CAPITULO 29

919 49 1
                                        

F: ¿qué??
Rob: ¿no te acuerdas de mí??

La verdad era que Federico no tenía la mejor memoria del mundo, aunque el rostro de aquella mujer le resultaba conocido...

Pero eso era lo de menos, lo que tanto temía estaba frente a sus ojos...

Pab: papá... (Abrazando una pierna de quien hasta ahora era un desconocido para él)
F: ¿qué hacen aquí?? (Mirando hacia adentro, aunque Elena dormía y si lo pensaba no entendería ni diría nada si estuviera despierta)
Rob: acabamos de llegar a la capital y no tenemos dónde quedarnos.
F: aquí no pueden quedarse. Por favor vete...
Rob: ¿a dónde?? No conocemos a nadie y no tenemos dinero...

Federico entró por su cartera y sacó varios billetes, más de la cuenta pero tenían que irse antes que Cristina llegara.

F: ve a este hotel... (Sacando una tarjeta también de su cartera) Los buscaré más tarde o mañana...
Rob: si no lo haces, volveré...
Pab: mamá, ¿no vamos a vivir con mi papá?? Tú me dijiste que...
Rob: muy pronto vivirás con él...

La cara de esa muchacha... La del niño... Las últimas palabras de ella... Federico seguía sudando frío cuando la puerta volvió a sonar unos minutos después...

Abrió la puerta y dispuesto a dejar salir su carácter, se encontró a su esposa, cargada de bolsas, acompañada por el portero del edificio...

C: Federico, ayúdame...
F: si... Si... (Encargándose de las bolsas que Cristina portaba, llevando todo hasta la cocina)

Pero antes de llegar, se le cayeron todas al piso...

C: mi amor, ¿qué pasó??
F: no te preocupes... Ya recojo yo todo...
C: no están tan pesadas... ¿Te sientes bien??
F: creo que empiezo a enfermarme...
C: tienes que ir al doctor hoy mismo...
F: no creo que sea de muerte, Cristina...
C: no digas tonterías... No te imaginas las líneas para pagar en el supermercado... Por eso me retrasé...
F: aaah... (Agradeciendo en silencio a Dios y a los demás compradores)

C: ¿y Elena...?
F: duerme todavía...
C: ¿desde qué hora?
F: hace 2 horas...
C: hay que despertarla, luego no duerme en la noche ni nos deja dormir...
F: yo iré...

En la recámara de la pequeña, Federico se quedó contemplando a su hija dormir... Estaba decidido a no perder a Cristina ni a la niña...

¿Por qué sucedían estas cosas cuando él se estaba encaminando??

C: ¡Federico, olvidé algo en el coche¡ (Desde la cocina) Ya regreso...

Con el grito, la pequeña se despertó... Además que sintió el calor humano de la mano de su padre sobre su pancita)

Ele: papi... (Entre sueños, se llevó las manitas a la cara)
F: ven... (Sacándola de la cuna sin mucho esfuerzo)
Ele: lena mimi...
F: es mejor que ya no sigas durmiendo, mi amor... (Apretándola contra su pecho) Si llego a perderte me muero, Elena...

La niña no se incomodó por el abrazo, en el subconsciente sabía que ella misma abrazaba así a su querido papito...

Más bien, se quedó en sus brazos el resto de la tarde, mientras la mamá preparó la cena y pasaron a la mesa...

C: no sabes a quién me encontré hoy cuando subía con el mercado...
F: ¿a quién?? (Empuñando los cubiertos)

Y ni qué decir de la expresión nerviosa de su rostro, menos mal Cristina no lo vio porque servia más sopa para la niña...

Ele: quero sopa, mami...
C: ya te la llevo, mi vida..
F: ¿a quién Cristina??
C: a los hijos de la vecina... ¿Los recuerdas? Tiene un niño que es el mayor y luego la niña...
F: aaaah, si...
C: a nosotros va a pasarnos lo contrario, lo digo porque Elena será la primogénita...

cuando somos 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora