Capítulo 26: Encuentros

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Emma

Estoy totalmente sorprendida, estos hombres que están conmigo en el ascensor son la familia de la que nunca habla Alan. Su padre me sonríe y sé que no puede ser un mal hombre. No sé qué pasó entre ellos para que sea Alan el que no tiene familia. Aunque ahora me tiene a mí.

Me miro en el espejo del lateral del ascensor y mi mirada se encuentra con una mirada de ojos verdes perturbadores. No son los dulces ojos verdes que siempre me miran, esa mirada llena de cariño que con solo una mirada me transmite todo el amor del mundo. Estos ojos que me miran están llenos de odio, hay algo oscuro y tenebroso en ellos, como si escondiesen algo terrible.

Sonrío al pensar en la hermosa mirada verde de Alan. El rostro que me observa desde el espejo me devuelve la sonrisa aunque no sea para él. Desvío la mirada hacia mis pies, solamente quiero ver a Alan y sentirme protegida entre sus brazos. Este hombre de ojos verdes me da escalofríos. Solo quiero bajar de este ascensor aunque parece que este será el viaje más largo de mi vida.

Por fin las puertas se abren y Gabriel Anderson, el padre de Alan, me hace un gesto con la mano para que salga. Parece que la caballerosidad es cosa de herencia.

Me dispongo a salir del ascensor cuando siento una mano fría en la parte baja de mi espalda. Un escalofrío me recorre todo el cuerpo, acelero para salir de aquí cuanto antes y romper el contacto de su mano con mi piel.

El padre de Alan me dedica una amable sonrisa, pero Ian me mira como un depredador observa a su presa antes de darle caza y comérsela. Esto no me gusta nada. Le devuelvo la sonrisa al señor Anderson y salgo disparada hacia el comedor del hotel.

Aún puedo sentir su gélida mirada verde sobre mí. Me voy a la mesa más alejada de la puerta y me siento. Por fin estoy tranquila y sola. Ese pensamiento no me hace estar feliz. Necesito ver a Alan.

Respiro profundamente y voy a por el desayuno. Necesito aclarar mis ideas antes que vuelva Alan. Tengo que contarle lo del ascensor aunque no sé como vaya a reaccionar. Mientras desayuno tomo una decisión, de momento disfrutare del día de sol y cuando sepa cómo tratar el tema con mi chico se lo comentaré.

Decido ir a la playa así que llamo a Alan para que no se preocupe. No tarda nada en responderme aunque sé que está ocupado. Que siempre tenga tiempo para mí me gusta y me hace saber cuánto me quiere.

-Hey preciosa, ¿todo bien?- vaya me he quedado sin palabras con tan solo escuchar su voz. El efecto Alan.

-Sí, quería saber si tú estabas bien y decirte que voy a ir a la playa un rato- digo deseando que venga conmigo.

-Nos vemos en la playa entonces, no tardaré demasiado, me muero de ganas de estar contigo- se me desboca el corazón cuando me dice esas cosas.

-Yo también tengo ganas de verte, ¿serás mío el resto de fin de semana?- pregunto juguetonamente, sé lo que quiero hacer con él.

-Soy tuyo el resto de tu vida cariño, no te desharás de mí nunca- sé que sonríe aunque no le puedo ver y me agrada que esté de buen humor.

-Te quiero muchísimo- digo sin pensarlo, no puedo guardar mis sentimientos por él y no estoy dispuesta a hacerlo.

-Te amo más que a mi vida- murmura a través del móvil. Toda la piel se me eriza y tengo unas ganas irrefrenables de besar sus labios y fundirme con su cuerpo.

-No tardes demasiado Alan- digo bastante ansiosa por volver a ver sus ojos, sentir su olor, sus fuertes brazos a mi alrededor protegiéndome de todo mal. Nunca voy a ser capaz de alejarme de él, nunca.

-Iré lo antes posible Emma, nos vemos pronto, disfruta de la playa y del sol. Dentro de poco seré yo quien disfrute de ti- se me corta la respiración y le oigo reírse. Ha colgado para seguir con su trabajo y regresar a mi lado lo antes posible. Eso me hace sonreír como una boba. Estoy locamente enamorada de él.

Con solo una mirada conquistaste mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora