La pareja estuvo debatiendo durante un rato, quizás horas, sobre aquel estúpido mote. Eran ya las siete u ocho de la tarde, por lo que Jared pensó qué cocinar.
-Voy a preparar la cena, ahora vuelvo.
-¿Piensas ir desnudo? Quiero decir, ya sé que es tu casa, pero... ¿Irás desnudo?
-...Oh. A decir verdad... No me acordaba -contestó, recogiendo su ropa y vistiéndose de nuevo.
-¿Acabamos de follar y no recordabas estar desnudo? ...¿Acaso pensaste que habíamos tenido sexo transpasando la ropa o algo así por el estilo?
-Yo qué sé, me distraje hablando del mote ese...
Una vez terminó de ponerse las prendas, bajó a la cocina. Volvió a pensar qué podía hacer para cenar, y decidió preparar espaguetis. Entretanto, Alec volvió a ponerse la ropa, sin la máscara, pues en nada bajaría a comer.
Como aún tardaría un rato en ser avisado por Jared, decidió llamar a Scar. No contestó nadie. Volvió a intentarlo, pues tal vez no lo había oído o estaba lejos del móvil. Nada. Probó una tercera vez, pero siguió sin recibir respuesta. Tiró su móvil en la cama y se tumbó.
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Scar se dirigió a Dekhian, país en el cual trabajaba como militar. Era un demonio, por lo que llegar hasta ahí no le supuso ningún problema. Una vez allí, fue hasta el terreno militar y buscó a Uriel.
-¡Uriel! -exclamó, al verle por la zona.
-¿Hm? -se giró, sorprendido por aquella voz- Oh, eres tú; Scar. ¿No estabas cuidando a... -quedó pensativo- Cómo era... ¿Adam? No, no... ¿A... Alberto? No, imposible... ¿Cómo era?
-Alec.
-Eso, Alec. Ya sabes que recordar nombres se me da de pena... Haha -rió alegremente- ¿Y bien, qué te trae por aquí?
-Me gustaría volver a estar activo aquí.
-Oh, vaya, vaya... Preguntaría por qué, pero siento que nos pasaríamos toda la tarde hablando, haha. Bueno, si es eso lo que quieres, ya sabes qué hacer: ve a por el uniforme -añadió el albino.
Scar hizo caso y fue directo al vestuario, pudiendo así cambiarse aquella simple ropa por aquel cómodo y estilizado traje bicolor. Cuando hubo terminado, andó hasta llegar a la zona próxima a un lago, donde solía acomodarse, y allí observó una figura que le resultaba conocida.
-¿Ya vuelves a estar aquí? -preguntó aquella voz- Qué asco, ¿por qué no te vas? Estaba perfectamente hasta que te he visto venir...
-Sigues siendo igual de simpático, eh, Drake -comentó, riendo suavemente-. Yo también te quiero.
-Sí, sí, como digas. ¿Qué haces aquí?
-Te echaba de menos y decidí volver.
-Pues hazme una foto y lárgate, así no me añorarás.
-No puedo abrazar una foto.
-En realidad sí puedes. Te verías más estúpido de lo que ya eres; pero poder, puedes. Ahora vete.
-Ay, Drake... -volvió a reir- Adoro esa amabilidad tuya.
Sonó una especie de campana que les avisaba de la cena, por lo que ambos, aún discutiendo, se encaminaron hacia el comedor principal. Una vez termiraron de comer, cada uno de los que se encontraban ahí se fueron a sus dormitorios individuales.
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Jared terminó de cocinar, llamó al menor y se dispusieron a cenar. Cuando hubieron acabado, miraron un rato la televisión y se fueron a dormir juntos.
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Incompatible
De TodoJared Chrobe, un joven de 19 años de edad, heterosexual y bastante atractivo, cae rendido ante la impenetrable y verdosa mirada de Alessandro De Loire, un chico extraño de 18 años con gustos igual de extravagantes.