Scar llegó sobre las siete de la tarde, Alec y Jared aún miraban televisión, pues no tenían nada mejor que hacer. El rubio abrió la puerta, el menor se levantó del sofá rápidamente y se lanzó sobre él para abrazarle.
-¡Al fin vuelves! -gritó rodeando con fuerza aquella fornida espalda.
-No me has dado tiempo ni de reaccionar... -contestó el mayor.
-Bueno, pues como ya ha vuelto, me iré a casa -dijo Chrobe, levantándose también y dirigiéndose hacia la puerta-. Nos vemos. Adiós Alec, adiós Scar.
-Adiós, eh... -empezó a buscar el nombre de aquel chico por su mente, pero no lo logró-. ...Ya nos veremos.
-Adiós, hedefa...
Una vez se hubo marchado, el menor se separó del rubio, pero estiró su mano, empujándole hacia el sofá. Estaba completamente centrado en ese programa, y prefería que alguien le acompañara, pero no pudo ser así, pues Scar debía preparar la cena.
Pasada una hora, en la cual la comida ya había sido cocinada y ambos habían terminado de cenar, el menor logró su cometido: tener compañía mientras veía televisión.-Oye, Scar...
-¿Hm?
-¿Podría dormir contigo? No estoy acostumbrado a dormir solo...
-Por supuesto que puedes, eres tú el que decide irse a dormir a solas.
-Tsk... Como sea, Scar...
-¿Qué ocurre?
-...¿Qué es lo que sientes cuando, ya sabes, cuando nos...?
-¿Cuando nos besamos?
-Uh, sí.
-Pues... No sé, dímelo tú.
-...Scar, venga...
-No, enserio, no lo sé; ¿qué es lo que quieres que sienta?
-¡No es lo que yo quiera, es lo que realmente sientes!
-Alec, soy como tu mascota, ¿entiendes? Si quieres que te ame, te amaré; si quieres que te odie, te odiaré. Pero no sé contestar a eso, no sé que es lo que se supone que debo sentir porque realmente no siento nada.
El menor quedó callado despues de oír semejante respuesta. No sabía en qué pensar. ¿Significaba eso que no le resultaba, de algún modo, atractivo? ¿O simplemente compartían besos por mera demostración de aprecio, o quizás para tratar de levantar su ánimo ocasionalmente? Era cierto que Scar solía hacer eso cuando él se sentía desanimado, por lo que sería lo más probable. Siguió pensativo durante un largo rato, pero finalmente pudo continuar la conversación.
-Imagino que te resultará odioso porque ya lo intenté antes, pero... ¿Podríamos acostarnos? Y no estoy hablando únicamente de dormir uno junto al otro.
-¿Por qué tienes tantas ganas de que nos acostemos?
-Me gustaría probar.
El rubio no insistió. Ambos se dirigieron a la habitación. Allí, el mayor se tumbó sobre la cama, y Alec se sentó a su lado. Se miraron a los ojos, el primero con cierta preocupación y el segundo con completa seguridad.
-...¿Realmente quieres hacer esto? -volvió a preguntar.
-Ya te he dicho que sí, pero necesito saber si tú quieres -contestó rápidamente el joven.
-Ya sabes que a mí me da igual, Alec. Haré lo que me pidas.
-¿No hablabas de libre albedrío?
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Incompatible
De TodoJared Chrobe, un joven de 19 años de edad, heterosexual y bastante atractivo, cae rendido ante la impenetrable y verdosa mirada de Alessandro De Loire, un chico extraño de 18 años con gustos igual de extravagantes.