CAPITULO 1

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Les dejo foto de Jade, la hija de Reivel y Agatha.

Llevo un vestido blanco inmaculado, mi cabello suelto se mueve al ritmo de la brisa nocturna, la luna llena brilla con intensidad en la bóveda negra sin estrellas. Me encuentro en un bosque, pliego mis hermosas alas a mi alrededor para protegerme del frío. A la distancia se escucha el aullar de los lobos y el ulular de los búhos. Los grillos entonan una canción melancólica que me entristece el corazón.

Llevo un vacío en mi interior, como si algo me faltara, las copas de los árboles lucen imponentes atravesando el firmamento. Una extraña paz me rodea, llego a unas ruinas, ingreso y me es familiar aunque nunca he estado ahí. Una sombra me pone sobre alerta, busco mis armas pero no llevo ninguna conmigo. Agudizo mis sentidos y una luz azulada aparece en la palma de mi mano iluminando a mi redonda. Un joven está de pie frente a mí, cabellos castaños y desordenados, ojos chocolate, una tenue barba cubre su mentón, mirada pícara y seductora. Es mucho mayor que yo, quizás unos 23 años, su atractivo me deja sin aliento. Está descalzo, lleva unos jeans y una camisa negra marga larga recogida hasta los codos, la manera en que me mira parece desnudarme.

-¿Quién eres? -Pregunto intrigada ante aquel hombre tan enigmático

El frunce el ceño pero no me contesta, por el contrario, no deja de escudriñarme bajo su atenta mirada y siento mis mejillas calientes. Un aura oscura lo cubre, es un demonio estoy segura, debería de temerle pero no es así.

Se acercó a mí con paso lento y varonil, quedamos a escasos centímetros uno del otro, es muy alto, le llego al hombro. No deja de observarme, como si me analizara. Me perdí en sus ojos, deseaba que me besara aunque es un desconocido. Me embriagó su aroma, una fragancia suave que me invitaba a explorarlo. Me sonrió y sentí desmayar ¿Por qué esta atracción?

Un persistente sonido como de golpeteo hizo que empezara a despertar. No quería hacerlo, me esforcé por mantenerme en el sueño, él me miró expectativo. No quiero despertar pero al momento abrí los ojos.

-Ya voy.-Grito exasperada por interrumpir el hermoso sueño que tenía. Me levanto precipitadamente, enredándome con la cobija y recibiéndome el duro piso.

-¡Auchhhh joder! -Exclamo adolorida tendida sobre el suelo.

-Jovencita cuida ese vocabulario.
-Mi madre abre la puerta y me llama. -Jade.

-Estoy aquí. -Levanto mi mano para que me localice. Rodea la cama y con los brazos cruzados y el ceño fruncido me pregunta:
-¿Qué haces ahí?

-He perdido el equilibrio al levantarme, ya que alguien no tuvo la educación de tocar la puerta una sola vez. -Expresé molesta.

Mamá me miró a través de aquellos ojos dorados con detenimiento, ¡Demonios! Odiaba cuando me miraba así, no podía interpretar qué pasaba por su mente.

-Alístate, vas de cacería con tu padre.

Una sonrisa apareció en mi rostro, al fin acción, necesitaba ejercitarme y que mejor manera que matando demonios. Aún adolorida me levanté y vestí en tiempo record, coloqué mis armas en su lugar abrigándome al paso. Papá me esperaba abajo, en realidad no me parecía a ellos físicamente, mi cabello es castaño, en contraste al de mi mamá que es rubio, y la melena negra de mi padre. Decidieron darme el nombre de Jade, por el color esmeralda de mis ojos, iguales, según mamá, a lo de mi abuela materna, de quien, según ella, soy su vino reflejo.

-¿Lista? -Inquiere

Yo asiento y me coloco a su lado. Mamá se acerca a papá y lo besa en plena boca para luego abrazarlo. Algo que envidiaba de mis padres era el amor que se profesaban. Yo había dejado de creer en el amor, mi corazón estaba roto. Me había enamorada una vez, de Cely, el hijo mayor de Sebastián y Mara, nos criamos técnicamente juntos, cuando llegamos a la adolescencia se presentaron otra clase de sentimientos entre nosotros y cuando nuestros padres se enteraron, aprobaron de inmediato la relación, siempre y cuando lo lleváramos con calma, solo teníamos 13 años.

Su familia y la mía, siempre han sido cazadores, con la diferencia que mamá es mitad ángel, desciendo del linaje de Iriana, por lo que mi sangre es casi pura. Aunque papá es humano, al estar unido a mi madre, también comparten el fuego celestial.

Siempre temí que en alguna misión Cely muriera, y como todo lo que temes casi siempre se realiza, él falleció en manos de un demonio hace un año y lo revivo cada día como si hubiera sido ayer, por lo que prefería mantener mi mente ocupada y no entregarme a la sombra de su recuerdo.

Cely fue mi primer y último amor, jamás volvería a entregar mi corazón a nadie, dolió mucho perderlo, y no quería sentirme de esa forma, tan frágil y endeble de nuevo.

Pude leer la mirada de mamá, quería acompañarnos pero no puede, sus siete meses de embarazo le impiden hacerlo. Cuando era niña deseaba un hermanito, pero ya no estoy tan segura, los recién nacidos son un fastidio, lloran por todo, pero igual sé que querré a ese pequeño, al cual han decidido ponerle Adriel, en memoria de su amigo caído en batalla.

Al fin salimos recibiéndonos el frío de otoño, ya Anael nos esperaba, me sonríe al verme, me abraza con cariño. Era el ángel asignado a nosotros, un soporte en nuestra misión. Tomamos sus manos, aparecemos en un bosque, me quedé congelada al reconocer las ruinas de la noche anterior, aquella que vi en mi sueño. El corazón empezó a martillearme con fuerza, de inmediato Anael puso su mirada en mí.

-¿Jade estás bien?

-Sí, emocionada es todo.

Papá me observó con detenimiento, algo que no hacía bien era mentir, pero no indagó, lo cual agradecí.

-Se ha detectado actividad demoníaca, debemos ser cuidadosos.

Asentimos separándonos para abarcar terreno, me dirijo con dirección a las ruinas, es tal y como lo vi en mi sueño sólo que es de día. ¿Por qué un demonio estaría aquí? ¿Qué querría? Un ruido me alerta, me dejo guiar por el sonido, encuentro a un hombre hincado, está cavando, un aura maligna lo cubre, es un demonio.

Me acerco con cautela pero mi estúpido pie pisa una rama y él de inmediato se voltea. Sus ojos se oscurecen desfigurando su rostro, mostrándome al verdadero ente que habita en él. Se lanza sobre mí pero soy hábil, lo esquivo y mientras lo hago lo golpeo a la altura de las costillas con mi rodilla. Está enojado, abre la boca, puedo ver unos pronunciados y filosos dientes, mueve su mano y una fuerza invisible me lanza por los aires, chocando con brusquedad contra la pared rocosa. ¡Joder me ha dolido! Se acerca a mí, saco una espada que llevo sujeta en mi espalda con una cincha, la cubro con el fuego celestial, no le doy tiempo de llegar, me muevo rápido y sin que logre detenerme clavo la espada en su vientre y es todo, un humo negro se desvanece.

Sonrío victoriosa pero se me borra pronto la sonrisa, al sentir que me jalaban por la cintura, recibiéndome el polvoriento suelo. Tengo a otro demonio sobre mí, lo sé por su aura, cuando intento defenderme me quedo petrificada, él parece igual de sorprendido que yo. Nos quedamos mirando sin poder evitarlo, era el hombre de mi sueño, y vaya que en persona es más atractivo, no intentó lastimarme, solo se quedó ahí, encima de mí, observándome.

-Jade. -Gritó papá corriendo hacia nosotros.

El demonio me vio por última vez y desapareció.

-¿Hija estás bien?

-Sí, lo estoy. -Contesto aturdida.

-¿Te hizo daño?

-No.

-Jade mírame. -Obedezco.

Papá escrudiña mi rostro buscando alguna señal de estar herida, suspira aliviado al no encontrar ningún indicio.

-Se han ido. -Nos informa Anael.
-No entiendo qué hacían aquí.

-Buscaban algo. -Interrumpo captando la atención de ambos.

Señalo donde el demonio estaba cavando. Papá se agacha y termina de desenterrar un cofre antiguo. Extrañas runas lo rodean, puedo ver que no es bueno por la reacción de Anael.

-¿Qué sucede? -Indago.

-No son buenas noticias. -Contesta papá intercambiando una mirada con Anael y dejándome completamente confundida.

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Bien, primer capítulo subido, espero haber captado su atención. Buena lectura.

Luz y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora