26. Sollozos de Lobo

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Había cambiado algo entre nosotros luego de esa larga y necesaria conversación

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Había cambiado algo entre nosotros luego de esa larga y necesaria conversación. No podía concluir que nuestra relación estaba mejor, sin embargo, nuestro trato era más agradable y Lucía lo mostraba en su forma de ser.

La daga decidí envolverla y guardarla. No podía deshacerme de ella al ser, tal vez, el último vínculo que Lucía tenía con Gabriel, pero aprendí a que no me agotara guardándola en un agujero de tierra que estaba cerca del lado de dormir de mi esposa. Además, ella se sentía segura con aquel objeto cerca de ella. Las noches también habían cambiado, Lucía con el tiempo aprendió a acurrucarse cerca mío antes de quedarse dormida mientras jugaba con los rizos de su cabello. Su rostro seguía pálido y cansado pero la expresión en sus ojos se había relajado luego de la promesa que le hice.

Alguna vez dije en el pasado que no habría posibilidad de que nos separaran puesto que eso no pasaba en el Clan, pero luego de que he aprendido puedo decir que me he equivocado nuevamente. Me dolería hacerlo, pero era lo correcto.

No sé qué pasará con mi hijo, me quiero quedar con él, pero de seguro aprendería lo que yo en su juventud ante el entorno en que se mueve, no soy capaz de ir en contra de las creencias de mi gente, empiezo a entender el miedo de mi padre cuando comenzó a sentir algo por mi mamá. Con Lucía, ese pequeño cachorro podría pasar una vida fuera de esta cultura. Mientras tanto, su vientre crecía y podía sentir a ese lobito nadando en el interior de mi caperucita cuando ponía su mano alrededor de su ombligo en el momento en que ella dormía.

Mi pobre padre sigue débil, mamá le acompaña y alimenta en todo momento. Tuve la oportunidad de verlo mientras mi madre cosía unas piezas de cuero ha su lado para crear una chaqueta.

No puede hablar mucho y se ve cansado, pero quiero contarle lo que ha pasado. Ambos escuchan de la resolución que he tomado luego del nacimiento de mi hijo.

— Buena decisión — me habla débil mi padre con sus ojos negros y una sonrisa en su cara agotada.

Mamá me abraza con cuidado, confirmándome que está de acuerdo conmigo.

— Lucía merece un nuevo comienzo — me dice y yo asiento con algo de pena.

Me duele pensar que le debo decir adiós en algún momento, sin embargo, he tenido la oportunidad de estar más tiempo con ella. Comemos juntos o con mis hermanos. Fausto sigue muy callado conmigo a lo que Rue busca relajarlo e ingresarlo a las conversaciones. También traen a mis sobrinos, Iván y Pampin están grandes y el primero le gusta cuidar de su pequeño primo cuando juegan. Lilly le da permiso de tomarlo y el mayor le hace caras graciosas y le da besos en la mejilla.

Lucía observa esta imagen con una sonrisa suave y agradable.

— Has estado muy silenciosa Lucía— dice Lilly— ¿Te has sentido bien?

Lucía asiente.

— No es que no quiera hablar, pero ver cómo se comporta Iván me trae buenos recuerdos de cuando era niña.

El Cortejo de VelkanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora