11. El error, el temor.

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Los ojos azules de Lucía parecieran ponerse más claros al no parpadear, se ven amenazantes, en conjunto a su cabello salvaje, negro y rebelde, la hace ver peligrosamente bella

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Los ojos azules de Lucía parecieran ponerse más claros al no parpadear, se ven amenazantes, en conjunto a su cabello salvaje, negro y rebelde, la hace ver peligrosamente bella. Es una imagen que no deja indiferente y que me complica reponerme de sus palabras. Tengo una molestia en el pecho que junto a mi aguante de respiración involuntario me deja desarmado, no sé como reaccionar, todavía estoy procesando lo que me ha dicho.

Al final lo único que se me escapa es preguntar un "¿Qué?"

— ¿Por qué me salvaste, maldito? — vuelve a preguntar siseando cada palabra.

Yo rio de manera nerviosa haciendo enojar más a Lucía, lo sé por el fruncir de sus bonitas cejas.

— No digas tonterías, linda— logro responder buscando restarle importancia a sus alegatos— ¿En serio pensabas que te iba a dejar morir?

Me compongo del golpe y de la posición en que Lucía me dejó, sentándome en el piso mientras Lucía continúa sentada entre las pieles.

— Eres lo más importante que tengo, Lucía— le declaro— Era obvio que buscaría cualquier forma de salvarte.

— ¡Yo no quería eso! — me grita encolerizada.

— ¿Qué dices? — le interrogo casi en un susurro.

El labio de Lucía tiembla de enojo, sus pequeños dientes se encuentran juntos en lo que puedo ver de su boca.

— ¡Quería irme! — declaró dejándome frío— Apartarme de este mundo, de esta casa, este lugar.

Me mira fijamente de una manera que denota odio.

— Alejarme de ti.

Respiro hondo buscando canalizar esa sensación incómoda en mi pecho y que continuaba creciendo cada vez más mientras Lucía seguía hablando.

— ¡Eres un monstruo! — me dice haciendo que sus ojos fueran decorados con sus cejas fruncidas— ¿Crees que me interesa vivir aquí contigo luego de las abominaciones que has hecho?¡me secuestraste, violaste además de asesinar a la persona que más quería en el mundo!

¡Esa maldita de Isabel volvía a la vida ante el recuerdo de Lucía haciendo que mi cólera aumente! Esa sensación llena mi corazón y genera que mis facciones cambien. Busco frenar esto, pero Lucía ha abierto la caja del caos.

¡Aguanta Velkan! ¡Por favor aguanta!

¡No puedo!, el odio se apodera de mi mente, así como la rabia. ¡Maldita Isabel y esa declaración de Lucía!

Isabel no merecía el cariño que le profesaba mi caperucita. Debía ser yo quien debía tenerlo al traerla a vivir una nueva vida, quien ha cuidado de ella, la ha alimentado y la ha hecho sentir querida. ¡Me desvivo por ella y me hace esto!

Isabel nunca hizo nada por ella y se gana lo más apreciado que tiene Lucía, su corazón devoto. El corazón devoto que debía ser mío, únicamente mío.

El Cortejo de VelkanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora