CAPITULO 7

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Aparecimos fuera de la casa de mis padres, me alegré de regresar, tenía que encontrar a Adriel y Anael, retrocedí un poco mientras que él se asomaba por la ventana, giré mi cabeza buscando un posible escape, cuando lo intenté, él se desvaneció y apareció tras de mí tapándome la boca como si leyera mis intenciones de gritar.

-Mala idea Jade. –Susurró en mi oído. Su cercanía me afectaba, no pensaba con claridad. –Te voy a soltar pero si intentas algo, regresaremos a la casa flotante y te quedarás ahí, ¿Me entiendes?

Asentí y él movió su mano con lentitud.

-Algo no está bien. –Me aclaró.

-¿Qué es lo que no está bien?
–Consulté con los brazos cruzados.

-No hay nadie adentro, la caja fuerte está desprotegida y ellos ignoran algo que tú ya sabes, al ser mitad ángel puedo abrirla, o al menos esa es mi teoría ¿Quieres que la probemos?

¿Qué demonios me pasaba? Podía patearle el trasero a este tipo, desde que tengo uso de razón he matado demonios, pero no lo entiendo, es como si no pudiera lastimarlo, como si algo me lo impididiera aunque suene loco.

Entramos por la parte de atrás, la casa de verdad parecía desierta, en algo coincidía con Owen, era demasiado fácil, esto olía a trampa, que se esparciera la voz que encontraron otra llave, que lleguemos y no haya nadie, al menos debieron ser menos obvios, si mi padre estuviera aquí lo hubiera hecho diferente, Owen no era para nada tonto, se percató en cuanto llegó.

Retiró el cuadro como si supiera dónde se encontraba la caja fuerte, de seguro ha estado estudiándonos. La caja tenía un código de seguridad que para mi sorpresa lo marcó como si nada y la puerta cedió. Tal como lo pronóstico, la abrió y nada le ocurrió, pero la ira se apoderó de sus facciones al notar que el espacio se encontraba vacío.

-¡Maldita sea! –Exclamó molesto, tirando la portezuela con brusquedad.

-Jade. –Escuché que me llamaron era Adriel, quién hizo un movimiento con su mano y aparecí junto a él transportada con su poder de ángel. Anael apareció a nuestro lado y Owen los miró con rabia, quiso desaparecer pero en ese momento un campo de fuerza lo detuvo. Cada vez que trataba de salir, recibía una descarga eléctrica.

-No puedo creer que resultara tan sencillo atraparte. –Expresa Anael. –Te creí más inteligente.

Mi vista viajó a donde Owen se encontraba y vi los cristales ónix rodeándolo, bien pensado, servían para retener presencias demoniacas y acá de nada le servía a Owen ser mitad ángel, ya que los cristales detectaban su mitad demonio por lo cual no podría salir de ahí.

Owen en un intento desesperado lanzó bolas de energía contra la pared pero las piedras la absorbieron sin lograr su cometido.

-¿Estás bien? –Me pregunto Adriel
- ¿Te hizo daño?

-No me puso un dedo encima, estoy bien, enserio. No encontraron otra llave ¿Verdad? -Confirmo.

Ambos lo negaron, así que como lo sospechaba todo fue planeado.

-Teníamos que atraerlos de alguna forma, recuperarte, y como buscan las llaves que mejor manera que entregándoles lo que quieren.

-Muy astuto. –Agrego mirando de reojo a Owen que no me quitaba la vista de encima.

-¿Cómo es que pudo abrir la caja?
–Inquiere Adriel hablándole a Anael.

-Es mitad ángel. –Contesto disipando sus dudas. El rostro de ambos se contrae por el asombro.

-Así que él es de quien la Pitonisa nos advirtió. Un descuido de mi parte no tomar en cuenta este detalle.

-¡El mundo está de cabeza!
–Exclamó Adriel. –!Un ángel y un demonio! no lo puedo creer.

-Un ángel y un humano, o un ángel y una bruja, existe la posibilidad.
–Contesta Anael sin quitarle la vista a Owen. –Debemos irnos, antes que lleguen los refuerzos.

-¿A dónde iremos? –Cuestiono.

-Pensamos dirigirnos donde los Brujos Blancos pero ya que nuestro invitado es mitad ángel, si mi teoría resulta cierta, podrá ingresar al Templo de los Alados.

-¡Al Templo de los Alados! Estás loco. –No puedo evitar preocuparme. –Si no es como dices puedes matarlo.

-Eso es verdad, y lo necesitamos ¿Recuerdas? –Me secundó Adriel.

-Si pudo abrir la caja fuerte, podrá estar ahí sin problema.

-Vámonos. –Anael y Adriel rodean los cristales y yo me coloco junto a ellos. Una luz blanca nos cubre y de inmediato somos transladados al Templo. Hacía mucho no iba por ahí, Anael y Adriel plegaron sus bellísimas alas y yo también, al ser mi sangre casi pura, al estar en el templo, al igual que ellos, unas hermosas alas decoraron mi espalda.

Owen me miró con asombro, me observaba de una forma que no podía interpretar.

-Jade, debes ir a hablar con la Pitonisa, hay algo importante que debes saber.

Frunzo el ceño sin entender ¿Qué quería la Pitonisa conmigo?

-¿Y porque no me lo dicen ustedes?

-Porque ella ha pedido hablar contigo personalmente.

-Entiendo, me permiten un momento con Owen.

-"Owen".-Repite Anael extrañado.

-Sí, ese es su nombre. –Lo señalo.

-Parece que ya son amigos.
–Adriel luce contrariado.

Ignoro su comentario y vuelvo a ver a Anael.

-Adelante. –Nos dejan solos.

-Bueno, ya con los tuyos. –Me dice tomando asiento en el suelo.

-Parecías sorprendido al ver mi transformación.

-Sí bueno, no todos los días ves a los ángeles en su plenitud.

-No es eso ¿Qué es?

Owen miró hacia su izquierda, esquivando mi mirada.

-Que al menos tú sabes quién eres, tienes una identidad, en cambio yo. –Guarda silencio. –No soy una cosa ni otra.

-No digas eso, quizás el Supremo pueda ayudarte.

-Sí claro Jade, hay que ser realistas, soy una abominación ¿Crees que él querría que uno de sus inmaculados se enamorara de un demonio? Tus preciados ángeles buscaron a mi madre para matarla ¿Por qué crees que ella traiciono a mi padre?

-Eso no es cierto. –Sostengo con seguridad.

-No me interesa si mes crees o no, pero es la verdad.

-Jade. –Me llama Anael. –Debemos irnos, Adriel se quedará cuidando al demonio.

No sé porque me molestó que lo identificara con ese adjetivo, Owen y yo intercambiamos una mirada ¿Tendría razón? ¿Los Enviados de Dios quisieron arrebatar la vida de su madre y la suya por lo que él era?

Con muchas dudas en mi corazón, me fui con Anael, me dolía la separación, es como si una mitad de mí se quedara, no entendía muchas cosas, quizás la Pitonisa me aclararía el panorama.

Luz y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora