Capitulo 5: Dejándose llevar

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Emma

Cuando metí la llave en la cerradura de mi apartamento me di cuenta que algo estaba mal. Eric siempre suele cerrar perfectamente y sin embargo con un solo empujón, la puerta se abre sin oponer ningún tipo de resistencia.

No puedo creer lo que mis ojos están viendo en estos momentos, es él, el hombre de los ojos esmeralda, el hombre más perfecto y atractivo del planeta y de todo el sistema solar, con su elegante traje hecho a medida, parado en mi salón con una fotografía mía en la mano. Tengo que decir algo pero no encuentro las palabras, debo estar en shock, como se suele decir. ¿Pero quién no lo estaría teniendo a ese hombre en su casa?, estaría loca si ni tan solo me afectara.

De repente, tomándome por sorpresa, su voz rompe el silencio que hay entre nosotros y siento como si en ese mismo momento todo perdiera importancia, solo me concentro en esos hermosos ojos y ese hombre perfecto que me mira expectante, esperando que diga algo. Y mejor que digas algo coherente, parece que mi conciencia ha regresado.

-Hola- dice con esa voz de ángel que me pone la carne de gallina y me hace sentir cosas nuevas que nunca había sentido.

-¿Qué haces aquí...?- dejo la frase inconclusa al recordar que no sé su nombre y esta vez espero que me lo diga.

-Alan- dice intentando que siga con lo que estaba diciendo, pero no sé por dónde empezar, hace que mi cabeza no funcione muy bien y que mi corazón quiera salir corriendo.

-¿Qué haces en mi casa Alan? ¿Cómo has entrado?- digo con toda la normalidad de la que soy capaz. Realmente esperaba que tuviera una buena explicación o por lo menos me diera algo de información sobre él. Solo es un desconocido pero me muero de ganas por conocerlo mejor. Espero pacientemente una respuesta convincente.

-Está claro Emma, por la puerta- dice con una sonrisa torcida y una mirada burlona en la cara. ¡se está riendo de mí! Este hombre puede ser un dios pero no soporto que nadie me tome el pelo, eso me cabrea.

-La puerta estaba cerrada Alan- el decir su nombre hace que mi corazón se acelere y no sé el motivo aunque me empiezo a hacer una ligera idea.

Mi corazón casi se me sale del pecho cuando le miro a los ojos, intentando obtener alguna respuesta en ellos, él con mí foto en la mano se acerca lentamente hacia mí. Esta escena me recuerda a un documental de depredadores, y yo para hacer gala de mi suerte, soy la presa.

-¿Realmente importa, Emma?- dice intentando distraerme, le habría funcionado pero él no sabe que eso conmigo no le va a servir, aunque su sonrisa me haga temblar hasta las rodillas, no voy a ceder.

-Sí me importa, necesito respuestas- intento que mi voz suene como una exigencia pero lo único que consigo es que suene como una súplica. Emma  eres patética, gracias por tu apoyo conciencia.

-Digamos- dice a pocos centímetros de mí, la cual cosa me pone más nerviosa- que soy un hombre de recursos y vine a devolverte esto- mete la mano en el bolsillo de su pantalón a medida y saca mi móvil. No lo puedo creer, él lo encontró y lo trajo para mí, no sé cómo consiguió mi dirección, pero también soy consciente que eso no me lo va a decir, de momento.

-Gracias.- no sé qué más decir, sinceramente estaba muy agradecida, ahí tenía el único recuerdo que me quedaba de mi familia, sus fotografías. Al recordarles siento como mi corazón se encoge y las lágrimas empiezan a querer asomar por mis ojos. Sin esperarlo, siento una mano grande, fuerte y suave acariciando mi mejilla, levanto la vista y delante de mí, a escasos centímetros está él, Alan, no puedo evitarlo y me pierdo en el verde de sus ojos.

Esos ojos que parecen esconder algo y al mismo tiempo se clavan en mi alma y mi corazón como cuchillos afilados. Y sé que el tacto de su piel no lo podré olvidar jamás.

Aunque este hombre tan perfecto debe querer a una mujer perfecta, y siendo realista, yo no soy esa mujer.

Siento como su aliento  golpea mi cara y miro sus labios, me encantaría poder probarlos, deben ser lo más maravilloso que jamás nadie haya probado. Con una sonrisa en su rostro, acerca sus labios a los míos. ¡Lo va a hacer! Me grita mi subconsciente.

No tengo opción y no quiero tenerla, me rindo ante este hombre que me tiene en sus manos desde el primer momento que sus ojos esmeraldas se toparon con los míos. No me importa nada, solo él y sus labios, así que cierro los ojos y siento un suave roce en mis labios.

-Nos vemos pronto pequeña- al oír eso abro los ojos justo en el momento que él sale por la puerta de mi casa con una sonrisa en los labios. Quería que me besara, sentir sus labios completamente y dejarme guiar por el corazón, pero él solo me ha rozado los labios, me ha dejado confusa y con el corazón latiendo a un ritmo descontrolado.

Con solo una mirada conquistaste mi corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora