Capítulo 6: Un beso robado con sabor a cielo

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Alan

Me encanta esta mujer, no puedo evitar acercarme a ella y notar como mira mis labios, sin duda este ángel grita ser besado y yo muero por besar esos labios sonrosados y carnosos. No puedo evitar sonreír como jamás antes lo había hecho y desde que la conozco sonrío más de lo normal, sin duda esta chica provoca cosas en mí que nadie nunca ha provocado. Aunque muchas mujeres han pasado por mi cama, ninguna me había provocado este sentimiento de querer protegerla, de querer estar cerca y conocerla. Saber todo de ella.

Acerco mis labios a los suyos y veo como cierra sus ojos e incluso puedo escuchar el sonido de su corazón acelerado. Cuando casi tengo mis labios sobre los suyos me doy cuenta que ella no es como las otras mujeres a las que he conocido y no quiero llevarla a la cama, al menos no todavía. Quiero conocerla, saber sus gustos y lo que le molesta, quizás salir con ella si ella quiere aunque nunca he necesitado pedirle una cita a ninguna mujer, ellas me suplican a mí. Pero con ella siento que tengo que ser distinto, ella es dulce y yo soy el hombre más ruin sobre la tierra. Simplemente rozo sus labios con los míos, con la foto en mis manos y pensando en la cara de frustración que se le quedara a mi hermosa castaña salgo de su apartamento. Sin girarme a ver su reacción, si me detengo y la miro sería capaz de echarme atrás y no poder contenerme. Y quiero algo especial para ella.

-Nos vemos pronto preciosa- le digo antes de dejar su apartamento atrás. Puedo sentir como su respiración se detiene y luego vuelve a respirar de forma agitada. La he dejado completamente descolocada, mi pobre chica.

Subo al ascensor y no puedo dejar de mirar su foto, es tan hermosa. Los ángeles deberían tener celos de ella porque brilla con luz propia aunque no lleva maquillaje ni ropa costosa es una diosa. Nunca había conocido a una mujer que fuera tan bella sin intentar serlo. Entonces recuerdo lo emocionada que estaba cuando recuperó su móvil, que sorpresa se llevará cuando la llame.

Salgo del bloque de apartamentos de Emma con una gran sonrisa y miro la foto por última vez antes de meterla en mi bolsillo. Definitivamente me estoy volviendo un blando.

Cuando estoy saliendo por la puerta principal del edificio me golpeo contra algo o alguien el hombro, levanto mi vista y veo que es el estúpido Samuel, empiezo a verlo todo rojo y él parece sentir hacia mí lo mismo.

-Cuidado por donde andas- quién se cree que es este idiota para hablarme así, no sabe quién es Alan Anderson y voy a tener que mostrárselo.

- El que debe tener cuidado eres tú, me parece que no sabes con quién te estás metiendo- digo con el tono que utilizo para tratar con imbéciles como este y sonrío sin poder evitarlo, realmente no sabía lo peligroso que yo podía llegar a ser y más cuando alguien quiere algo que es mío. Porque Emma, es mía.

- No me interesa lo más mínimo quién eres niño rico, así que quítate de mi camino si no quieres que lo haga yo mismo- dice con suficiencia, realmente este chico es un completo idiota, y no quiero ni pensar que se acerca a Emma.

Sin pensarlo le cojo por el cuello de la camisa y le encaro, la rabia me empieza a consumir y solo quiero partirle la cara a ese imbécil. Es lo que se merece y dejarle claro que Emma es MI chica, aunque ella aún no lo sabe, cállate conciencia ahora no es un buen momento.

-No te quiero cerca de Emma, ¿entendido?- digo mirándole a los ojos, el muy idiota está asustado.

-Eso va a ser difícil, Emma será mi novia- ¿pero qué demonios? Este chico es un completo idiota, si se acerca a Emma le mataré. Mi mirada debe reflejar mi pensamiento de enviarlo al otro barrio porque se le corta la respiración y me mira intimidado. Eso me hace sonreír.

En ese momento veo que el chico abre sus ojos como platos, debe ser por el miedo. Pero no me mira a mí, ¿Qué coño está mirando? Y entonces la escucho, la voz más hermosa del planeta, esa voz inconfundible para mí.

-Alan- dice Emma con un susurro. Me doy la vuelta sin soltar a Samuel y la miro a los ojos, me mira con miedo, pánico, no quiero provocar eso en ella y me duele saber que me tiene miedo ahora mismo. No es así como quería que fuese esto.

- ¿Conoces a este tío Emma?- dice el estúpido mientras le suelto, no puedo golpearle, no delante de Emma.

- No es un tío Samuel, se llama Alan y ¿se puede saber que ha pasado aquí?- mi ángel no sabe nada y veo como Samuel se acerca a ella.

- Este tío me ha visto y se ha puesto como loco, no lo entiendo la verdad yo ni si quiera le he tocado- dice con su cara de inocente, como lo esperaba el tipo es un gallina y mentiroso, le gusta dar pena. Si Emma cree eso estoy perdido.

- ¿Alan?- me mira directamente a los ojos y se me ocurre una gran idea para sacar a Samuel mentiroso de en medio.

Me acerco a Emma mirándola a los ojos en todo momento y quedo en frente de ella sintiendo aún como mira mis labios.

Siento como a nuestra derecha Samuel se pone tenso.

-Lo siento preciosa, en realidad hemos chocado y no pretendía hacerle daño- genial dices que él es el mentiroso pero ahora mismo soy yo quién está mintiendo. No quiero que piense que soy un monstruo, no de momento. No quiero alejarla.

-De acuerdo, no pasa nada, me alegra que no os pelearais, podrías salir lastimado- dice mi ángel sonrojándose y mordiéndose el labio y entonces caigo en la cuenta, no tenía miedo de mí, tenía miedo de que me hiciera daño el idiota de Samuel. Es un amor mi chica ahora sí que no puedo aguantar más y acaricio su cara mientras me acerco a sus labios. A Samuel se le detiene la respiración y eso me produce un enorme placer. No lo puedo negar. Y nuestros labios se unen, en un beso dulce y casto que nunca creí que sería capaz de dar a nadie pero con Emma estoy descubriendo una faceta que no sabía que tenía. Ella me toma por el cuello y quiere profundizar pero yo primero quiero asegurarme de que está tan ansiosa por mí como yo por ella y muy a mi pesar, rompo el beso para mirarla profundamente a los ojos.

-Mañana te llamo preciosa, me ha encantado tu apartamento- le guiño un ojo viendo como ella se pone colorada. Y como el chico suelta un gruñido. Me dirijo a mi mercedes y vuelvo a las oficinas con una sonrisa triunfante en la cara. Creo que le ha quedado claro a quién prefiere Emma, aunque no me ha hecho gracia dejarles solos pero no tenía más remedio, Cristian me estará buscando y no quiero a nadie cerca de Emma, no hasta que la conozca más.

Sonrío recordando la hermosa foto de mi castaña que llevo en el bolsillo, sus ojos verdes con reflejos dorados que hacen latir mi corazón de forma descontrolada y el sentimiento de sus cálidos labios sobre los míos. Sin duda sus labios saben a cielo.

Con solo una mirada conquistaste mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora