Nuevos Retos

1.1K 35 3
                                    



PDV Mugi


A veces no doy crédito a los hechos que me rodean. Aún me cuesta creer que, tras tantas dificultades, yo, Tsumugi Kotobuki, sea la novia de Ritsu Tainaka y que ella, su mejor amiga, Mio Akiyama, y yo sigamos siendo igual de unidas, incluso puede que más, que antes de que nuestros corazones empezaran a manifestar sus caprichos.

Siempre me gustaron las situaciones románticas, ya que me hace feliz ver las sonrisas de las demás personas. Pero, desde aquel día en el que Sumire Saito, la hija del mayordomo de mi familia y quien creció conmigo como si fuera mi hermanita, me regaló un manga yuri, tengo una particular preferencia por los romances entre chicas.

Recuerdo perfectamente el día en el que conocí a Mio-chan y Ricchan. Desde el principio me pareció que hacían una linda pareja. Aquel día, en mi primer año de preparatoria, buscaba unirme al club del coro, donde podría ofrecer mis servicios como pianista u organista. Fue por eso que, al ver aquel salón de música, ingresé. Apenas al entrar, Ricchan estaba ya suplicándome que me uniera a su club, a pesar de mi insistente negativa inicial. Mio-chan la apartó de mí y amenazó con irse y dejar el club, pero la castaña, con un discurso digno de un drama, le insistió en que se quedara. Esa tragicómica escena entre ambas fue lo que me convenció a quedarme en ese club.

Ellas dos siempre han sido muy cercanas, tanto que mi mente las solía imaginar como una pareja. Pero, conforme pasaba el tiempo, Ricchan me comenzó a parecer atractiva. No niego que Mio-chan, Yui-chan o Azusa-chan (las guitarristas de nuestra banda) sean bonitas, pero Ricchan tiene ese carácter salvaje, hiperactivo, alegre... Quería domar esa personalidad, quería ser yo quien le produjera esa sonrisa que siempre tenía... Tuve un gran conflicto interno, ya que no quería sentir que le robé la novia a una de mis amigas, pero no podía negar que, poco a poco, me fui enamorando de esa baterista, al punto de que un día casi me le declaro.

Aquel día, el último de nuestras vacaciones de verano en tercer año de preparatoria, me disponía a comprar algunas cosas que podría necesitar en la segunda mitad del año lectivo, cuando la vi. Pensé en sorprenderla con un "bu" y lo hice. Me sentí triunfadora al lograr hacerle esa broma a la bromista por excelencia. Cuando le hablé de mis planes de compras, ella pareció desilusionarse, diciéndome que esperaba que yo tuviera tiempo libre para salir con ella. Inmediatamente llamé a Saito para cancelar las compras, era una imperdible oportunidad de pasar tiempo solo con Ricchan. Nos divertimos mucho en los videojuegos y en la tienda de dulces... Simplemente fue un día maravilloso.

Al finalizar aquel día, fuimos a Max Burger, lugar donde nuestro grupo compartió muchos gratos momentos. Le decía lo mucho que la admiraba por habernos divertido tanto aquel día por tan poco dinero, pero ella me dijo que había sido un montón, luego me contó una anécdota de ella con Mio, a la que no prestaba mucha atención ya que pensaba en las palabras correctas para declarármele.

—...Y entonces Mio enloqueció. De repente me dio un gran golpe. —Esa palabra hizo eco en mi mente, haciéndome volver a la realidad—. ¿Qué sucede? —preguntó ella.

—En realidad, tengo algo que pedirte.

—Sabes que no tengo nada de dinero, ¿verdad?

—Lo sé. —Definitivamente, hablar de dinero antes no fue la mejor idea. Ella me malentendió—. ¡No! ¡No quise decir eso! Hay algo que he querido por mucho tiempo.

—¿Algo que has querido?

—Sí. —"¡Vamos Tsumugi! ¡Pídele que sea tu novia!" pensaba en ese instante—. Bueno... —"Dile lo que sientes por ella, ¡dile que a amas!"—. ¡Me gustaría que me golpearas!

Amigas Por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora