6. Relajo Encontrado.

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Alzo mi nariz y la pista de su aroma es lo que necesito para comenzar a perseguirla, inicio su búsqueda y en poco tiempo veo ondear la tela roja de sus ropas en medio del bosque

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Alzo mi nariz y la pista de su aroma es lo que necesito para comenzar a perseguirla, inicio su búsqueda y en poco tiempo veo ondear la tela roja de sus ropas en medio del bosque.

La asusto al tomarla del brazo, un pequeño grito escapa de su boquita y mi su mirada me alcanza llena de miedo y sorpresa ante la presión sobre su piel.

—¡Suéltame! — me grita golpeando mi brazo con su puño libre.

Forcejea un poco, pero es inútil ante la fuerza con que la tengo se rinde luego de sus intentos.

— ¡Maldición, Lucía! — le exclamo furioso— ¡Qué tontería pensabas hacer!

— ¡Liberarme de ti! — me grita enfurecida.

— ¿De mí? — le pregunto sin entender – En serio ¿qué te pasa?

— ¿Y tienes el descaro de preguntarme, animal? — sus ojos chispean de furia.

Un sonido me saca de la conversación con mi mujer, son pasos fuertes y que arrastran la tierra en compañía a un olor de pelo y humedad.

— ¡Shhh! — le susurro a Lucía antes de ponerle una mano en la boca para que deje de hablar. Ella busca protestar, pero logro calmarla y le ruego con la mirada que deje de hablar. La tomo de la cintura y aparto del camino escondiéndonos entre unas rocas, siento a Lucía incómoda, pidiendo una explicación, pero cuando ve la silueta oscura que se aproxima entiende y busca calmarse.

Un ser de dos metros y de movimientos toscos se aproximaba, su forma desfigurada aparece ante nuestra vista, el cuerpo está torcido, camina ayudado de sus manos rotas y llenas de pelo negro en conjunto a una solitaria pierna que le sirve de equilibrio. Su rostro, humano y desfigurado, observa alrededor buscando captar algo con sus ojos idos mientras su boca, de labios grandes y rotos babea de vez en cuando.

Voltea hacia nuestra dirección, logro esconder a Lucía y a mí de los ojos inexpresivos de aquel ser justo a tiempo. Al voltear encontramos la extremidad inferior perdida pegada a su espalda.

Mis oídos captan un sonido gutural del ser peludo y su nariz olfateando el aire hacia nuestra dirección. Por más que sea un ser de pensamiento lento y torpe sabe que hay algo extraño a su alrededor. Mis brazos sienten como Lucía tiembla, su respiración se agita y siento el ruido de su corazón sobre mi pecho.

Esta asustada y no puede evitarlo. La comprendo muy bien, de seguro para ella no es normal ver a esa criatura dando vueltas tan cerca de ella, tampoco lo es para mi. Se supone que ellos cuidan lugares donde asisten los brujos, tal vez haya uno de ellos cerca y es uno de sus lacayos.

Quito mi mano de su boca y acaricio los rizos oscuros de Lucía, buscando que se tranquilice. Lucía, juro que te protegeré.

Se escucha el sonido de hojas ser aplastadas, y un gato salvaje aparece en el campo de vista de la criatura, este lo sigue con la mirada hasta que el animal se pierde entre los arbustos. Parece haber olvidado nuestro aroma al ver al animal aparecer por su campo de visión.

El Cortejo de VelkanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora