4. Luna de Miel

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Mientras camino Lucía mueve sus piernas buscando soltarse de mi y sus brazos delgados se mueven tratando de que pierda el equilibrio

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Mientras camino Lucía mueve sus piernas buscando soltarse de mi y sus brazos delgados se mueven tratando de que pierda el equilibrio. ¡Si ella supiera la forma en que me muevo por los árboles desistiría de ese intento! pero debo admitir que me gusta su energía: Se mueve mucho y grita los mayores improperios que haya oído en mi vida después de un Cortejo, creo que eso nunca lo había escuchado de un lobo luego de traer a su mujer al Clan ¡haremos historia!

Personalmente esperaba que luego del Cortejo se durmiera, así sería más sencillo llevarla por el bosque, mis hermanos y otros lobos me han dicho que sus mujeres lo han hecho así. Eso demuestra lo única que es mi querida chica con capucha roja, esto me hace sonreír tontamente.

Lucía logra darme un codazo en el pecho que me hace soltarla. Sus pies tocan la tierra y sale corriendo con su pecho oculto con sus manos, yo niego con la cabeza divertido. Cuento hasta diez en mi mente y salgo en su búsqueda y en menos de un suspiro logro estar adelante de ella. Su cuerpo desnudo choca contra el mío y la abrazo riendo ante su rostro de sorpresa antes de darle una vuelta por el aire y robarle un beso de sus labios. Ella me mira con furia ante mi comportamiento ¡no puedo evitarlo!

— ¿Qué? — le interrogo divertido— ¿Realmente crees que puedes escapar de mí, querida?

Ella me desafía con su mirada azulosa, debo admitir que se ve bien bonita enojada.

— ¡Vamos! —le sonrío— ¡No me veas así!, soy mucho más rápido que tú, mi caperucita. No puedes huir de mí y si no te viera, de todas formas te encontraría con mi buen olfato— Me acerco a ella hasta que la punta de mi nariz rosa la suya—Además, no esta bien que una pareja recién casada se vaya por lugares diferentes.

Lucía busca empujarme y le doy esa posibilidad liberándola de mis brazos.

— ¡No estamos casado lobo, mételo bien en la cabeza! — me grita mientras busca cubrirse con su capucha ante su pecho descubierto mientras sus mejillas volvían a enrojecerse, tal vez por una mezcla de enojo y vergüenza (más por la segunda, creo)— ¡No pienso pasar mi vida con un ser que disfruta de la muerte y las violaciones!

— ¿Muerte y violaciones? — consulté divertido— Veo que no estas entendiendo, ¿eso no es algo que los humanos disfrutan?

Lo digo afirmándolo. He pasado gran parte de mi vida observando a la gente que rodeaba a Lucía y debo admitir que nunca me gusto aquel mundo. Mi caperucita estaba rodeada de gente sin escrúpulos y malintencionada, se aprovechaban de lo mínimo para hacer sufrir a la gente. Muchas veces oí de gente cercana a Lucía como hablaban mal de ella, especialmente las mujeres ante su carácter distinto y a los hombres observándola como un pedazo de carne. Solo la Luna en el cielo sabe cuanto logre canalizar mi ira sobre ellos para no hacerlos desaparecer en el bosque por siempre. En mi Clan sería valorada por sus cualidades, todos lo somos, incluso lo más débiles del Clan, los omega aquellos lobos que se encargaban de tareas domésticas tenían cualidades útiles entre todos.

El Cortejo de VelkanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora