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Un rayo de sol molestó a Kinoi al rozar su rostro, se movió del sitio abrazando a Ingui por la espalda acariciando su barbilla por su hombro suavemente, pero esto no duró mucho.
Llamaron a la puerta.
-¿Ingui, estás despierta?- le preguntó la abuela alzando la voz para que pudiera oirla.
Ingui se levantó sobresaltada, desnuda, buscando su ropa.
Kinoi se levantó buscando la suya.
Los dos se vistieron rápidamente y Kinoi estaba dispuesto a salir por la ventana, pero esta lo detuvo.
-¿Vendrás a por mi?- le preguntó agarrándole del brazo.
Este sonrió.
-Claro pequeña.- le contestó despidiéndose con un beso, se transformó en una sombra y se esfumó entre las sombras velozmente.
Ingui cogió los dos antídotos que robó la noche pasada y los guardó dentro del joyero que había encima del tocador.
Abrió la puerta.
Recibió a su abuela con una amplia sonrisa, esta la miró extrañada.
-¿Te pasa algo?- le preguntó frunciendo el ceño.
-¿Me tiene que pasar algo?- le contestó esta con la pregunta.
Se hizo el silencio hasta que la abuela reaccionó.
-Te esperan abajo.- le dijo finalmente.
Esta salió de la habitación, pero antes de que se dispusiera a salir le susurró al oído:
-Tengo el antídoto.- le dijo manteniendo su sonrisa. -Te lo daré esta noche.
Ella no dijo nada, se quedó en el sitio donde estaba mientras que veía a su nieta dirigirse a las escaleras.
Ingui al bajarlas se encontró a Loens, entonces se acordó cuando Kinoi le atacó dejándolo inconsciente.
"No se acordará de nada" resonó la voz de Kinoi en su cabeza.
-Buenos días guapa.- le dijo este con una sonrisa picarona.
"Vale, no se acuerda de nada." pensó afirmando lo que le dijo Kinoi.
Lo ignoró y miró a la puerta de la entrada, miró a una anciana no muy agradable que la miró de arriba abajo.
-¿Esta es la señorita Ingui?- le preguntó la anciana a Jake que estaba a su lado.
-Si.- respondió este.
-Ven niña, hay que prepararte.- le dijo mientras que la agarró del brazo.
Fue arrastrada hasta una habitación que Ingui aún no había visto de la casa, era un despacho, pero estaba vacío.
Al cerrar la puerta, sacó de una bolsa un vestido de novia blanco.
-Vístete.- le ordenó.
Ingui se dio la vuelta alejándose de la anciana a una esquina de la habitación con el vestido.
Se desnudo mientras que lo contemplaba.
"Demasiado brillo." pensó.
-Venga niña, que no tengo todo el tiempo.- le dijo la anciana cruzándose de brazos.
Se dispuso a ponérselo mal diciendo a esta.
Una vez que se abrochó la pequeña cremallera que había en el costado se dio la vuelta y vio que aquella anciana colocaba un taburete en el centro de la habitación.
-Sube.- le ordenó señalando el taburete.
Esta la miraba enfurecida y se dirigió al taburete, una vez que se había subido, la anciana, empezó a ajustarle lo que le quedaba grande con un alfiler.
Cada vez que le colocaba uno le pinchaba, la maldecía a regañadientes mientras que apretaba su puño con fuerza.
-Niña deja de moverte.- se quejó la anciana.
Esta ya explotó.
-Perdóneme señora, no es mi culpa que usted no sepa poner alfileres sin pinchar en la piel.- le dijo con una sonrisa forzada.
Esta la miro por encima de las gafas.
-Vaya, parece ser que sabes hablar.- le dijo riéndose.
-Siga con lo suyo señora, ¿no decía que no tenía todo el tiempo del mundo?- le contestó Ingui mirándola con aire de vencedora en esa conversación.
La anciana se dispuso a seguir colocando alfileres para ajustar el vestido a su cuerpo, pero esta vez le pinchaba de vez en cuando aún más fuerte.
Ingui aguantó aunque a la vez quería salir de ahí.
-Guau...- le oyó desde la puerta.
Era Loens.
Estaba con la boca abierta mirándola de arriba abajo sin perder ningún detalle, no salió de su asombro hasta que Ingui le llamo la atención.
-¿No sabes que ver a la novia antes de la boda da mala suerte?- le dijo con una sonrisa falsa.
-S-si.-contestó nervioso sin saber donde mirar; suspiró. -Quiero que vengas conmigo un momento.- le dijo a esta sonriéndole.
La anciana paró de colocarle alfileres y se apartó para que Ingui pudiera bajar del taburete, esta sin pensarlo bajó y se dirigió a Loens, el cual le tendió la mano para que esta se la diera y para que la anciana no sospechara decidió cogerle de la mano y salieron de ahí dirigiéndose a la puerta que daba al jardín trasero de la casa.

-Diwali nos abandonó por una de la familia Gremmie- dijo un wampus de pelaje castaño con unos ojos verdes oscuros.
-Entonces dirijo yo.- dijo un wampus de pelaje negro con el ojo derecho de color verde y el izquierdo color rojo.
Todos los wampus se mantuvieron en silencio.
-Es lo mas justo, él es el hermano de Diwali.- dijo un wampus de pelaje blanco, sus ojos intercambiaban de color.
Todos asintieron a la vez.
Comenzaron a aullar para nombrarle jefe de los wampus.
"Diwali gran Diwali" decían aquellos aullidos bajo la noche estrellada.

A Ingui se le puso la piel de gallina tras oír aquellos aullidos aterradores.

Todo es extraño [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora