Ramiro ya había tomado un avión de su propia agencia y seguramente ya estaba relatando los orígenes del país que iban a visitar sus turistas, como forma de su trabajo. Probablemente también había una pasajera joven y sin novio, que se acostara con él las próximas dos semanas antes de viajar a trabajar a Ecuador. Y así iba a seguir encontrándose con diferentes chicas hasta saciar sus necesidades y volviera a Argentina para buscarme a mí, o eso es lo que habíamos pactado. Sexo sin compromiso, él no quería nada serio por sus viajes y yo nada serio por placer, por lo que el sexo casual era la mejor opción para nuestras vidas desinteresadas de amor.
Después de jugar y dormir la siesta con Dylan, me levanté para hacernos la merienda y entregárselo a su mamá, quien se había ido a pasear con su novio pidiendo que le cuidara al hijo, no me molestaba cuidar a mi sobrino pero la causa me inquietaba, porque la inmadurez de mi hermana parecía perdurar todos los días de su vida hasta que tuviera que darse cuenta sola, lo cual dudaba que eso pasara.
—Cali este viernes...
—Este viernes no estoy, me voy a la tarde y vuelvo el domingo, ¿por qué? —le pregunté desde la escalera sabiendo que me iba a pedir que cuidara a Dylan.
— ¿Dónde vas?
—Con amigos a un campamento.
—Ah, bueno.
— ¿Necesitabas algo?
—No, nada. —negó y yo terminé de subir las escaleras para encerrarme en mi cuarto.
No le quedaba opción, o se llevaba a Dylan con ella a sus citas con su novio, o las cancelaba porque mi mamá tenía una cena con sus compañeros de trabajo e iba con papá. Aunque no me sorprendería que en esa cena estuviese mi sobrinito.
Me acosté en la cama y sin dudarlo demasiado marqué el número de Dante para llamarlo, quería saber cómo estaba y un mensaje no me parecía lo más correcto cuando fui parte de la razón por la que se cayó, no quería hacerme cargo completamente porque si no hubiese sido por el peleador de Lautaro probablemente eso no habría pasado, pero también caí encima de él así que merecía mis disculpas.
—Hola Cali, ¿todo bien?
—Sí, ¿vos cómo estás? Me quedé preocupada y no quise abrumarte, mucha gente ya te ayudaba. —le dije y él se rió del otro lado del teléfono. —Pero quería saber cómo te fue después.
—Bien, bien, me dieron una pastilla y ahora estoy perfecto, me dolía un poco la cabeza pero ya pasó.
—Me alegro, te pido perdón nuevamente, no pensé que estabas del otro lado.
—No pasa nada, ¿te puedo hacer una pregunta?
—Sí, obvio.
— ¿Por qué peleaban Lauti y vos?
—Me dijo indirectamente gorda...
—No, no, antes, cuando se cayeron encima de mí.
—Ah, estábamos jugando de manos y no medimos la fuerza.
—Él me dijo que entraste en una crisis nerviosa y te pusiste violenta, te intentaba ayudar porque querías golpear a alguien. —dijo y yo cerré los ojos un momento apretando la mandíbula.
— ¿Eso te dijo? Qué estúpido es, él está por entrar en crisis si sigue así.
— ¿Así cómo?
—De nervioso, ya sabes, las pastillas no le están haciendo bien y yo le dije que deje de tomarlas porque en cualquier momento entra en depresión.
ESTÁS LEYENDO
¡Va a ser mío!
Teen FictionTodo el alumnado femenino de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, está de acuerdo con que Dante Molina es el estudiante más lindo de toda la facultad, no sólo tiene el mejor físico y su indudable cara perfecta, es simpático y aten...