La verdad que sale a la luz.

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Gouenji se encontraba en el baño haciendo sus necesidades, el albino tardaba mucho en despertarse y a pesar de mostrarse impasible estaba de lo más atacado, y eso le había llevado a que fuese urgentemente al baño, aunque en estos momentos no estábamos para contar los problemas que éste estaba teniendo en aquel cuarto. El caso era que no era tonto, sabía que algo le había pasado a Fubuki algo grave como para ir corriendo tan deprisa como lo hacía, y desmayarse nada más chocarse con él, y al no saber lo que le ocurría provocaba que su corazón se oprimiera de manera dolorosa, su imaginación volaba constantemente y eso no le ayudaba precisamente a tranquilizarle, sus nervios le atacaban de tal manera que su barriga al final se había soltado, ¿qué había visto, u oído para estar tan asustado? No podía despertarle, a pesar de que lo ansiaba para poder animarle para poder susurrarle en el oído que todo estaría bien y que no iba a pasar absolutamente nada, que siempre iba a estar a su lado, que le protegería de todos los males necesarios que acechasen contra su persona, pensaba que ya había sufrido lo suficiente como para que algo peor sucediera en su vida, pero claro, si sucedía en la de Fubuki Shirou, también le afectaba a él, porque el albino, era su vida entera, y estaba convencido sobre que si le perdiera, se le iría completamente la cabeza, sería como estar vivo por fuera, mientras su corazón se hacía trizas de manera lenta y dolorosa, y el estrés por el caso que no lograba comprender del bloodthirsty le tenían tan estresado que en algunas ocasiones era incapaz de pensar de manera positiva, temía que algo le sucediera, que algo impidiera que estuvieran juntos para siempre tal y como se habían prometido.

Gouenji estaba de lo más confundido con el caso, por una parte seguía pensando que su novio, a pesar de que tan solo pensarlo su corazón dolía con una fuerza que no podía expresar del todo con palabras, porque le era del todo indescriptible el dolor que le invadía tras desconfiar de su inocencia, y por otra no estaba seguro sobre si sus deducciones eran correctas o no, ya que aún no comprendía algo sumamente importante, y es que si Fubuki era el asesino, ¿entonces cómo era posible que en el último asesinato, hubiera tenido cuartada? Porque la hora de la muerte de Dylan, coincidía justamente cuando el albino había pasado tiempo con él, cosa que obviamente le alegraba porque eso le hacía ver que no se trataba de aquel asesino sin escrúpulos, de todas formas, ¿un ángel como él, iba a ser un demonio de tan calibre? Eso era completamente imposible, y pensarlo de aquella manera le tranquilizaba, no obstante, seguía sin saber quién era el verdadero asesino, ya que había llegado a la conclusión de que Kasumi tan solo había sido una ayudante temporal, por motivos que él desconocía porque ésta se negaba a hablar.

Tras haber finalizado, no sabía cuántas veces había ido al baño en aquella mañana en la que esperaba con impaciencia a que Fubuki despertase —y él que solía tener bastante paciencia, ésta había desaparecido cuando menos se lo esperó—, escuchó un grito desgarrador provenir de su habitación, y nada más subirse los pantalones, corrió hacia la puerta del baño abriéndola para dar paso a la suya. Fubuki se encontraba sentado sobre su cama abrazado a sus rodillas con la cabeza escondida en dicho lugar, mientras lloraba de manera desconsolada, y el rubio de lo más preocupado, y con los nervios a flor de piel por no comprender lo que le pasaba, por no comprender por qué lloraba de esa manera tan desconsolada, con tanto dolor impregnado en cada parte de su ser, se acercó a él, acariciándole el cabello le dio una señal de que se encontraba allí a su lado. Fubuki alzó la mirada, y le partió el corazón verle tan atacado de los nervios, tan asustado, tan mal por algo que ignoraba.

—Shirou, por favor cuéntame lo qué te pasa, quiero animarte, y me estoy preocupando mucho porque no sé lo qué te ocurre—le expresó con voz dulce, mientras le limpiaba las lágrimas que descendían de sus bonitos ojos, mas, le era imposible, porque de nuevo el albino volvía a sollozar desconsolado, éste tan solo trataba de explicarse de manera un tanto torpe, y nerviosa, su voz estaba completamente rota, y eso le dificultaba el habla, tanto que Gouenji era incapaz de saber lo que le estaba explicando—No te estoy entendiendo, cuando estés más tranquilo me lo dices, y aunque tengo mucha paciencia, esta se me está escapando porque deseo encontrar las palabras claves para animarte, y ver esa sonrisa que tanto me enamora—el albino sonrió levemente ante sus palabras, y seguido abrazó a Gouenji con fuerza, y éste le correspondió acariciándole la espalda, tendría la paciencia suficiente como para esperar a que se tranquilizase, y que de esa manera le contase qué era lo que le tenía tan mal. Lo que Gouenji ignoraba era el hecho de que desde que comenzó a desconfiar de Fubuki, a ese cruel asesino que lo era sin percatarse sin ni siquiera percatarse de aquel hecho, lo tenía constantemente en su vida, era aquel con el que se iba a casar en cuestión de meses. Una vez que su adorable novio, había dejado de sollozar, o por lo menos hacía el intento de no volverlo a hacer, se separó de él para mirarle, seguramente la explicación de su llanto vendría a continuación, pero ¿estaría preparado para asimilar todo lo que iba a escuchar de sus labios?

Where are my memories? (Inazuma Eleven) (Goenji x Fubuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora