CAPITULO 25

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Adriel se volvió a llevar a Owen, me dolió verlo partir, y el trato que mi tutor le daba. La única persona a parte de mí, que parecía apreciarlo era curiosamente mamá, y digo "Curiosamente" ya que no esperaba su apoyo, siempre se ha empeñado en llevarme la contraria.

Tengo a mi hermano en brazos, sacó los oscuros ojos de papá, con una melena castaña. Nunca vi una mata de pelo tan frondosa en un bebé, es realmente hermoso, no es porque sea mi hermano. Duerme y veo sus ojitos moverse rápidamente, ¿Qué estará soñando? me pierdo en su ternura e inocencia. Beso su frente y me llega su olor, es sutil y agradable.

Mamá está completamente recuperada, papá y ella tuvieron que regresar a la tierra en compañía de Adriel para conseguir cosas para mi hermano. Dejaron todo para último momento, creo que no esperaban que este pequeñín naciera antes.

Pienso en Cely, en nuestro encuentro, ha sido una experiencia no grata. Algo en mi corazón me confirma que ése no era él, no puede ser, o tal vez, simplemente es mi deseo de añorar que no lo fuera, para no sentirme tan culpable.

-Hola Jade. -Una extraña voz me vuelve a la realidad.

-¿Quién es?-Miro a mi alrededor pero estoy sola.

-No me conoces. -Algo en su voz me alerta.

-¿Dónde estás? -Consulto.

-En todas partes. -Puedo sentir que sonríe.

-Muéstrate. -Me atrevo a pedirle.

-No puedo aunque quiera, el Limbo está protegido con la gracia divina.

-¿Eres un demonio? -Mi piel se eriza.

-Sí, soy un nefilim.

-"Nefilim". -Repito. Conocía muy bien esa palabra "Ángel caído". Los demonios tenían categorías, los nefilim son los más poderosos.

-Veo que Agatha ya dio a luz. -Me hace la observación. Llevo a mi hermano a mi pecho protegiéndolo.

-¿Cómo es que puedes hablarme?
-Cambio de tema.

-Por medio de tu mente, es un canal abierto.

-¿Qué quieres?

Una estruendosa risa, resuena en mis oídos.

-¿Que qué quiero? Oh vamos Jade, te creí más inteligente.

-Las llaves. -Digo para mí misma.

-Las llaves. -Me secunda.

-Jamás las tendrás.

-No estés tan segura.

-¿Qué te hace a ti estarlo?
-Contraataco.

-Que tenemos un As bajo la manga.

-Owen no les ayudará. -Le digo, comprendiendo que se refería a él.

-¿Qué te hace estar tan segura?
-Me devuelve la pregunta.

No contesto, no quería comprometer a mi demonio o hacer pensar que los había traicionado.

-No te sientas especial, no lo eres.
-Añade.

-Si no lo soy porque te tomaste la molestia de mantener esta conversación conmigo.

-Tengo mis motivos, hasta la próxima llave.

Su voz se desvaneció dejándome una gran pesadumbre. Acosté a mi hermano en su cuna, sabía que nada malo podía sucederle aquí, pero no me atreví a dejarlo solo hasta que mis padres llegaron cargados con bolsas con motivos de bebé.

-¿Estás bien? -Inquiere papá que parece tener un sexto sentido.

-Sí. -Miento, omitiendo mi desagradable conversación con el demonio, lo que menos quería era preocuparlos y apagarles su felicidad con la llegada del pequeño Adriel.

-¿Segura? -Me mira tratando de descifrar si digo la verdad o no.

-Sí, solo estoy candada, creo que me iré a recostar un momento.

-Claro. -Papá me besa en la frente, mamá está inmersa sacando la ropa, acomodándola por lo cual se pierde nuestro intercambio de palabras, lo cual agradezco, no me gustaría lidiar con ella también.

Entro a mi recámara, voy a cerrar la puerta, cuando lo hace por sí sola. El golpe me exalta y una fina capa de escarcha, se esparce por todas las paredes. El horrible frío me cubre, tanto que por instinto me abrazo. Miro a mi alrededor temerosa, sabiendo lo que esto significa. Pego un brinco cuando tengo a Cely frente a mí.

-Hola Jade ¿Me extrañaste?

Llevaba la misma ropa con la que lo enterramos, su preferida, nada de trajes finos, era simplemente un jeans, su sudadera gris y sus converse rojas. Lucía tal y como lo recordaba, un sentimiento afloró en mí, deseaba abrazarlo pero después de lo sucedido la última vez, preferí mantener mi distancia.

-¿Quién eres? -Consulto con la voz entrecortada por el frío.

-Me ofendes. -Expresa dolido.

-Tú no eres Cely.

-¿Qué te hace pensar que no lo soy?

-Él jamás me lastimaría.

Sonríe de medio lado y añade:
-Cuando nos besamos la primera vez, teníamos trece, nuestros padres nos enviaron a un campamento, tratando que tuviéramos una vida casi normal e interactuar con chicos de nuestra misma edad. Atardecía y estábamos en el muelle sentados en la orilla, con los pies sumergidos en el agua. El sol se ocultaba y tomé tu mano, me miraste de la misma forma en que lo haces ahora, y te dije: "Creo que me gustas", te sonrojaste y nuestras miradas se encontraron, contestaste: "Siento lo mismo" tímidamente. Me acerqué a ti y te besé, es uno de los más bellos momentos que guardo juntos, ése ¿Te puedo dar más detalles para terminar de convencerte? ¿Cómo sabría eso de no ser yo?

No pude contestar, me quede sin palabras, ¿Era Cely? ¿Era él? Si es así, ¿Por qué su extraño comportamiento? ¿Por qué volver de la tumba? Solo había una forma de averiguarlo.

-Jade. -Papá toca a la puerta tratando de abrirla.

-Nos veremos pronto mi amor. -Me sonríe de una forma siniestra y desaparece.

-Jade. -Escucho como golpea la puerta posiblemente con su hombro, hasta que ésta cede.

Me encuentro de pie, como una estatua de mármol, paralizada.

-Jade. -Me llama pero no reacciono. -Hija mírame.

Lo hago despacio con los ojos cargados de lágrimas.

-¿Estuvo aquí? -Quiso saber.

Asentí aún sorprendida. No me dijo nada, me abrazó.

-Lo resolveremos, no permitiremos que te haga daño.

Me dejé abrazar pero no correspondí, mi mente divagaba en ninguna parte en específico. Solo tenía algo claro, debía hablar con Adriel y esclarecer esta situación de una vez por todas.

Luz y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora