Where are my memories? (Inazuma Eleven) (Goenji x Fubuki)

Un hermano alocado, y recuerdos inesperados.

POV'S Fubuki.

Realmente me era muy difícil creer lo que tenía delante, Atsuya estaba...Estaba en frente mía, a escasos centímetros de mí, a nada de poder tocarle, y de poder estrecharlo entre mis brazos, poder sentir que no era una ilusión por echarlo tanto de menos como lo echaba, y por su rostro deduje que él tampoco se esperaba verme en esta situación, es más ¿quién se lo iba a esperar? Nadie, tanto Gouenji como aquel chico rubio, estaban sorprendidos, tanto como yo, o incluso más, porque yo por mi parte encontrarme con mi hermano ya fallecido no tenía lógica, no la tenía por mucho que se la intentase hallar, y por la suya supongo que no sabía nada al respecto, sin embargo, y solo eran suposiciones mías, ya que al no saber lo que estaba sucediendo, no sabía muy bien qué pensar, después de todo, los cuatro nos habíamos quedado a cuadros al vernos.

Sin más dilación, me salí de la piscina, por no poder aguantar las ganas de abrazar a mi hermano, y de convencerme a mí misma, que no estaba viendo su fantasma por mucho que me hacía falta en mi vida, lo mucho que necesitaba sus palabras de aliento, y cada una de sus bromas, ya fueran para meterse con mi persona —lo que solía hacer a menudo cuando éramos pequeños, aunque era el cariño de hermanos—, o para hacerme reír con cada uno de sus alocados pensamientos, porque estaba totalmente seguro, de que en estos últimos años, no había cambiado nada, que seguiría siendo el mismo Atsuya de siempre, con la única diferencia de que estaba mucho más mayor, al igual que yo.

A pesar de estar totalmente empapado, y de estar mojando su camiseta, él me abrazó contra él, y yo hice exactamente lo mismo, como si ninguno de los creyésemos que nos teníamos delante, después de aquel accidente fatídico, en el que creía que había perdido a Atsuya para siempre, mas no era así, estábamos juntos, después de todo el dolor que había pasado a lo largo de mi adolescencia, deseando una y otra vez verme con Atsuya aunque fuese una vez más para escuchar su voz de nuevo, para comprobar que no estaba solo, que él velaba por mí, y aunque no fuera así al fin y al cabo, porque estaba vivo, eso era lo mejor después de todo, y a pesar del tiempo perdido, por supuesto que podríamos recuperarlo de nuevo, estábamos juntos después de todo, tenía un apoyo más aparte de Gouenji, que por supuesto me animaba a seguir adelante, y que sin llegar a dudas, me enamoraba cada vez más.

Aún no decíamos nada, ni una simple palabra, tan solo disfrutábamos del contacto entre nosotros, deleitándonos a sentir que nunca más no íbamos a separar, y que nos íbamos a tener para lo que sea, ya que nuestra relación de hermanos desde siempre había sido única, y especial, no sabía si era debido a que éramos mellizos, o que tan solo nuestras personalidades congeniaban al pie de la letra, y tan solo me sobraba con saber que nuestra relación era de lo más sólida. Y cuando menos me lo esperé, sentí como como me abrazaba más fuerte, y que apoyaba la cabeza en mi hombro, y a los pocos segundos después, sentí como comenzó a sollozar en silencio, como si no quisiera que ninguno de los demás presentes, es decir tanto el chico rubio, como Gouenji, se diesen cuenta de que estaba llorando, y con tal de animarle, le abracé todavía más, mientras le acariciaba la espalda, sabía bien que eso solía animarle cuando estaba mal.

—Venga, Atsuya tranquilo, no llores, no nos volveremos a separar más, te lo prometo—fue lo primero que se me vino a la mente, y fue lo que dije con tal de subirle un poco los ánimos, no quería que llorase, aunque si lo necesitaba para calmarse, a mí no me importaba que se desahogase hasta quedarse seco, soltar lo que uno llevaba dentro, era una de las mejores opciones que uno puede hacer, cuando le ocurre algo, debido a que después cuando se levantaba, se hacía cada vez más fuerte, o por lo menos lo que me pasaba a mí cada vez que lloraba, y alguien estaba ahí para animarme. Él tan solo asintió, sin querer separarse de mí, y dándome a entender, que por supuesto, yo le tendría a él para lo que fuese.