Capitulo 18: Sin protección

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Emma

Se me corta la respiración cuando escucho a Alan tan cerca de mí. Todo el mundo desaparece a nuestro alrededor. Ahora mismo en la cafetería solo estamos él y yo.

No pienso en las palabras que rondan en mi cabeza, hasta que me doy cuenta que las he dicho en voz alta.

-Si eres el único que me puede morder el labio, hazlo ya- digo sin pensarlo.

La increíble sonrisa que aparece en el rostro de Alan vale la vergüenza que siento después de exigirle que me bese en una cafetería llena de gente. Siento mis mejillas arder y debo tener la cara roja.

La mano de Alan acaricia mi mejilla y me concentro en sus ojos verdes. Tiene la mirada más hermosa que jamás he visto. Y me está mirando solamente a mí.

-Llevo esperando devorar esos labios desde que has entrado a la cafetería, y preciosa no me voy a quedar con las ganas- aprieta su brazo alrededor de mi cintura, acercando mi cuerpo al suyo. La mano que momentos antes estaba acariciando mi mejilla, ahora está en mi nuca. Sin más, sus dulces labios están sobre los míos.

Cierro los ojos y me dejo llevar. Con Alan todo es... increíble.

Separa nuestros labios y siento que vuelvo a la realidad. Mis ojos se encuentran con los suyos y ver su gran sonrisa me hace sonreír.

-Creo que te tienes que ir- dice Alan sin borrar la sonrisa de su rostro.

Me siento decepcionada cuando escucho esas palabras de su boca, pero sé que tiene razón y aunque quisiera pasar todo el día, bueno en realidad sería toda la vida, junto a él, no puedo.

-No me mires así cielo, o tendré que secuestrarte para estar siempre juntos- dice dándome un dulce beso en la nariz.

Ese simple gesto me hace sonreír. No puedo decir que adoro a Alan, pero puedo afirmar que le quiero. Y es a ese sentimiento al que temo. Jamás he querido a nadie cómo le quiero a él.

-En realidad no me parece una mala idea lo del secuestro- digo deseando tirar los libros y rodear su cuello con mis manos, acariciar su pelo negro y perderme en su verde mirada.

La risa de Alan me hace querer besarle más, pero veo en el reflejo del cristal que Nadia ha salido del baño y se dirige hacia nosotros.

Entonces me doy cuenta de que Cristian nos ignora y solamente tiene ojos para Nadia, creo que hacen una pareja peculiar y bonita. Ella medio loca y él bastante directo. Ambos diferentes y tan iguales al mismo tiempo.

Nadia pasa por el lado de Cristian y no se dicen nada, pero el cristal me deja ver un leve roce de sus manos y veo las enormes sonrisas de ambos.

-¿Nos vamos?- pregunta Nadia desde la puerta. Ella tampoco quiere irse.

Siento los brazos de Alan tensarse alrededor de mi cintura y le miro fijamente a los ojos.

Sin pensarlo le beso, devoro sus labios con ansia, deseo. Queriendo parar el tiempo en este momento. Pero se me ocurre una pequeña travesura.

Rompo el beso y le miro con mi sonrisa de buena chica.

-Un beso corto y tentador- susurra Alan cerca de mi boca.

-Es para que no dejes de pensar en mí- me separo de él y con una enorme sonrisa, pensando en su mirada y su sonrisa que prometen muchos más besos apasionados, me voy de la cafetería con Nadia. Anhelando el cuerpo de Alan contra mi cuerpo.

Alan

No puedo borrar la sonrisa de mi boca. Si no llega a ser por Cristian, ahora mismo estaría tras Emma. Para atraparla en un callejón entre la pared y mi cuerpo, besar su boca, esos labios rosados y carnosos, hasta que nos quedáramos sin aire. La deseo y lo que más temo, la quiero.

Con solo una mirada conquistaste mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora