Jared se apoyó sobre la puerta, haciendo cierta fuerza para así asegurarse de que el rubiales y eso no pudieran entrar. Alec se sentó en la cama, riéndose de aquello.
-En definitiva la polla de Scar te ha dejado un trauma -comentó el de verdes ojos, aún burlándose de él.
-¡Cállate! -replicó un tanto avergonzado-. ¡Es sólo que no quiero tocar algo así, sea del hombre que sea!
-Ahá, como digas... -musitó-. No tiene que ver con la diferencia entre tú y él, para nada.
-¡Pues no!
-Mira, Jared... Si tuvieras que competir contra él en cualquier aspecto, es más que evidente que eres tú quien saldría perdiendo -empezó a explicar, aún sentado sobre el borde de la cama, observándolo-. No eres el mejor en todo. Si buscara eso en alguien, no me habría juntado contigo. Sobretodo porque te me acercaste pensando que era una chica e insististe tras decirte que no lo era. Me habría quedado con el idiota que está en el salón.
Chrobe no pudo hacer otra cosa aparte de suspirar, completamente petrificado tras oírle. Se mantuvo inmóvil, aún pegado a la puerta, mirando silenciosamente al menor. Empezaba a fruncir el ceño sin tan siquiera percatarse de ello.
-No me mires así -dijo Alec, rompiendo el ambiente de cementerio que se había formado-. Sabes que es así. No estoy contigo por las virtudes que tienes. Desde un principio dejamos claro que no era más que sexo.
-Eso lo sé -aclaró, reaccionando al fin y acercándose a él-, pero...
-¿Pero qué?
-Que creo que me gustas -susurró casi molesto por sus sentimientos hacia él.
Fue entonces cuando cambiaron los papeles y resultó ser el piel-pálida quién se mantuvo en absoluto silencio, desconcertado por sus palabras. Se quedó mirándole a los ojos, con la boca ligeramente entreabierta.
-¿Te estás oyendo? -preguntó entonces el de verdes ojos-. Acabas de decir que sientes algo por mí. Un chico. Con pene.
-Sé perfectamente qué he dicho y a quién se lo he dicho.
-Entonces aceptas que eres gay a más no poder.
-No digas eso, no me gusta cómo se oye.
-Pero es lo que está pasando.
-Me da lo mismo, no puedo ser "Jared el gay".
-Pero te gustan los tíos.
-No. Me gustas tú.
-Yo soy un tío.
-Sí, pero no todos los tíos son tú.
-Ow, eso fue lindo.
-Ah...
-Pero sigo teniendo pene.
-Oh, cállate. No me lo recuerdes. Estábamos teniendo un momento romántico.
-El romance no es lo mío. Ya te lo dije, sólo sexo.
-Pero... Estuviste enamorado de mi hermano, eso no era sólo sexo.
-No recuerdo demasiado sobre eso. Es como si nunca hubiera pasado.
-¿Y qué hay del rubiales? Saliste con él.
-Tampoco recuerdo nada.
-Pero le quieres.
-Pero no saldría con él.
-¿Y conmigo?
-Tampoco. Te acabo de decir que no me va el romance.
-¿Pero sientes algo por mí?
- Ah... ¿Deseo carnal?
-Aparte de eso.
-Bueno, tu comida está rica.
-No sé si eso debería alegrarme o entristecerme. Pensar que me resumes sólo en eso...
-No se me dan bien estas cosas, Jared.
-Alec, contéstame a algo. Si tuvieras que salir con Max o conmigo, ¿a quién elegirías?
-¿Realmente debo contestar a eso?
-Sí.
-Saldría con Max.
- De acuerdo. ¿Y entre él y el rubiales?
-Scar.
- Entonces soy la última opción.
-Supongo.
-Ya veo. Entonces será mejor que me vaya, no importa lo tarde que sea.
-¿Pero qué dices? Está oscuro, no vas a ver nada.
-Usaré el móvil como linterna o algo así. No pienso quedarme aquí.
-No seas idiota. Quédate hasta mañana.
-¿Para qué? ¿Para dormir con alguien que acaba de rechazarme? No, gracias.
-Venga ya. Estás exagerando. No es para tanto. Sólo te he rechazado en el amor, no en lo demás.
-Sea en el campo que sea, sigo siendo tu última opción. Es inútil que siga aquí. ...Además, si acabamos con lo que se suponga que tengamos, le dejo vía libre a mi hermano, y dejará de estar molesto conmigo. Sólo veo beneficios.
Chrobe se alejó del menor, dirigiéndose hacia la puerta, abriéndola sin tan siquiera despedirse. Vio al guardaespaldas sentado en el sofá, el cual seguía mirando aún aquella película con un gesto un tanto melancólico. Cerró la puerta y se acercó a él para decirle que se marchaba, que prefería no dejar la casa sola. Una vez lo hizo, se fue silencioso a la entrada y salió de aquel lugar tan rápido como pudo, encaminándose hacia aquél hogar solitario y frívolo que había dejado hacía horas.
Suspiró durante el camino, percibiendo el ligero frío de la noche a su alrededor, y lamentándose por la ausencia de su hermano en casa.
Exhaló aire una vez más cuando se dispuso a abrir la cerradura con la llave, y una vez lo hizo entró y cerró nuevamente. Subió directamente hacia su habitación, ignorando sus hábitos y sin tan siquiera cenar. Se encerró en su cuarto, tumbándose encima de las finas mantas y encendiendo la televisión. Pretendía entretener su mente, olvidar lo que acababa de pasar. Aclarar sus pensamientos.
Pensó en llamar a su hermano, pero prefirió no hacerlo, creyendo que podría molestarlo o incluso despertarlo. Suficiente había hecho ya para perturbar el optimismo de su hermano mayor.
Recordó la figura de una chica, su ex novia. Era una chica preciosa, de ojos claros y cabello largo, castaño. Delgada, de piel ligeramente bronceada, con buenas curvas y un pecho destacable. Era bastante buena en la cama.
Estuvo bien durante el tiempo en el que salió con ella, y empezó a plantearse la idea de que volvieran a ser pareja. Al fin y al cabo, la ruptura no había sido por razones demasiado problemáticas y creía que aún había una alta probabilidad de que aceptase en el caso de que se lo pidiera. Probablemente era así.
Miró su móvil y buscó, entre sus contactos, el número de aquella chica. Contempló el conjunto numérico que había en la pantalla, así como la pequeña foto de identificación que había puesto. Le pareció incluso más hermosa de lo que recordaba.
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Incompatible
De TodoJared Chrobe, un joven de 19 años de edad, heterosexual y bastante atractivo, cae rendido ante la impenetrable y verdosa mirada de Alessandro De Loire, un chico extraño de 18 años con gustos igual de extravagantes.