CAPITULO 22

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Un llanto a lo lejos fue lo que despertó a Cristina... ¡Su hija!!

Se encontró vestida, tal cual cayó a la cama la noche anterior... Pero es que no había amanecido aun, simplemente pasaron 3 horas...

Federico en cambio si se había cambiado de ropa, lo vio al encender la lámpara de noche.

10 de la mañana y su marido continuaba serio y hasta indiferente con ella... Claro, como lo dejó con ganas la noche anterior...

C: no fue culpa mía.
F: ¿qué?
C: lo de anoche... Estaba muy cansada... Y me empezaste a besar el cuello...
F: vaya... Qué bueno que me lo dices, para no repetirlo la próxima ocasión... Si es que la hay, por supuesto...
C: claro que la habrá... Pero lo que quise decir es que...
F: te dormiste y punto.
C: ¿quieres que te recuerde las veces que tú te dormías mientras yo te hablaba de mis clases?? ¿Eh?? Porque ninguna se me olvida...
F: no es lo mismo.
C: lo tuyo es peor, porque yo...

Le voltearon la tortilla y ser acusado era igual de feo que lo hicieran sentir culpable...

F: está bien... Estamos empatados...
C: porque te conviene... Además el médico dijo que debíamos esperar de 6 a 8 semanas...
F: ¿tanto??? Pero Cristina... Yo soy hombre... Tengo necesidades...
C: ¿qué quieres que yo haga...?
F: no sé, mañana tienes que ir al doctor, ¿no?
C: sí...
F: yo iré contigo y le preguntaré con exactitud...
C: no lo harás.
F: sí lo haré.

Y la pregunta ahora sería ¿quién era más terco que el otro...?

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Todo en orden con la bebé, y lo mismo pasaba con la madre... No tanto así con el padre...

Durante el regreso a casa se la pasó meditando en las recomendaciones del doctor...
Un tiempo prudente de 40 días en los que Cristina y su cuerpo debían descansar...

Pero, ¿qué pasaría cuando él no aguantara las ganas?? ¿Podría contenerse...?

>>>

No eran simples ideas de Federico, la recámara parecía encogerse cada vez más, pero no era así, sino que además de las pertenecías del matrimonio, ahora también lo de la niña ocupaba espacio...

Que los regalos, la cuna... No había sitio ni para caminar...

Cristina dormía aprovechando que la bebé también lo hacía, y él salía del baño...

Envuelto en toalla y descalzo... Por eso el golpe en uno de los dedos del pie fue más fuerte de lo que antes había sentido... En una de las patas de la cama... Por eso la movió y su esposa se despertó...

C: ¿qué pasó??
F: mi dedo... (Callando sentado en el borde de la cama, agarrándose el pie afectado)
C: ¿cómo te golpeaste...? (En ese trance de despertarse completamente)
F: la pregunta es ¿cómo no me pasó antes??
C: habla bajito... Elena duerme... (Pasándose una mano por el cabello)
F: tenemos que irnos de aquí, Cristina...
C: ¿a dónde...?
F: estoy tan tentado de aceptar la oferta de mi papá...
C: ¿qué oferta??
F: darme "Ojo de Agua" y dinero para hacerla producir...
C: pero eso significaría regresarnos al pueblo...
F: sí...
C: yo no quiero Federico. Decidimos alejarnos de todo y empezar una nueva vida, tú y yo solos, ahora con nuestra hija...
F: una vida en que nos faltan muchas cosas, Cristina. Siento que trabajo y trabajo pero no conseguimos nada más de lo que ya tenemos...
C: entonces aceptemos la ayuda de mi mamá... Nos ofreció un coche y una casa...
F: no.
C: es como si aceptaras lo que tu padre te propone...
F: pero esa hacienda es mía. No quiero nada de Severiano...

La bebé empezó a sollozar y Cristina tuvo que levantarse por ella... La discusión la había despertado...

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