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Del cansancio, Kinoi se tumbó en la cama de Ingui tirándose bruscamente sobre ella, había gastado muchas energías por tanta transformación seguida.
Ingui cerró la puerta de la habitación con pestillo y cerró la ventana de la habitación corriendo tras de si las cortinas, no estaban completamente a oscuras, la luz de la luna los iluminaban con un rayo lunar azul.
Esta se desnudó y se dispuso a ponerse otro pijama más fino, había corrido mucho y el pijama que llevaba puesto, le daba mucha calor.
Kinoi al verla se levantó y se dirigió hacia ella, la abrazó cariñosamente por la espalda y empezó a besarla por el cuello dejando sus manos en el abdomen de ella apretándola delicadamente contra él para que no se pudiera escapar.
La piel de Ingui era muy suave, Kinoi pudo deslizar perfectamente su mano por los senos de esta y bajarle la parte de arriba de la ropa interior.
El sostén cayó al suelo y Kinoi rodeó sus senos con sus grandes manos cariñosamente.
Ingui no se movió desde que Kinoi comenzó a actuar. Tras sentir sus senos descubiertos y que Kinoi los tocaba de una manera lenta y repetitiva, no pudo reprimir un pequeño gemido el cual Kinoi lo escuchó perfectamente.
La giró entre sus brazos y pudo verla de frente, ella estaba avergonzada y se tapó la cara con el pelo, pero este le puso un mechón detrás de la oreja y le agarró el mentón cariñosamente alzándolo hacia arriba para mirarla a los ojos.
-No tienes por qué avergonzarte.- le dijo con una sonrisa y le dio un beso mientras que la cogía del culo y la alzaba hacia arriba, esta se enganchó a él con sus piernas y este la llevó a la cama poniéndose encima de ella mientras que sus lenguas se entrelazaban en ese beso tan deseado y apasionado.
La mano de Kinoi se dirigió hacia la parte íntima de Ingui y hábilmente le quitó la parte de abajo dejando su zona íntima al descubierto.
Kinoi paró de besarla y se quitó la camiseta y los pantalones quedándose sólo en bóxer.
Ingui pudo observar que su miembro viril había tenido una pequeña erección, Kinoi le sonrió y le acarició el muslo llegando de nuevo a su zona íntima volviendo a besarla.
Los dedos de Kinoi rozaron el comienzo de la zona íntima e Ingui se ofreció abriendo sus piernas.
Kinoi comenzó a redondear con la llema de su dedo el clítoris de esta alternando las velocidades. Ingui pudo notar cómo su abdomen se contraía y un pequeño hormigueo en el estómago, pero no le hizo caso y se concentró en su respiración; a medida que Kinoi alternaba las velocidades, su respiración era entrecortada mezclada con un pequeño hilo de voz de un gemido.
Esta vez, Kinoi se dispuso a introducir uno de sus dedos dentro de ella seguidamente y lentamente para que su pequeño agujero se dilatara y no le doliera.
Una vez que ya estaba dilatado, su velocidad aumentó e Ingui no pudo aguantar un gemido el cual hizo que Kinoi se pusiera más cachondo.
-Ki-Kinoi...- jadeó Ingui su nombre.
Este la miró y sacó sus dedos, se había corrido.
-Lo-Lo siento...- dijo avergonzada.
-No es nada malo.- le sonrió Kinoi para que se sintiera más tranquila.
Se quitó el bóxer e Ingui pudo ver perfectamente que su amigo estaba erecto y duro, se dispuso a introducirla dentro de ella poniéndose encima suya, pero esta lo paró.
-Un con-condón.- le dijo ella aún avergonzada cerrando sus piernas.
Este rápido miró por los cajones y raramente encontró uno, sin pensárselo dos veces se lo puso, pero Ingui estaba insegura.
-Tranquila, no dolerá.- le dijo acariciándole la mejilla.
Finalmente, pudo entrar dentro de ella, despacio y lentamente, disfrutando cada segundo del momento.
Esta le hincaba las uñas por la espalda empujándolo fuertemente hacia ella mientras este introducía y sacaba su miembro lentamente y delicadamente hasta que vio que su pequeño agujero se iba dilatando aún más y ya actuaba más rápido.
Ingui cada vez que abría la boca, Kinoi la besaba haciendo que esta hiciera un largo sonido de un gemido que sólo ellos dos pudieron escuchar.
Pasaron diez minutos hasta que Kinoi paró e Ingui lo miró mordiéndose el labio inferior.
-Creo que voy a...- no hizo falta acabar la frase para que Ingui supera lo que había pasado, Kinoi se corrió dentro de ella y se dejó caer encima de esta exhausto.
Los dos respiraban seguidamente tras experimentar lo que habían hecho.
Kinoi se incorporó al lado de ella respirando profundamente y esta se acomodó en su abdomen tapándose con la sábana.
-Te quiero Ingui.- le dijo acariciándole el hombro que tenía descubierto.
Esta levantó la mirada buscando sus labios y le besó.
Kinoi la abrazó fuertemente y agotados por el cansancio quedaron dormidos abrazados.

Todo es extraño [Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora