CAPITULO 28

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Naturalmente aquello conmocionó a Federico... Pero su padre, aunque era doloroso reconocerlo, era un mentiroso y cuando no estaba borracho.

F: eso no es cierto.
Riv: yo no estaría tan seguro... Ya ves mi caso...
F: Yo tengo una sola hija y vive en la capital, ¿te recuerdo cómo se llama??
Riv: eso es lo que tú dices... Pero dime con cuántas mujeres te acostaste antes de que conocieras a la hija de Severiano... ¿...?

Federico no quería pensarlo... Ni recordarlo... Por muchas razones, entre ellas Cristina... Su mujer...

>> Como por ahí decían, el joven Rivero no quiso salir a buscar lo que no se le había perdido...

Se aseguró que su padre no estuviera al borde de la muerte, como le habían dicho a Cristina, hizo lo que tenía que hacer y se regresó al Distrito Federal al siguiente día...

El recibimiento de su esposa y de su hija consiguieron que por un momento olvidara las palabras de su padre... Un hijo suyo que desconocía de su existencia... No. Imposible.

C: pero si está bien, ¿por qué mi mamá me dijo que...? (Caminando junto a Federico que sostenía a Elena en un brazo y en el otro su equipaje)
F: porque de seguro mi papá le mintió... Él quiere que regrese a la hacienda y es capaz de todo... Incluso chantajearme...
Ele: papi... (Sacando una paleta de su boca)
F: ¿te gustó lo que te compré, Elena?
Ele: melo...
C: caramelo, mi amor... ¿Y viste a mi mamá...?
F: sí, le entregué las fotos que le enviaste...

Ya en el auto, Federico al volante, porque desde la vez que le enseñó a conducir, no permitía que Cristina condujera cuando él podía hacerlo por ella...

C: que hayas vuelto es excelente, Federico... Además de que Elena y yo te echamos muchísimo de menos, mañana hay una boda...
F: ¿de quién...?
C: no los conozco, pero yo seré la fotógrafa oficial...
F: ¿es eso parte de tu trabajo...?
C: sí... (Sonando bastante feliz, pero en realidad era emoción) Te confieso que estoy nerviosa pero debo empezar por algo...
F: pues... Si... Supongo que si...

>> Como se trataba de un día sábado, Cristina salió desde temprano podría decirse que a trabajar, aunque para ella era su pasión...

Por eso no se percató que Federico estaba algo ausente, aún así iba a quedarse el día entero con la niña...

Todo dentro de lo normal, padre e hija despeinados y en pijamas, todavía en la cama viendo la televisión, la única diferencia era el biberón que Elena devoraba...

Y claro, lo que la tele mostraba eran caricaturas que a los pequeños les encantaban, en particular a la pequeña...

Ele: papi... (Entregándole el biberón vacío a Federico)
F: gracias...
Ele: acia... (Con intenciones de bajarse de la cama, se ubicó lista para descender)

Y el relax de la niña para jugar con sus juguetes estaba muy distante de los pensamientos de Federico... Quien se intentaba convencer de que un hijo antes de Elena era insólito...

Ele: ¡papaaaaaa!! (Desde el suelo señalando hacia la puerta pues el teléfono sonaba)
F: esa debe ser tu mamá...
Ele: ¿mamá...? (Saliendo caminando detrás de su padre)

Pues no se trataba de Cristina, sino de un entrenamiento de última hora en el club ecuestre... ¿Y ahora qué haría con la niña??

^^ 9pm ^^

A Cristina le asustó llegar y no encontrar a su marido ni a su hija... ¿Dónde estarían? ¿Habría pasado algo? Elena... ¿Y si un accidente había ocurrido mientras ella estuvo fuera todo el día??

Por supuesto encontró juguetes tirados, la cama sin hacer, el biberón vacío en la habitación y ni qué decir de la cocina... Llena de trastes sucios, el empaque de leche fuera del refrigerador, igual que las galletas preferidas de Elena fuera de la alacena...

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