"Venga, Cora, tú tranquila. Respira hondo. No va a pasar nada, Kai dijo que se encargaría del malentendido". Me repetía aquellas palabras una y otra vez a mí misma, tratando de creérmelas, mientras atravesaba las puertas del aeropuerto. Cho nos había dejado el día libre a los del equipo para preparar lo necesario, así que no había visto a los chicos desde el incidente con la hermana de Kookie. Estaba nerviosa hasta decir basta, no solo por el hecho de que pasaría dos semanas bajo el mismo techo que el chico que me traía de cabeza, sino también porque tenía un cacao de mil demonios en la cabeza: no quería que Jungkook pensara que estaba saliendo con nadie, no quería que creyera que tenía interés en alguien que no fuera él, pero tampoco quería que supiera que me gustaba. ¿Era eso normal? ¿Así se sentían todas las chicas que se encontraban en mi misma situación?
No tuve demasiado tiempo para seguir haciéndome esas preguntas, pues nada más poner un pie dentro, descubrí que aquello era un completo caos. Todo estaba lleno de fans con pancartas que esperaban ansiosas para poder ver a sus ídolos. Los de seguridad del aeropuerto habían puesto un cordón adicional para que no se entorpeciera el camino de los pasajeros, pero era prácticamente imposible. Avancé a duras penas hasta la ventanilla más cercana para facturar mi equipaje y me apresuré al interior tan rápido como fuera posible con tal de dejar atrás aquella marabunta furiosa. Gracias a Dios o a la fuerza que movía el universo que alguien había inventado las máquinas de café. Me acerqué a la más cercana a nuestra puerta de embarque y saqué un café doble. No es que me gustara demasiado, pero necesitaba cafeína si pretendía seguir despierta el resto del día, después de no haber dormido en toda la noche.
- ¡Coraline! -exclamó alguien detrás de mí.
Ese alguien se me abalanzó sobre la espalda y casi me hizo tirar el café por los aires. Cuando me giré para ver de quien se trataba mis sospechas se confirmaron: Tae.
- Ten más cuidado, bruto -le regañó Park.
El muchacho metió un par de monedas en la máquina para sacar otros dos vasos de café. Llevaba puesta una de esas mascarillas tan típicas de los idols y unas gafas de sol que, a pesar de ser oscuras, dejaban ver que tenía ojeras de panda.
- ¿Todo eso es para ti? -le pregunté.
- Que va, comparto con Jae. Hemos pasado una noche horrible.
No hacía falta que lo dijera, se le notaba solo en la forma de hablar. Tae, sin embargo, parecía tener las pilas completamente cargadas.
- ¿No piensas quitarte de ahí? -preguntó otra voz a nuestras espaldas.
No me hizo falta darme la vuelta para saber que se trataba de Jungkook. Apartó a Tae de mi espalda y sacó otro café. También tenía ojeras como de no haber dormido en días, y esa cara de recién despertado a la que me había acostumbrado en el viaje a la montaña. Y con todo aún seguía siendo igual de guapo, igual de hermoso.
- ¿Por qué eres tan malo conmigo ahora, Kookie? -preguntó Tae, inflando los mofletes y haciendo uso de su "monería natural".
- Porque no puedes ir por ahí abrazando a quien te dé la gana, ni tirándote encima de quien te apetezca. Además -sus ojos volaron hasta mí un segundo, y los apartó al instante - podrías resultarle incómodo a Cora.
El ambiente se había puesto tenso en un segundo. O al menos para mí. Park tiró de la oreja de Tae y lo arrastró hasta donde estaba el resto del equipo, mientras este protestaba algo así como que no era un niño pequeño. Jungkook se quedó plantado a mi lado, con la vista clavada en su café. Parecía cansado, nervioso y si mi vista no me engañaba tenía las mejillas ligeramente sonrojadas.
- ¿Pasa algo?
Él no se inmuto. Completamente convencida de que no había escuchado mi pregunta y decidida a tratar de normalizar la situación, le di un suave codazo juguetón, como hacía siempre. Sus ojos me posaron en los míos con lentitud, casi con pereza, y una pequeña y trémula sonrisa se dibujó en sus labios. Por algún motivo aquello hizo que me doliera el corazón.
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El Diario De Cora
RomancePodría decir que Coraline Collins era una chica normal, pero entonces estaría mintiendo. Coraline nunca había tenido una vida del todo normal, y siempre le había gustado soñar en grande. Demasiado diferente para relacionarse con mucha gente y muy...