El amor

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  — ¡Max, déjame!— bramó Jared, empezando a enojarse. 

  — ¿Quieres que te golpee o qué?— replicó él, aún empujándolo. 

  — ¡No pienso hablar con él hagas lo que hagas!— aclaró, saliendo de la habitación y bajando las escaleras. 

El pelirrojo lo observó irritado y descendió después de él. Ambos fueron al salón, donde habían dejado tanto a Alec como a Andrea. El de castaño cabello se sentó junto a su ex novia, tratando de ignorar como pudo al piel-pálida. El pelirrojo, a su vez, se acomodó cerca del menor.

  — Um, Jared— dijo el de verdes ojos— . ¿Podría hablar contigo? ... Bueno, si no te molesta. 

  — Claro que me molesta— contestó éste, evadiendo el tener que mirarle a los ojos. 

  — ¡Jared!— se quejó su hermano. 

El pequeño se quedó callado, inmóvil, observando a Hedefa. Desvió la mirada para ver a Max, y volvió a dirigirla al hermano menor.
Andrea parecía estar haciendo lo mismo que De Loire, con la diferencia de que ella parecía estar más bien conteniendo su felicidad, mientras que Alec se sentía más bien intimidado.

  — Está bien, lo siento— musitó endeble el piel-pálida— . Es evidente que yo sobro por aquí. Perdón por tener que irme así, Max— se disculpó, levantándose y mirando al pelirrojo— , pero creo que es lo mejor. Uh — se giró y vio a la chica— . ...Sí, un placer conocerte y blah blah blah. Ya sabes, lo típico. De todas formas no creo que volvamos a vernos. Adiós.

  — Adiós, Alessandro— se despidió ella con una pequeña sonrisa en su rostro. 

  — ¡Mentaaaa!— murmuró quejoso el pecoso  — . ¡No te vayas!— se levantó, tratando de agarrarlo de la muñeca y llevándoselo consigo hacia el piso superior  — . Sube a la habitación conmigo. Jared no es el único Chrobe por aquí, ¿recuerdas? No hagas caso al idiota de mi hermano. Hoy está siendo muy infantil. De verdad, tan sólo ignóralo. Ya se le pasará.

  — No creo que sea algo de un solo día, Max...— comentó el pequeño, siguiéndole. 

  — Tonterías. De todas formas no va a estar mucho tiempo con esa chica, no hará otra cosa que darle problemas. Se dará cuenta y la dejará otra vez. Y entonces estará dispuesto a hablar contigo de lo que sea que tengáis que hablar. 

  — ¿Por qué dices eso?— preguntó mientras se sentaba en el bordillo de la cama y observaba al surfero cerrar la puerta y encender la televisión. 

  — Porque no es muy buena chica. Sólo sirve para una cosa. Y aunque Jared vaya de macho inseminador sin sentimientos, en el fondo no es más que un enamoradizo. No aguantará estar de nuevo con esa chica. Es sólo que mi querido hermanito es muy cabezota y testarudo.

  — ¿Un enamoradizo? ¿Jared?

  — Sí, Menta, sí. Aunque no te lo creas. Que mi hermano se cree que no me doy cuenta de esas cosas. 

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