- Vamos Cora, me lo prometiste.
- No: dije que lo haría, pero nunca lo prometí.
- Eso es como prometerlo.
- No, no lo es -dije con tono infantil.
¿Cómo habíamos llegado a esto? ¿En qué momento se habían torcido tanto las cosas de mis intenciones iniciales? Quizás deba explicar primero cómo comenzó el día para que entendáis qué demonios hacía yo en ese momento sentada en la cama de Jungkook, los dos a solas en su habitación.
Aquella mañana, al despertarme, había tenido una revelación. Preparé un borrador a toda prisa y, tras una larga caminata hasta la empresa corriendo a plena potencia y quince minutos de reunión con el equipo de estilismo, Minho y el señor Cho, había recibido el visto bueno. Mi propuesta estética había sido recibida y aceptada con gran entusiasmo. Lo que quedaba por hacer después de esto era, claramente, ir de compras.
- Iré contigo -dijo Jungkook rápidamente, apareciendo de pronto por la puerta.
- Creía que teníais ensayo - contesté extrañada.
- Y lo tienen -afirmo Cho tras de mí, con el ceño fruncido.
- Por favor, Cho. Llevamos muchísimo retraso porque Jin y Jae no han memorizado del todo los nuevos pasos. Sabes tan bien como yo que cuando pasa esto acabo de brazos cruzados y mal humor el resto del día por no poder hacer nada. Dentro de treinta minutos Kim no aguantará más y nos echará a todos de la sala para que pueda practicar a solas con ellos.
El manager parecía estar dándole vueltas en la cabeza a la propuesta del joven. Era cierto que Kim, el coreógrafo principal, era un hombre de poco temple. No resultaba difícil imaginarle echando a los chicos a golpe de toallazos mientras gritaba lo inútiles que podían parecer. Supuse que, por ese mismo motivo, no había permanecido más de media hora seguida en la sala de baile durante la estancia en el campamento.
- Está bien, puedes ir -desistió el hombre.
- ¿A dónde dices que vamos? -preguntó Kai, cuya cabeza asomaba por la puerta.
- De compras, sordo -le contestó la voz de Tae a sus espaldas -. Han dicho que nos vamos de compras.
- ¿Los tres? -exclamó Cho - Yo no he dicho que...
Noté repentinamente un agarre suave sobre mi muñeca y una fuerza extraña que me empujaba hacia un lado. Jungkook me había agarrado y echaba a correr entonces de camino al ascensor, arrastrándome consigo.
- ¡Gracias, Cho! -exclamó antes de dejar que el hombre pudiera quejarse - ¡Te estamos profundamente agradecidos!
Definitivamente, después de un mes de trabajo, podía decir que lo más divertido de mi profesión era ir de tiendas. Aunque mis maniquís personales no pararan de quejarse porque no tenían ganas de cambiarse tantas veces de ropa en un mismo día. Aún con todo fue una gran ayuda el tenerlos cerca para escoger las tallas correctas del resto del grupo. Las tiendas a las que el señor Cho me había recomendado ir parecían ese tipo de tiendas a las que nadie entraría en chándal y zapatillas. Lugares elegantes y refinados, de precios desorbitados y primeras calidades. No entramos en una en la que no nos acompañara casi todo un equipo para ayudarnos a elegir la ropa y desplazarla hasta los probadores. Sospechaba que este trato también se debía a la condición de los chicos.
Después de varias horas, más de una decena de bolsas y una larga caminata, el chófer de la compañía nos recogió para llevarnos a la empresa, donde, una vez más, Cho y el resto del equipo dieron el visto bueno al estilismo. Podría decir que mi día terminó ahí, que volví a casa con Sam y pedimos fideos con pollo para cenar. Pero no.
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El Diario De Cora
RomancePodría decir que Coraline Collins era una chica normal, pero entonces estaría mintiendo. Coraline nunca había tenido una vida del todo normal, y siempre le había gustado soñar en grande. Demasiado diferente para relacionarse con mucha gente y muy...