Una cita y una invocación

206 8 4
                                    

Scar, tras soltar sus quejas, se levantó y fue directo a la ducha, a lavar su "manchado" abdomen. Ya estaba desnudo, por lo que lo único que hizo fue entrar, abrir la llave y relajarse con el contacto entre aquella refrescante agua y su cansado cuerpo. Echó hacia atrás su mojada y rubia melena, haciéndose una especie de coleta con la misma. Soltó un suspiro, acarició su rostro con la mano y descendió con ésta hasta el cuello. El gel de ducha se deslizó descuidadamente por su pecho, siendo extendida por el resto de su abdomen y las articulaciones. Continuó deshaciendo el nudo de su cabello, pudiendo así echar fácilmente el champú y lavando completamente su cuerpo. Una vez terminó, agarró la toalla más cercana y se secó. Al acabar, colocó la toalla sobre la cintura, cubriendo así desde las caderas hasta cerca de las rodillas, y salió del baño para vestirse nuevamente. Tras revestirse, se dirigió al salón, acomodándose en el sofá y encendiendo la televisión, poniendo bajo volumen para evitar despertar a Alec, que seguía profundamente dormido.

Pasaron las horas y el menor finalmente despertó. Lo primero que hizo, tras levantarse, ducharse y vestirse, fue besar rápidamente al rubio y seguidamente, encerrarse en su habitación, un tanto eufórico, y llamar a Jared por teléfono.

-¿Hm? ¿Alec? -preguntó extrañado-. ¿Cómo has conseguido mi número? No recuerdo habértelo dado...

-Tengo mis métodos, pero eso no importa ahora. ¿Mañana podríamos vernos?

-Uh... Claro. ¿Dónde?

-En tu casa. Iré después de almorzar, así no te molestaré. ¿Te parece bien?

-...Sí, sí. Pero... Puedes comer aquí si quieres, no vas a interrumpir nada.

-Vale. Iré a las cinco de la madrugada a desayunar.

-¿Qué? ¡No me refería a eso!

-Ya lo sé, ya lo sé... Asegúrate de prepararme algo bueno, porque sino me iré.

-Quisquilloso...

-Hedefa.

-Vale, vale. Ya lo pillo. Te haré un espléndido plato para almorzar. Sí. Lo he captado. Cambio y corto.

-Bien... ¡Hasta mañana! -dijo alegremente el menor.

-Nos vemos.

Una vez terminada la conversación y todos hubieron cenado, se marcharon a dormir. Al día siguiente un espléndido sol salió del horizonte, cálido y agradable, iluminando el lugar desde una temprana hora. Scar y Alec, terminado el desayuno, fueron a dar un largo y un tanto exhaustivo paseo por el campo. El paisaje, espléndido, era de completo agrado para el menor, que no solía andar por esas zonas. El aire era puro, con cierto aroma a pino. La brisa era ligera, suave. Al rubio le pareció refrescante haber dado esa caminata, creyó que era saludable para Alec. A éste también le gustó, aunque acabó cansado, pero no demasiado. Tras unos minutos después de haber llegado a la casa, el de negruzca cabellera se despidió del mayor y fue a visitar a Jared.

-¡Buenos días! -saludó el de castaño cabello.

-Hola~ ¿Cómo estás?

-Bien, bien... Pasa... ¿Qué tal tú, Alec?

-Algo cansado, Scar me ha hecho pasear durante horas... Pero bien -comentó mientras se dirigía al comedor-. ¿Qué has preparado?

-Ya lo verás, tú siéntate -dijo el de azulados ojos, besándole la frente.

Nada más haberse acomodado, el mayor le sirvió.

-Vale, es pollo al curry... Pero, ¿por qué hay tanto? Creí que harías uno de esos mini-platos lujosos...

IncompatibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora