Una nota y un abrazo

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Habían pasado ya tres días, cinco en total, desde que Alec se había marchado del lado de Scar. Durante ese tiempo, aparte de haberse olvidado de él, estuvo viviendo, si se le puede llamar así, junto a Jared. Con él, podía desahogarse, no emocionalmente, sino físicamente. Podía mantener relaciones sexuales con él cada día si le apetecía, aunque debía resignarse a disfrutar aquello únicamente por las mañanas y noches, que era cuando Chrobe no iba en busca de féminas.

Era por la tarde y el de castaño cabello no se había ido a ligar. Era un día perezoso, al menos para él. El de ojos verdes estaba tumbado en el sofá del salón, con su cabeza apoyada en el regazo del mayor. Ambos veían televisión, aunque esta vez la concentración del piel-pálida no se veía interrumpida. Al menos no hasta ahora.

-Oye, cremita...

-...¿Qué? -preguntó tras un suspiro.

-¿Qué hay de Scar?

-...¿Scar? ...Oh, mierda. Me había olvidado de él, debe de estar tremendamente cabreado conmigo...

-¿Quieres ir a verle?

-Más que querer, es un deber... -susurró, levantándose rápidamente de camino a casa-. Joder...

Jared se levantó segundos después, siguiendo al menor y cerrando antes la puerta de su hogar. Los dos jóvenes fueron velozmente hasta el lugar donde vivían Alec y Scar y, una vez llegaron y la puerta fue abierta, el más joven gritó el nombre de su guardaespaldas.

-¡Scar! -chilló sin respuesta- ¡Scar! ¡Scar, responde! ¿Dónde estas? Por favor... ¡Scar! -Siguió sin oír su voz, por lo que continuó llamándole- ¡¡Scar, contéstame!! ...

Empezó a creer que su amigo estaba tan enojado con él que le ignoraba, pero entonces sus pensamientos fueron interrumpidos por sus ojos. Su rostro giró hacia la izquierda y vio una nota en la mesa. Se acercó a ésta, la agarró y la leyó.

 "Querido Alec,

Sé que no fue muy apropiado por mi parte haber dicho aquello, pero no podía permitir que continuaras, por lo que te pido que me entiendas. Tras mi interrupción imagino que fuiste con el acosador del parque (sigo siendo incapaz de recordar su nombre, y pido perdón por ello también), por lo que doy por hecho que no me necesitas. Sí, ciertamente, eres ya un adulto y no prescindes de un guardaespaldas; tú mismo lo dijiste, ¿verdad? No te preocupes, no te causaré más problemas, pues he abandonado el lugar. Espero que estés bien y que te lo pases bien con él.

Cuídate. De verdad, cuídate.

-Scar, el estúpido"

Una vez hubo terminado la lectura, Alec lloró desesperadamente. Su amigo le había dejado solo. Sus piernas no soportaron su peso y cayeron sobre el suelo, derrumbándose y haciendo que el aspecto melancólico del menor fuese aún más catastrófico. Jared no supo qué hacer, no esperaba que el chico reaccionara así, de la nada, pues no sabía qué ponía en la nota. Tras unos segundos atónito, se arrodilló y abrazó al piel-pálida.

-Hey, hey... Tranquilízate... -susurró el mayor, acariciando la negruzca cabellera del joven que tenía a su lado-. Todo va a estar bien, ¿sí? Cálmate...

-...Pero... -trató de hablar entre lágrima y lágrima- ...Scar...¡Scar se ha ido! ...¿Por qué tenía que irse? ...¿No podía estar aquí, castigándome con no salir o con cualquier otra cosa por haberme largado? -preguntó, aferrándose a la espalda de su compañero- ¡Haz que vuelva! ¡No quiero estar solo!

Chrobe se quedó inmóvil, pensativo, dubitativo. ¿Cómo iba a traer de nuevo a Scar? Apenas le conocía... Y ni siquiera sabía dónde estaba.

Alec se levantó rápidamente. Se marchó. Jared seguía ahí, sin poder comprender nada. El menor se había ido en busca del idiota de la cicatriz. Desconocía en qué lugar se encontraba pero, conociéndole, lo más probable era que estuviera en Dekhian. Se dirigió hacia allí.

Tras una o dos horas llegó a aquel lugar, al lugar donde podía estar Scar. Debía estar allí. Entró por un amplio pasadizo hecho de piedra. Una vez se encontró en el final del tunel, quedó inmóvil. Tenía una espada a centímetros, probablemente milímetros, de su cuello.

-Identifícate -resonó aquella frívola voz.

-...¿Identificarme? ¿Cómo? -consultó algo asustado el piel-pálida.

-Nombre -volvió a retumbar la voz.

-...Alec. Uh, yo/

-¿Qué haces aquí, Alec? -preguntó.

-...Eh... Estoy buscando a alguien -contestó el menor.

-¿A quién?

-...Uhm... A Scar... ¿Está él aquí? -cuestionó temeroso el joven de ojos verdes.

-Descríbele.

-...Pues... Alto, con melena rubia, ojos verdes... Con una cicatriz en la cara...

-¿Cómo es y dónde está situada la cicatriz?

-...Está en el lado izquierdo de su rostro, va desde la frente hasta su barbilla pasando por el ojo y la mejilla, y/

-Está bien -le interrumpió-. ...Cómo no, tenía que ser él... -susurró aquel hombre, envainando rápidamente su filosa espada de nuevo y posándose en frente del chico-. Sígueme, Alec.

-...S-Sí. -comentó, acompañando a aquel tipo de cabello negro.

-Bueno, Alec. Yo soy Drake, el enemigo natural de tu amiguito -explicó el de azulados ojos, mientras continuaba andando enfrente de él.

-¿Y no te preocupa que te ataque por la espalda, Drake?

-Sé que no lo harás -contestó-. Eres amigo de Scar. Es evidente que no vas a atacarme.

-...No lo entiendo.

-Olvídalo, no es necesario que lo comprendas. Está ahí -señaló con la mirada-, en ese árbol. ¡Scar!

-¿Hm? -murmuró el rubio, abriendo sus cálidos y verdes ojos, y dirigiéndolos hacia el suelo, observando ahora a Drake- ...¿Drake? ¿Qué ocurre?

-Tienes visita... -respondió el soldado, apartándose y dejando paso a Alec.

-¡¡Scar!! -gritó desesperadamente, melancólico, pero a la vez feliz de volver a verle- ¡Scar, baja!

El veinteañero bajó mientras que el de diecinueve, Drake, se marchaba. "No tengo nada que hacer aquí", se excusó. Una vez el mayor hubo tocado suelo, el menor le abrazó velozmente, con fuerza.

-¡Eres un idiota perdido! -gritó el de negruzca cabellera- ¿¡Por qué me abandonas!? ¡Acaso no ves que soy infantil! ¡No puedes dejar a un niño tirado! -bramó, separándose de él y golpeando su pecho- ¡Estúpido! ¡No puedes dejarme solo! ¡No! -vociferó, desahogándose levemente con los endebles puñetazos que impactaban sobre Scar- No... No me abandones así... Por favor... -dijo agachando la cabeza, mirando ahora el suelo- Yo... Tenía miedo... ¡Por tu culpa! -chilló por última vez, volteando su rostro hacia el lado, evitando la mirada y frunciendo el ceño, a modo de enojo.

-...Está bien, está bien. Tranquilízate, ¿sí? Ya estoy aquí, contigo. No me voy a ir -susurró Scar con una pequeña sonrisa en el rostro-. No debes preocuparte más...

-...Espero que sea así.. -relajándose y abrazándole-. O sino volveré a golpearte -comentó, oprimiendo con su fuerza la espalda del rubio.

-De acuerdo, no me arriesgaré a que me pegues -contestó, acompañando su palabra con una breve y alegre risa.

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