- 18 -

11 4 0
                                    

 - ¡Cora! 

No tuve tiempo de volverme para ver quién me llamaba antes de sentir un peso abalanzarse sobre mi espalda, haciendo que el móvil se me cayera de las manos y que estuviera a punto de comerme el suelo de boca. No me hizo falta girarme para saber que se trataba de Tae. 

 - ¿Qué pasa, Tae? 

 - Cora -canturreó -, ¿quieres hacerme feliz?

 - Ya pareces bastante feliz.

Solo entonces dejó de abrazarme para poder mirarme cara a cara. Había sacado a relucir su increíble talento para hacer pucheros, abriendo los ojos y sacando el labio inferior. No pude evitar reírme.

 - No puedo ser feliz sin ti, Cora -dijo fingiendo pena -. Necesito que mi esposa me prepare algo de comer o no podré seguir viviendo. 

 - Oye -dijo otra voz a mi espalda -, creía que ya habíamos hablado de que te comportaras con ella.

Mire hacia atrás para encontrarme con un Jungkook que estaba peligrosamente cerca, mi espalda a punto de tocar su pecho. Sin mirarme alargó un brazo y le dio un golpecito a Tae con dos dedos. El muchacho frunció el ceño, una mueca de dolor deformándole el rostro mientras se alejaba de mí. Salió corriendo por donde había venido al grito de "¡será mi esposa!". Ambos nos quedamos mirándole bastante confundidos y divertidos, y es que uno nunca podía aburrirse si tenía a Tae cerca. 

 - ¿A qué ha venido eso? -pregunté carcajeándome.

 - A que los chicos quieren que le cocines algo, ya sabes, para darles suerte en el concierto y eso -su voz sonó indiferente, sus ojos siguiendo a Tae por el pasillo.

 - ¿Solo los chicos? -levanté una ceja. 

 - Bueno -se llevó una mano a la nuca -, puede que yo también. 

 - Puede -repetí con sorna.

 - Vale, yo también -me revolvió el pelo, una sonrisa torcida cruzando sus labios. 

Antes de que pudiera responder algún comentario ingenioso sobre el desastre que acababa de hacer con mi pelo (que de por sí aquel día no estaba demasiado bien) él ya había salido corriendo, imitando a Tae y desapareciendo junto con su sonora risa pasillo abajo. 



Después de un buen rato con los chicos discutiendo qué les apetecía comer, Jin consiguió que se pusieran de acuerdo en que probarían mi cocina francesa: ratatouille y buey bourgignon. Kai se ocupó de sacarme del recinto del concierto para ir a comprar los ingredientes, riéndose por las quejas de Tae y Jungkook, que querían acompañarnos en contra de la voluntad de Jin. Caminamos con prisa por las calles abarrotadas de gente con aspecto de llegar tarde a todos lados, entrando al primer supermercado que se interpuso en nuestro camino. 

 - Bueno, ¿qué tal va todo? -preguntó él con una sonrisa traviesa dibujada en la cara.

 - ¿A qué te refieres? -fruncí el ceño, sabiendo que no me estaba preguntando por el trabajo.

Kai se volvió para mirarme, con un par de pimientos en la mano y una ceja levantada, la misma sonrisa torcida plantada en sus labios. 

 - A Kookie, por supuesto.

Noté como toda la sangre subía rápidamente hasta mis mejillas. Desvié la mirada corriendo al estante de verduras frente al que nos encontrábamos, fingiendo estar examinando qué deberíamos de coger y qué no. Tratando de mantenerme lo mas seria posible me encogí de hombros, como quitándole peso al asunto.

El Diario De CoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora