Capitulo 29: El atardecer de mi vida

8.7K 553 7
                                    

Alan

Me he quedado sin palabras, no encuentro en mi garganta ni en mi cerebro como responder a lo que acaba de salir de la boca de Emma. Casarme con ella. Joder es lo que quiero, pasar toda la vida a su lado es lo que más deseo en esta vida. Aunque muchas veces pienso y siento que no la merezco porque he hecho algunas cosas de las que no me siento orgulloso, ahora que ha aparecido en mi vida, que me ama tanto como yo a ella y que quiere estar conmigo durante el resto de su vida. Quiero casarme con ella, sin duda mi vida le pertenece. Y quiero que la suya me pertenezca, no pienso dejarla escapar.

Sus ojos verdes me miran, espera que diga algo pero no puedo expresar con palabras todo lo que ella me hace sentir. Una sonrisa invade mi rostro, tomo su cara entre mis manos y la acerco a la mía. Devoro sus maravillosos labios carnosos que me saben a gloria y me tienen loco. Solamente se escucha el sonido de nuestros corazones y el mío está lleno de amor por ella.

-Te quiero Emma- susurro con mis labios todavía pegados a los suyos

-Yo te quiero más, mucho mucho más- y después de esas palabras vuelve a juntar sus labios con los míos.

No puedo esconder lo que siento por ella, mañana tengo la intención de demostrárselo y comenzar una nueva vida con ella.

Por Emma haría cualquier cosa y sé exactamente el tipo de vida que le quiero ofrecer. Ella se merece lo mejor y yo estoy dispuesto a darle mi vida entera. Lo primero que planeo hacer cuando regresemos a Nueva York es dejar mis "negocios". Soy consciente de que será algo complicado pero ha llegado el momento. Ahora tengo una razón para dejar de ser ese tipo de hombre, quiero ser un buen hombre, el tipo de hombre que Emma necesita y merece.

Necesito dejar todo lo que hago, porque ahora no solo es un riesgo para mí, también la pone en peligro a ella y no estoy dispuesto a poner en peligro a lo que más amo en esta vida. Recuerdo cuando ese coche nos persiguió y nos disparó, hiriéndome. Cómo ella lo presenció y pudo haber salido herida. Eso jamás me lo hubiera perdonado a mí mismo. Pensar en esa posibilidad hace que todo mi cuerpo se tense y Emma lo nota.

Me mira con sus enormes ojos verdes y tengo más claro que nunca mi decisión, dejaré todo lo oscuro que me rodea y me dedicaré en cuerpo y alma a hacerla la mujer más feliz del mundo durante el resto de mis días.

Emma me sonríe y me llena el rostro de besos.

-Sea lo que sea lo que estés pensando, olvídalo. Te quiero- no deja de repetir te quiero entre beso y beso. Sin duda alguna, es la persona más cariñosa que conozco y que conoceré.

-Solo puedo pensar en una cosa, TU- la aprieto más contra mí si eso es posible cosa que realmente pongo en duda. Estamos completamente pegados y no creo que alguna vez nos separemos.

La adoro y como un tonto afortunado me dejo querer. La tomo fuerte entre mis brazos y la lleno de besos y caricias, dándole en cada roce de mi piel con la suya, todo el corazón.

Nos fundimos en una sola persona, un solo corazón y un amor infinito.

Siento una respiración en mi cuello pero estoy tranquilo, estoy muy a gusto. Aún así, abro los ojos. Quiero ver a Emma sobre mi pecho. Podría pasarme toda la vida mirándola y jamás me cansaría.

Cojo mi móvil de la mesa de noche que tengo a mi derecha y miro la hora. Las nueve de la mañana del domingo, ¡vaya! Parece que entregarnos el uno al otro nos ha dejado agotados. La miro y sonrío para mis adentros, tengo un plan para el último día de nuestra pequeña escapada o mini vacaciones.

La dejo dormida abrazada a la almohada, me ducho rápidamente. Una última ojeada a mi chica y salgo de la habitación. No puedo borrar la sonrisa de mi boca, soy un hombre enamorado y tengo una clara misión que cumplir.

Con solo una mirada conquistaste mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora