14

58 11 0
                                    

Pasaron dos semanas e Ingui no salió de su cuarto ni para comer.
Kinoi ya se estaba preocupando, a Élenor de vez en cuando, le preguntaba si la había visto por el patio, pero claro, esta le decía que no.
También todas las mañanas a primera hora de clase, se la saltaba para ir a la casa abandonada para ver si la veía, pero no había resultado, no veía a nadie, pero de todas formas no perdía la esperanza e iba todas las mañanas.
Ingui sin embargo, se pasó los días llorando, aunque fuera sin lágrimas, de vez en cuando, dibujaba y otras, miraba por la ventana recordando aquella noche que pasaron juntos.
Un día por la tarde, de la rabia, le pegó un golpe a la mesa, con la mano derecha, con el puño cerrado, de ella, salió una llama de fuego. Quedó perpleja, ¿eso lo había hecho ella?, con curiosidad abrió la palma de su mano y vio que de ella salió otra llama, pero esta se contuvo en el aire como su hubiera salido de un mechero.
Mientras admiraba su nuevo poder, no se dio cuenta que unos papeles que había sobre la mesa, se estaban quemando, rápidamente los cogió y comenzó a soplarles para ver si había resultado, y lo hubo, pues, un solo soplido bastó para que las llamas hubieran desaparecido. ¿Otro poder o sólo casualidad?
Llamaron a la puerta.
-Ingui, abre, tienes visita.- le dijo la abuela.
Esta se dirigió a la puerta y la abrió, mientras caminaba por el pasillo pensó un poco ilusionada lo que le había pasado hace nada, pero al llegar a la puerta de la entrada, se le borró toda la ilusión, era Élenor.
-¡Hola!- dijo esta siendo amable.
-Qué haces aquí.- dijo Ingui secamente.
-Vengo a entregarte todos los ejercicios y trabajos que hemos hecho durante estos días que has faltado a clase para que los hagas y no pierdas el ritmo.- le dijo con una sonrisa falsa.
Ingui los cogió.
-Ya te puedes ir.- dijo dándose la vuelta dirigiéndose hacia su cuarto.
-¡Hasta luego!- dijo Élenor.
La abuela se despidió de ella y le cerró la puerta, Ingui ya había cerrado la suya con pestillo.
Una vez dentro, le echó una ojeada a lo que le había dado, al mover una libreta, se le cayó una nota, ponía: "Para Inguiy esta curiosa la abrió:

"Querida Ingui:
Desde esa noche que pasamos juntos, no dejo de pensar en ti.
No por qué razones no has venido a clase durante estos días, pero te echo de menos, necesito verte de nuevo para saber que estás bien y para decirte otra vez que te quiero.
Todas las mañanas en la primera hora de clase, me dirijo a esa casa abandonada donde nos conocimos, para ver si te veo y estrecharte entre mis brazos, pero no te encuentro, aún así voy, no pierdo la esperanza.
Creo que ya está todo dicho, espero verte pronto.
Kinoi."

Ingui abrazó el papel, tenía que salir de su casa con cualquier escusa sólo para verle.
Tenía que hacer algo.

Todo es extraño [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora