Alec observó a Jared bastante sorprendido y, tras unos segundos, apartó la mirada, avergonzado. Llegó a ruborizarse ligeramente, y eso le incomodó aún más. Chrobe se alegró al ver aquella reacción inesperada, besándole la mejilla y abrazándose a él nuevamente. Empezó a juguetear con sus labios a lo largo de aquél pálido y delicado cuello, ascendiendo hasta su rostro y besándole una y otra vez.
Procuraba llevar a cabo muchos mimos para así asegurarse de que Alec se sentía cómodo de algún modo con aquella situación, pues parecía seguir incrédulo sobre aquello de que realmente hubiese alguien perdidamente enamorado de él.— Te quiero— repitió el de castaño cabello, tumbándose a su lado y colocándolo sobre sí mismo— . ¿Lo entiendes?
— Yo--...
— Está bien— le interrumpió al ver que lucía nervioso— . No tienes que decir nada. Me basta con que seas consciente de mis sentimientos.
Jared sonrió, y dejó que el menor apoyara la cabeza sobre su pecho, mientras éste agarraba su camisa con los puños instintivamente. El pequeño cerró los ojos y trató de respirar de una forma más relajada, siendo así capaz de escuchar los latidos homogéneos del corazón de Chrobe.
Siguieron abrazados durante bastante tiempo, hasta que el silencio fue interrumpido por la voz del mayor.
— Eres un chico adorable — comentó tras levantar su rostro, dirigiéndolo hacia él y acariciándolo con las manos mientras lo sujetaba con las mismas.
— Ah--... — trató de hablar en vano, ruborizándose nuevamente. Jared soltó una pequeña risa.
— Qué lindo— añadió sin tan siquiera preocuparse sobre lo que estaba diciendo— . ¿Y así eres incapaz de creer que alguien puede quererte? Bobo.
— Cállate...
— Ya está, ya está. Tranquilo — rió de nuevo— . Me alegro de que todo se haya solucionado — confesó, apegándose a él una vez más.
— Um... Yo también — contestó tímidamente, apoyando su cabeza sobre el hombro de Jared.
Chrobe le observó extrañamente feliz. Tenía una pequeña sonrisa en su rostro y ni siquiera se había percatado de aquello. Había sido algo inconsciente. Se sentía relajado. Siguió con los brazos rodeando el delicado cuerpo del menor, el cual estaba cómodamente acurrucado sobre él.
— Tan sólo hay una cosa que me gustaría preguntarte. Y también querría que me contestaras con sinceridad. Es lo único que necesito.
— Um- ¿Qué... ¿Qué quieres saber? — cuestionó ligeramente sorprendido.
— Pues... — se mantuvo en silencio; parecía pensativo.
— ¿Hm...?
— El caso es que...
— ...¿Qué? ¿Qué pasa?
— ¿Te gustaría salir conmigo?
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Incompatible
RandomJared Chrobe, un joven de 19 años de edad, heterosexual y bastante atractivo, cae rendido ante la impenetrable y verdosa mirada de Alessandro De Loire, un chico extraño de 18 años con gustos igual de extravagantes.