CAPITULO 29

4.4K 581 71
                                    

Seguimos corriendo, las abejas se enredaban en mi cabello, pero no nos picaban, nos empujaron hasta que por fin visualizamos la figura de Kali. En el momento en que cruzamos este umbral, ellas se devolvieron. Cuando nos aproximamos sentí un escalofrío, y vi como papá y Adriel se detenían.

-¿Qué pasa? -Intento ir con ellos pero una pared invisible me impide avanzar.

-Al parecer no somos invitados a continuar. -Expreso Adriel tanteado el vacío con sus manos.

-¿A qué te refieres con que no somos invitados? -Papá le reclama.

Adriel señala una antigua inscripción en el techo.

-Ahí dice: "Solo aquellos cuyo llamado ha sido hecho, pueden llegar a la Diosa, pero tendrán que comprobar que sus intenciones sus buenas".

-Esto no me gusta nada. -Agrega papá golpeando a la nada, tratando de llegar a mí. -Jade. -Nuestras manos se unen sin poder tocarse.

-Estaré bien papá. -Lo tranquilizo.

Owen me esperaba y con cautela llegamos hasta la diosa.

-Te concedo los honores. -Me indica.

Estoy a punto de tomar la llave cuando pequeñas partes de la estatua de piedra comienzan a desboronarse. Nos hicimos hacia atrás y con la boca abierta, vimos que debajo de la piedra una mujer azul con cuatro brazos sobresalió mirándonos con desconfianza.

-¿Dime que no es la Diosa Kali?
-Me preguntó Owen sorprendido.

-¡Es imposible! -Exclamo sorprendida.

-¿Quién osa despertarme de mi largo sueño? -Su mirada recayó sobre nosotros. Primero hizo un escaneo de mí y luego de mi demonio.

-¿Qué hace un ángel con uno de su clase? -Lo señala despectiva.

-Buscamos las siete llaves. -Le contesto con nerviosismo.

-Esta llave me fue dada por un arcángel, tengo instrucciones de no cederla, hasta que me comprueben que la merecen.

-¿Qué debemos hacer? -Consulté temiendo la respuesta.

-Tú. -Me señala, te puedes llevar la llave si lo deseas, pero él se queda bajo mi custodia.

-¿Qué? ¿Es una broma? No lo permitiré.

-Su alma está dividida entre la luz y las tinieblas, hay bondad en él pero también maldad. Yo soy Kali, Diosa de la destrucción, y elimino a los demonios, por lo tanto, joven Owen, te propongo algo, un combate a muerte por la llave, si logras vencerme, podrás llevártela.

-¿Qué? Eso no, de ninguna manera. -Me pongo frente a Owen y encaro a la azulada mujer.

-No tienen más opciones, de lo contrario no obtendrán lo que han venido a buscar.

-Él no tiene poderes, no es una contienda justa. Yo me ofrezco, me enfrentaré a ti.

-Jade no. -Escucho a mi padre a mis espaldas.

-No depende de ti, si no lo hace, no hay llave.

-Eso lo veremos. -Aparezco una espada y la cubro con el fuego celestial, me abalanzo sobre ella pero antes de poder tocarla me inmoviliza con solo mirarme.

-Esta no es tu lucha Jade, no me obligues a lastimarte.

-Déjala, lo haré. -Owen le pide a la Diosa, que le sonríe pero no me suelta.

-La dejaré así para que no intervenga, toma su espada, puedes empuñarla al ser mitad ángel.

Owen se acercó a mí, cogió la espada, ni siquiera podía hablar.

-Estoy listo. -Le dijo a Kali, colocándose en posición de ataque.

Para mi desconsuelo cuatro espadas aparecieron en cada una de sus manos.

-Heyyy eso no es justo. -Expresó Owen arqueando una ceja. Ella no contestó, sino que arremetió contra él, apenas esquivando el golpe.

A pesar de no tener poderes, Owen se movía con gracia y luchaba con entereza y decisión, era increíble como hacia frente a la diosa, recibiendo los insistentes golpes y logrando mantenerse en pie, pero llego un momento en que no pudo seguirle el ritmo, lucía cansado y en un descuido, una de las filosas espadas lo hirió en el brazo y otra a un costado.

Mentalmente grité, hice un gran esfuerzo por poder moverme, pero me fue imposible.

-Ahora morirás demonio. -Kali levantó dos de sus espadas y las dejó ir con fuerza, recibiéndolas el rocoso piso ya que él apenas y había esquivado el mortal golpe.

Se puso de pie con dificultad, tocándose el brazo herido, sangraba mucho de ambos lados, pero volvió a tomar la posición de ataque y espero.

-Sabes que no puedes contra mí, quizás con tus poderes, pero ni aun así te darían la posibilidad de vencerme, yo soy Kali, una diosa antigua y tú, morirás hoy.

Otra vez se precipitó contra él, y el tintineo de las espadas continuo lastimando mis tímpanos. Kali lo pateó por el estómago y Owen literalmente voló hasta chocar contra una estatua que se partió a su contacto, cayendo los residuos sobre él y sepultándolo. La parte del dorso de la pesada estructura, le impedía a mi demonio moverse, ya que la tenía sobre su pecho.

-Hora de despedirte, no eres merecedor de la llave.

Las tres espadas restantes desaparecieron y solo una, la de la mano derecha quedó. La empuñó y la dejo ir con dirección al corazón de él. Algo se apoderó de mí, la imagen de Owen muerto en mis brazos como en aquella pesadilla me invadió y no sé cómo, rompí lo que fuera que me mantenía inmóvil y corrí hacia ellos, antes que la diosa pudiera acertar en su objetivo, me interpuse, recibiendo en mi abdomen la filosa espada, que traspasó mis carnes y un penetrante dolor contrajo mis entrañas.

-No, Jade. -Papá gritaba y golpeaba sin suerte la pared invisible. Adriel lanzaba bolas de fuego celestial pero nada parecía funcionar.

-Jade. -Owen al fin logró salir de debajo del escombro, se inclinó colocando mi cabeza sobre su regazo.

No podía hablar, el sabor metálico de mi sangre inundaba mi paladar.

-¿Qué hiciste? -Le reclamaba a la diosa que nos observaba con mirada inexpresiva.

-Jade. -Colocó su mano sobre mi abdomen que pronto se vio teñida de rojo.

-Te amo. -Apenas pude hablar.

-No, haz algo, sálvala. -Le gritaba Owen desesperado.

-¿Por qué habría de hacerlo? -Le preguntó Kali con serenidad.

-Porque ella es todo para mí.
-Respondió Owen con las primeras lágrimas precipitándose por sus mejillas.

-¿Darías tu vida por la de ella? -La diosa detalló su reacción. Un frío me recorrió, la muerte me abrazaba y tenía miedo de morir.

-Sí. -Contestó sin pensarlo.

-Que así sea.

Kali levantó su mano y pronto la herida desapareció, tomé una gran bocanada de aire.

-Jade. -Owen me hace una inspección y me abraza al corroborar que estoy bien.

-Prueba superada, mi trabajo aquí está finiquitado.

Kali extiende la llave hacia Owen quién la toma, Kali desaparece, al momento puedo ver a papá y Adriel acercarse a nosotros.

-Jade. -Papá me abraza fuerte, lloraba.

-Estoy bien. -Recalco pero él no deja de abrazarme.

-Cuidado. -Se escucha a Owen advertir.

Adriel se volteó y apenas fue capaz de esquivar una bola de energía negra que iba dirigida a él.

Nuestras miradas recayeron sobre el recién llegado, emanaba un aura poderosa y oscura. Nunca lo había visto pero lo reconocí de inmediato, era el nefilim de mis pesadillas.

Luz y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora