Max volvió a sonreír nada más haberse ido Andrea por la puerta. Cerró con llave y subió por las escaleras. Sacó de nuevo la llave de su habitación, abrió y entró.
Inmediatamente Jared, aún tumbado sobre la cama, se giró cuidadosamente hacia él y le hizo señas para que no hiciera ruido. Hizo caso y se acercó a él.
— ¿Se ha dormido?— preguntó curioso.
— Sí.
— ¿Y...?
— ¿Y qué?
— Que si habéis arreglado las cosas, bobo.
— Ah, sí.
— Bien. ¿Y os habéis abrazado?
— Um, sí.
— ¿Y os habéis besado?
— ¿Qué demonios te pasa?
— ¿Os habéis besado o no?
— Sí, Max. Sí. Nos hemos besado.
— Ow, qué monos. Ojalá lo hubiese podido ver. O mejor, haberlo grabado — comentó como si fuese una madre orgullosa.
— Pero qué... ¿Qué te pasa, Max? ¿Por qué actúas así?
— Ah, porque estoy feliz. ¿No lo ves?
— ... Oye, ¿y Andrea?
— Digamos que se tenía que ir. Estaba ocupada. Cosas de chicas, supongo.
— Ah. ...Max, ¿puedo preguntarte algo?
— Dime.
— ¿Por qué me estás cediendo a Alec? Quiero decir... ¿no estabas enamorado de él? Incluso te enfadaste conmigo cuando---
— Soy tu hermano mayor. Busco lo mejor para ti. Eso es todo. ...Ah, también esta lo de que tengo novio — dijo repentinamente, como si acabara de acordarse—. Sí, eso definitivamente es algo importante...
— ¿¡NOVIO!? — gritó de sopetón, completamente sorprendido— ¡¿Estás saliendo con alguien?!
— ¡Pero cállate! — replicó, golpeándole— . Menta está durmiendo, ¿recuerdas?
— Ah... Sí... Lo siento. Pero... Estás saliendo con ese tío del que me hablabas, ¿verdad? No me creo que sea tu guía. Seguro que te lo encontraste en un callejón oscuro, follásteis y os hicisteis novios. Y debíais estar borrachos. Fijo.
— Jared, hermanito... ¿Por quién me tomas?
— No sé. Sólo teorizo. En Finlandia está todo lleno de cerveza y metal. Y hace un frío de cojones. No sé qué demonios habrás estado haciendo ahí fuera de las clases, pero no creo que sea nada de santo. Sobretodo por el frío.
— Jared, deja de tratarme como si fuera un libertino —ordenó, dándole otro golpe.
— Ugh... Espera, si tienes novio... ¿Por qué demonios intentabas ligar con Alec?
— Porque somos liberales.
— ¿Liberales? Oh, entonces folláis con quién os dé la gana. Vamos, que estáis solteros pero decís que sois pareja porque sí.
— Jared, ahora mismo tengo unas ganas de darte otro golpe y mandarte a Finlandia a que te congeles...
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Incompatible
RandomJared Chrobe, un joven de 19 años de edad, heterosexual y bastante atractivo, cae rendido ante la impenetrable y verdosa mirada de Alessandro De Loire, un chico extraño de 18 años con gustos igual de extravagantes.