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-Ingui...- le llamaba una mujer.
Esta se había quedado completamente dormida y no oía nada.
-Ingui...- volvió a llamarle la mujer.
Esta apretó los ojos con fuerza y los abrió, se levantó del escritorio y se quedó mirando aturdida a una mujer translúcida que flotaba en una esquina de su cuarto.
No pudo distinguir los colores de su cabello y de sus ojos, pero el rostro le parecía familiar, no se acordaba de que.
-¿Quién eres?- preguntó esta aún dormida.
-Soy tu madre.- contestó sonriente.
Esta no daba crédito a sus palabras y no la creyó.
-Mi madre esta muerta.- contestó sin miramiento ninguno.
-Por un wampus, ¿cierto?- le dijo esta para que la creyera.
Ingui no salía de su asombro, tras la contestación del fantasma, no sabía si creerla o no, ¿y si era una trampa?
-Ingui, vengo del más aya para avisarte de algo que aún no sabes.- la desvió de sus pensamientos para que se centrara aún más en ella.
Esta sólo se dispuso a mirarla con atención, y aquella mujer fantasma siguió.
-Pequeña, mañana, van a intentar matarte.- le avisó.-Mañana es el día de la luna mel, tu familia, tanto de la luz como de la oscuridad, se juntarán para unir sus fuerzas y acabar con los wampus.- suspiró.-Cuida tu vida y no te hundas por cualquier muerte si no es por un ser querido. La familia que formamos parte de la oscuridad tenemos ese defecto,- se rectificó- si nos centramos en alguien que ha muerto y te sientes afectada, pierdes tus poderes, tienes que ser fuerte, sin embargo si eres afectada por la muerte de un ser querido, puedes llegar a salvarlo.
Ingui no tenía palabras, no sabia que decir, ¿por qué no le dijo todo eso su abuela?, ¿y si se siente afectada por todos?, ¿qué pasaría a parte de perder los poderes?.
-Pequeña, sólo tú puedes evitar que nada de eso suceda.- le dijo aquella mujer acercándose a ella. -Tú realizas dibujos de muertes, puedes inventártelos y se harán realidad, puedes matar a todos los wampus, sólo dibujando su muerte.- le sonrió.- Tú dibujas el destino de cada ser vivo de esta tierra, tú puedes acabar con todos si quieres.
Un poder inhumano recorrió todo el cuerpo de Ingui, tenía ansias de matar, quería ver a la gente sufrir, sobre todo a los wampus.
La mujer tras ver la reacción de su hija, hizo un gesto de despedida y desapareció.
El cuervo aún estaba en el borde de la ventana observando todo el interior de la habitación, Ingui lo miró y cogió su cuaderno, dibujó observando detenidamente aquel animal inocente y una vez que había terminado, las lineas del dibujo se volvieron color sangre y el cuerpo del ave, calló tendido al suelo de la habitación, había muerto.
Esta sonrió maliciosamente.

-¿Tú eres Kinoi?- preguntó Diwali.
-Si.
-Has decidido unirte a nosotros, ¿es así?- dijo caminando hacia él con las patas traseras.
-No he decidido nada, soy uno de los vuestros.
Ante esta respuesta Élenor se quedó sorprendida, miró a su alrededor buscando alguna respuesta ante el cambio tan radical de Kinoi y al mirar la luna supo la respuesta.
Era el comienzo de la luna mel, mañana no será de día, una luna roja como la sangre abarcará el cielo y hará que todo lo que esté debajo de ella sea bañado por su color.
Todos los fallecidos bajo la luna mel, revivirán furiosos por la causa de su muerte, con sed de venganza.
Kinoi había sido afectado por aquella luna, había sentido el mismo poder inhumano que sintió Ingui y tenía ganas de acabar con todos.
Mañana sería el gran día, el día de la boda de Ingui, el día de la luna mel, el día en el que dos bandos luchan entre ellos con ansias de matar y acabar con el bando opuesto.
Sólo la luna mel vería aquella imagen sangrienta, sólo un bando será el vencedor de la batalla.
Para Kinoi ya no existía Ingui y para ella no existía él.
La luna mel fue la causante de todo aquello, por culpa de ella, ninguno de los dos tenían corazón y sus ojos se volvieron oscuros sin vida, ya nada le parecían importante, esperaban ansiosos el día de mañana.

Todo es extraño [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora