CAPITULO 15

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Cristina se sentó en un borde de la cama, con los ojos cerrados, sin ejercer presión... Se sentía algo mareada todavía... Y esta vez estaba segura que no tenía que ver con el embarazo...

Se llevó una mano al vientre y sonrió en medio de su desconcierto... Podría conocer el rostro de su hijita... Y volver a ver el de Federico...

Abrió nuevamente los ojos y su visión era un poquito más clara... Ciertas sombras, difícil de describir... Pero era un enorme avance...

Regresó al cajón de su marido, no pudo leer bien las letras en bolsa, pero sí que vio lo que había dentro... Ropa de bebé... Le costó un poco definir los colores, pero no eran ni azul ni rosado... O al menos eso creía...

Caminó con la recámara como hasta ahora, con pasos seguros y lentos, anticipándose con sus manos y pies a lo que podía encontrarse al frente...

Tomó un libro de la mesita de noche, pero al intentar leerlo, no lo consiguió... Las letras se volvieron garabatos y los ojos comenzaron a dolerle, otra vez las punzadas...

Recostarse un rato y descansar sería lo mejor...

Sonrió y rió, con ambas manos en su vientre...

C: podré verte cuando nazcas, mi vida... Tu carita... Tus bracitos, piernitas... Y no puedo esperar a ver la cara de tu papá al conocerte...

>>> Mediodía cuando el teléfono en la Casa Grande de "El Platanal" sonó...

Con: bueno...
C: mamá...
Con: Cristina... Mi amor... ¡Qué alegría me da escucharte! ¿Cómo sigues...?
C: bien... Muy bien mamá... La bebé se empieza a mover... Y eso nos tiene muy contentos a Federico y a mí...
Con: a esa misma edad tú comenzaste a dar patadas... Lo recuerdo perfectamente...

Por tacto, y como Cristina no tocó el tema de su ceguera, Doña Consuelo tampoco lo sacó a la plática... Su hija sonaba tan feliz y eso era lo único que le importaba...

C: ¿Qué pensaste mamá...?
Con: que no es justo que tú, siendo la heredera de todas estas tierras no recibas ningún beneficio... Por eso voy a depositarte en el banco una cantidad mensual...
C: no... No hagas eso por favor... Mi marido no va a aceptarlo...
Con: hija, no se puede ser tan orgulloso en esta vida... El dinero les servirá para algo... No les está sobrando...
C: la verdad es que no... Pero mi papá no es santo de la devoción de Federico...
Con: ¿Y si le dices que el dinero viene de mí...?
C: no lo sé...
Con: permíteme ayudarlos... Son lo único que tengo... Y no sabes lo que deseo estar en este momento cuidando de ti...

>>>>

Se había pasado la hora en la que regularmente Federico volvía del trabajo... Relacionando las posiciones de las manijas del reloj, Cristina calculó la hora... Y sentada en el sofá, lo esperaba... De frente a la puerta principal...

Estaba sintiéndose como en su primer encuentro con Federico hace casi un año... Una mezcla de emoción y expectativa la atravesaban...

La llave entró y la puerta se abrió...

F: me retrasé porque pasé a comprar la cena, vengo muy cansado como para cocinar... (Derecho a la mesa a dejar la bolsa con comida ya preparada) ¿Te imaginas las cocineras en "El Platanal" o en "Ojo de Agua"?? Pobres...

La imagen con la que Cristina lo volvió a ver se quedaría para siempre en su memoria... Porque se trataba de otro hombre... Es decir, el mismo del que se enamoró, pero convertido en otro que la estaba volviendo a enamorar... Complicado de entender...

Medio despeinado, la camisa un poco holgada y los pantalones ajustados... Las botas sobresaliendo... Pero en nada de eso se fijó Cristina, sino en su cara...

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