempo a reaccionar, apretara el gatillo de la pistola, dándome de lleno en la frente, y matándome al instante, mientras que todas mis ilusiones se iban, todos mis sueños sin cumplir se escapaban de entre mis manos, sin poder despedirme de todos mis seres queridos como era debido, sin haberle dicho a Gouenji cuanto lo amaba, cuanto necesitaba sentir su cuerpo sobre el mío, susurrándome lo mucho que me quería también, sintiendo como nos entregábamos por ese amor tan grande que sentíamos el uno por el otro, haciéndome ver que no era el único que amaba con locura, y que me necesitaba tanto como yo a él, pero eso no era lo único en lo que pensaba, si no que no podría haberme despedido de Hiroto, de haberle dicho que siempre me había dado un apoyo incondicional, y que atesoraba cada uno de nuestros momentos únicos, en los que nos reíamos de tonterías, donde nos contábamos todo tipo de cotilleos, o esos momentos de lágrimas, o sin poder hecho que Atsuya recuperase cada uno de sus recuerdos.

El caso es que tan solo eran paranoias extrañas, las cuales me había hecho en tiempo récord, es más en unos segundos, debido a que la persona que había salido de la cocina, no era ni más ni menos que Gouenji, aquel que producía millones de emociones alocadas en mí, que provocaba millones de rubores sobre mis mejillas pálidas con tan solo un par de palabras, o de esa forma que tenía de besar mis labios, ya fuera de esa manera lenta, y suave, deleitándonos tan solo a sentir el contacto de nuestros labios, aquella sensación de cálido contra frío, o esos besos desesperados, en los que nos transmitíamos lo locos que nos volvíamos en cuestión de segundos, y que por momentos eso no era suficiente, que necesitábamos probar más del contrario, esos momentos en los que tan solo necesitábamos fijarnos en el contrario, y dejarnos llevar completamente por nuestros sentimientos de amor hacia el otro, para fundirnos en un solo. A decir verdad, y aunque las palabras anteriormente dichas para él, me hubieran hecho un daño del todo indescriptible, yo seguía perdidamente enamorado de él, y necesitaba de su apoyo, y más en esos momentos en los que no se podría decir, que había comenzado el día con buen pie, no pude resistirme a la tentación, y simplemente, me lancé a sus brazos, mientras las lágrimas volvían a descender por mis mejillas, pillando a Gouenji completamente desprevenido al no esperarlo.

—¡Shuuya eres un idiota, me has dado un susto de muerte! —le regañé un poco nada más sentir como me correspondía al abrazo, sin atreverme a mirarle al rostro, debido a que no quería saber ni qué expresión tenía, y era más que obvio que había venido aquí para hablar conmigo, sobre el asesino en serie, no era tonto ni mucho menos, pero la inseguridad me envolvió por completo, de tan solo pensar en la posibilidad de que se pudiera separar de mí, por pensar que le estaba mintiendo o algo así, provocaba en mí una sensación de horror nunca antes sentida, mi corazón palpitaba tan fuerte, y rápido, que incluso lo sentía en mis sienes, no obstante, me era imposible no asustarme ante tal posibilidad, Gouenji era la persona más importante en mi vida, y a la que más amaba, no podía ni imaginarme un mundo sin él, sin mantener unas conversaciones serias o animadas, sin sentir sus fuertes brazos rodeándome, sin escuchar su risa, sin sentir mis labios sobre los suyos, o que me diera ese apoyo tan especial, que me ayudaba a superar todo lo que se me ponía por delante.

—Lo siento, no era mi intención asustarte, pero necesitaba hablar urgentemente contigo, y aunque te llamara una y otra vez, solo me has contestado una vez a mis llamadas solo para decirme que estabas con Hiroto, para luego llevarme la sorpresa de que no has aparecido por allí—me reprochó, dándome a entender que estaba un tanto enfurruñado conmigo, y aunque así fuera con delicadeza, me agarró con suavidad del mentón para después limpiarme las lágrimas, y darme un suave beso en la frente, por mí parte, le iba a responder enseguida, porque que yo supiera, no recordaba haber contestado a alguna de sus llamadas, ni haber dicho que iba a estar con Hiroto en el hospital, cuando había estado gran parte de la mañana durmiendo—Mira Shirou, realmente no quisiera pelearme contigo, porque no lo soportaría la idea de que esto se nos fuera de las manos, y que por culpa de estrés del trabajo, y del asesino en serie, acabemos por romper, así que si te parece, hablemos con tranquilidad—asentí con la cabeza, porque yo pensaba exactamente en lo mismo, y de esa manera el rubio agarró mi mano con suavidad, y mucho más tranquilo, y una vez que había dejado de sollozar, nos fuimos ambos al sofá para hablar más tranquilamente.

Where are my memories? (Inazuma Eleven) (Goenji x Fubuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora