CAPITULO 17

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Narra Agatha:

Creí que no se me iba a autorizar a hablar con Owen, pero en realidad no hubo ninguna objeción. Caminé despacio, acompañada de Rei, pero él se quedó afuera, mientras yo ingresaba a la habitación donde lo tenían preso. Una jaula de energía lo encerraba, se encontraba sentado en posición de meditación. Levantó su vista al verme entrar.

-Visitas. -Expresó. -Al menos no eres uno de ellos. -Dejó salir con cierto desprecio.

-¿Te refieres a los ángeles? _Consulto sabiendo de antemano la respuesta.

-Chica lista. -Me sonríe de medio lado.

-¿Sabes quién soy? -Le pregunto.

-No, pero por tu aura diría que eres Agatha, la madre de Jade.

-Así es, lo soy. -Lo miro fijamente.

-¿Vienes a pedirme que me aleje de tu hija?

-No, vengo a charlar contigo de otros asuntos.

-Bien, tienes mi atención.

Debía aceptar que Owen es atractivo, pero también podía percibir el aura oscura que lo rodeaba.

-¿Así que quieres ser un demonio completo? -Comienzo a hablar.

-Sí, me imagino que ya estás al tanto de todos los acontecimientos.

-Lo estoy. -Contesto sin quitarle ni un momento la mirada de encima.

-Ahora sé porque Jade es tan bella, lo heredó de su madre. -Me sonríe con picardía.

-No me cambies el tema Owen.

-Sí bueno, si ya estás empapada de la historia y no quieres pedirme que me aleje de tu hija, no quiero ser grosero pero ¿Qué haces aquí?

-No sé con certeza lo que has vivido en el pasado, pero sí puedo afirmar que muchas veces, estos sucesos nos cambian, para bien o para mal. Sé que has sido marginado toda tu existencia, te ha tocado sobrellevar el desprecio de los tuyos, por ambos bandos, pero al final, tus decisiones, marcarán el destino de la humanidad.

-Ahhhh ya entiendo, aquí es donde me ruegas que por favor no abra las siete llaves y lo libere ¿No es así? Te lo ahorraré, no gastes saliva, nada me hará cambiar de opinión.

-¿Amas a Jade? -Inquiero.

-No, no la usarás en mi contra. -Se cruza de brazos.

-Es una simple pregunta Owen ¿Amas a Jade?

Él me miró a través de sus castaños ojos, pude ver lo que tanto esperaba, un brillo al escuchar su nombre, su rostro se suavizó, bajó la cabeza para luego asentir.

-Si te conviertes en lo que tanto anhelas, no podrás estar con ella.

-Eso es mentira, mamá era un demonio completo y amó a mi padre.

-Pero tu madre era diferente a ellos.

Una tercera voz me  exaltó, era Anael.

_Contigo no quiero hablar. _Expreso Owen molesto.

_Escucharas lo que he venido a decirte, lo desees o no. Tu madre, cuyo nombre era Azazel, fue mi amiga antes de la traición.

Pude notar como Owen ladeó un poco la cabeza, después de todo, prestaba atención.

-Cuando El Oscuro comenzó a intrigar y a usar su labia para convencer a los otros que Dios Padre debía ser destronado, ella no estuvo del todo de acuerdo. Luzbel actuó a escondidas, ganando partidarios. Azazel era un alma pura, pero Lucifer contaminó su corazón, y lo siguió.

Hizo una pausa como remembrando algo para agregar:

-Ella se reencontró con tu padre mucho tiempo después, y al hacerlo le contó que se arrepentía de haber cambiado de bando, y que deseaba redimir su error. Él intentaba ayudarla, habló con El Supremo para convencerlo de darle la absolución de su pecado por traición.

-Mientes. -Interrumpe Owen con su cara desfigurada por la ira. _Ustedes la buscaron para matarla y eliminarme.

-Ésa es la versión que te dieron, pero la verdad es otra.

-No te seguiré escuchando, largo. _Grita notablemente alterado.

-Los ángeles no mentimos.

Owen se quedó petrificado, parecía una estatua, se volteó despacio y pude ver que lloraba, se me partió el corazón.

-Continua. -Pidió.

-Cuando tu padre murió en manos de los demonios, bien es cierto, fuimos enviados a buscar a tu madre y a ti, pero no para darles muerte, sino para protegerlos, sin embargo, cuando llegamos ya era tarde.

-No te creo. -La voz de Owen salió temblorosa.

-Muy en el fondo sabes que digo la verdad. El Supremo puede ayudarte, él te ofrece la redención.

Owen mantuvo silencio como si meditara.

-Quiero estar solo. -Solicitó.

Anael y yo salimos pero antes de abandonar la estancia añadí: -Sé que mi hija te ama, por favor, no permitas que pierda su camino por encontrar el tuyo, no la arrastres a la perdición.

Él me miró sorprendido, sé que comprendió mi mensaje. Lo dejé atrás, esperando que su corazón se ablandara y no continuara con su obstinada misión.

Luz y TinieblasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora