Veinticuatro.

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Me reí amargamente y se me cruzó por la cabeza que Dante no sería el tipo de chico que a los veintidós años aceptaría aquella vida, apenas asumía la de él mismo y condenarse a armar una familia tan joven era vivir el infierno durante toda su vida, porque puede que se hiciera cargo pero jamás podría decidir lo que quería ser en paz si ya era lo que se le imponía, papá.

—Tranquilo tonto, no es para mí.

—Dios mío.

El alma le volvió al cuerpo y se refregó la cara varias veces para que el color también volviera, me reí y llamé con la mano a la camarera que pronto se acercó a tomar nuestros pedidos.

—Yo quiero un cortado.

—Café con leche nada más.

—Enseguida. —dijo y se fue dejándonos solos, un poco más de lo que estábamos porque sólo había un hombre con su hijo teniendo una charla acerca de la economía o eso llegaba a escuchar. Yo miré a Dante que volvió en sí y sonrió un poco.

—Me asustaste, pero nos cuidamos siempre así que es un poco obvio.

—Un preservativo se puede pinchar.

—Pero dijiste que tomabas pastillas.

—Sí bueno, tampoco todo es cien por ciento efectivo pero prevenimos de alguna forma, así que tranquilo que no creo que tengamos tanta mala suerte... y bueno yo te cambié el lugar pero vos me citaste.

—Sí, cierto. —se sentó mejor cuando la chica se acercó con nuestros cafés y al irse, nos enfocamos en endulzarlos. —Te quería contar lo de Lauti y pedirte disculpas porque... no habrá sido tan cómodo para vos.

—Está todo bien, en cierta forma me alegra que haya sido él y no otro, pero ya pasó.

—También quería hablarte de... bueno en realidad pensaba que, tenemos... un compromiso con el otro o... eso pareciera.

—No entiendo.

—Vos esperas que yo te llame alguna vez en la semana o yo sé que vas a llamarme en algún momento, me refiero a que estamos estableciendo algún tipo de relación ¿no?

—Mmm no. —le dije y él me miró sorprendido, pero inquirí en ello para despejar los fantasmas. — ¿deberíamos? Dijimos que no es lo que queríamos al principio.

— ¿O sea que para vos sólo es sexo?

—Me gusta salir con vos, pero es gran parte ¿no?

—Sí. —asintió y pareció aliviado. Yo tragué, no me daba buena espina nada de lo que él quería hacerme entender. —Eso te da y... me da el derecho de poder estar con otra persona ¿no?

—No sé, ¿estás con otras?

—No, es curiosidad, ¿vos sí?

—Sí. —me encogí de hombros y nuevamente la sorpresa animó toda su cara, pero se sentía bien decirlo, no era el único que se permitía estar con alguien más. —sólo una vez pero no habíamos tenido sexo todavía y yo salí y... bueno pasó.

—Está bien, me parece perfecto, estás en tu derecho.

—Supongo que sí.

—Yo... es difícil igual decirte esto Cali, porque... no sé, hay algo en vos que me gusta mucho, no es solamente en la cama, sos muy hermosa y me tenés la mayor parte del tiempo pensando en vos. —dijo y yo sonreí hipócritamente, para entonarme con él porque sabía que si no mentía Lautaro me ganaba en los porcentajes.

—Pero vas a decir algo, justamente pero...

—No quiero arruinar lo que tenemos...

—Dante no es necesario que te molestes en decirme esto, podés dejar de llamarme o invitarme a salir.

¡Va a ser mío!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora