Scar volvió solo a casa, pues Alec se quedó nuevamente con Jared. El rubio se vio obligado a llevarse consigo todos los objetos que habían llevado, como la toalla y la sombrilla y las cremas solares, ya que los dos mayores llevaron sus propios botecillos, y aquella colorida pistola de agua y algunos juguetes que parecían demasiado infantiles... Menos para Alec, que jugó con ellos, y junto a Jared. O más bien le obligó a formar parte de sus juegos, ya que lo enterró bajo arena y le hizo una cola de tritón con la arena.
Chrobe se llevó consigo al menor, a quien besó durante el camino a su hogar. Jared colocó las llaves, las giró y abrió la puerta. Sorpresa.-...Oh. Vaya. Hola, Jared -dijo aquella voz.
-Max... -contestó él-. ¿Qué haces aquí, no estabas de viaje?
-Ya he terminado mi curso escolar, y aproveché que el concurso de surf era aquí para pasarme por casa.
-Um... ¿Quién es? -preguntó el menor.
-Max, mi hermano mayor.
-Espera... ¿Menta? ¡Vaya, qué suerte la mía! -sonrió el pelirrojo.
-¿Menta? ¿De qué hablas, Max?
-...¿Menta? ¿Yo?
-¿No me recuerdas, Menta? Soy yo, Rojo. La última vez que hablamos fue hace unos dos años...
-No, no recuerdo quién eres.
-Aaaahh... Qué cruel eres, Menta... Bueno, ya lograré de algún modo que te acuerdes de mí, ¡no puedes haberte olvidado así como así! ...Y a todo esto, ¿desde hace cuánto os conocéis?
-¿Unas semanas, tal vez? No sé, Max. No es como si contara cuántos días llevo siendo amigo de alguien...
-Ay, hermanito... Espera, ¿tú no eras hetero?
-...Sigo siéndolo.
-Eso dice, pero es de los más gays que he visto...
-¡Tú cállate, Alec! ...Y vamos dentro, que no sé qué hacemos todavía en la entrada... -dijo sin vacilar, llevándose al menor consigo y dirigiéndose al salón.
-¿Alec? Ooh, qué bonito nombre tiene Menta. Bueno, como ves, yo me llamo Max. ...Encantado de conocerte de nuevo, Alec -comentó, sentándose en un sillón cercano a ellos y ofreciéndole su mano al menor.
-Um, igualmente, Max...
-Cuéntame Alec, ¿cómo has estado durante estos dos años?
-¿Por qué me hablas con tanta naturalidad si no tengo recuerdo alguno sobre ti?
-Porque sé que acabarás recordándome, Menta.
Jared les escuchaba en silencio, incapaz de unirse a la conversación. Se sentía un poco inútil, ya que durante los últimos días el menor había estado completamente pendiente de él, pero ahora lo estaba de su querido hermano mayor. Oh, envidia... Dichoso sentimiento aquél que sentía en ese instante. Se puso a pensar en sus cosas en un intento de evadir la realidad, a lo que recordó que debía visitar a alguien y, seguidamente, comprar un par de alimentos.
-Volveré más tarde -interrumpió el de castaño cabello, yéndose rápidamente a la puerta y marchándose antes de que los otros dos pudieran siquiera reaccionar.
-Bueno, pues qué remedio... ¿Cuántos años tienes ahora, 18?
-Sí. ¿Cuántos tienes tú?
-Tengo dos años más que tú, Menta. Y uno más que Jared. ...¿No crees que hace calor aquí dentro, o soy yo que estoy trastornado? -preguntó mientras se dirigía al patio, en busca de aire fresco.
-Oye, -le siguió- ¿desde hace cuánto dices que nos conocemos?
-Cerca de tres o cuatro años, pero hace dos que no sé nada de ti. De hecho, me dejaste con la duda en el aeropuerto...
-¿La duda de qué?
-Unas semanas antes de irme te pregunté si querrías salir conmigo, aunque te negaste a responderme hasta el último momento, que era en el aeropuerto. Nunca te presentaste y nunca supe la respuesta. Y parece que nunca la sabré, porque no me recuerdas...
-...Realmente no me acuerdo de nada de eso, lo siento...
-No importa, lo único que tengo que hacer es que vuelvas a enamorarte de mí, ¿no crees? -sonrío-. Ahora que lo pienso... ¿Por qué sigues tapándote la cara si sé de sobra cómo eres?
-¿Eh?
-¿Tampoco recuerdas eso? Uhm, casi me obligaste a que te desvirgara porque en ese entonces, a tus 16 años, me negué a tratarte como a un adulto. Y aun así acabamos haciéndolo...
-...Espera, ¡¿fuiste mi primera vez y no me acuerdo?! -le observó con una expresión de sorpresa.
-Tranquilízate. Ya irás recordando lentamente... -se levantó, acercándose al menor, bajándole aquel pañuelo con cuidado y besándolo-. Pero que esto te quede claro: Te quiero.
El menor siguió mirándole, como si no llegara a comprender completamente lo que acababa de pasar, ni cómo ni por qué había ocurrido. El pelirrojo le acarició cuidadosamente, con aquella cálida sonrisa en el rostro, a pesar de ver que la persona a la que amaba era incapaz de recordarlo. Volvió a susurrarle sus dos últimas palabras, un "te quiero" más cariñoso que el anterior, si es que se podía; aunque la expresión del pequeño seguía exactamente igual.
-...Más te vale no estar mintiéndome sobre toda esa historia.
-No te estoy engañando, Menta. Además, ¿de qué iba a servirme eso? Porque yo no le veo ningún provecho por mi parte... -recordó algo de sopetón- ¡Ah, mira tú! ¡Si aún tengo fotos de ese entonces en el móvil! Aaaahh, qué suerte tengo... -dijo mientras sacaba su teléfono móvil del bolsillo-. Por este tipo de cosas me alegro de no borrar las imágenes. Y tan bueno que ha acabado ser en este momento... Mira, mira -lo estiró hacia él, forzando a que se sentara sobre su regazo-; esta foto es una prueba de que no te miento. Nos estamos besando, ¿ves? La foto la hizo una amiga mía, aunque no recuerdo exactamente qué estábamos haciendo... Pero qué más dará -rió-. ¿Te sirve esto para creerme, Menta?
-...Ah... -miró detenidamente la imagen-. ¿Y dices que no llegamos a salir juntos?
-No, por desgracia -desvió la mirada, pensativo-. ¿Qué hora es? Todavía tengo calor, y eso que ya está anocheciendo... Iré a por una bebida fría, ¿quieres algo?
-No, gracias.
Max se levantó después de Alec, dirigiéndose a la cocina, abriendo el frigorífico y agarrando un refresco. Volvió a cerrarlo y fue de nuevo con el menor, que se había quedado observando el jardín, pues era la primera vez que había salido al patio. Caminó sigilosamente, evitando que el pequeño pudiera oír sus pasos y, una vez detrás suyo, colocó el refresco en su cuello.
-Gh/ HAAAAHH -se apartó rápidamente-. ¡¿Pero qué haces?!
-Quería ver cómo ibas a reacciona/
-Ya estoy en casa. Traigo la comida, ¿cenamos o qué? -comentó Jared con cierta frialdad, a lo lejos.
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Incompatible
DiversosJared Chrobe, un joven de 19 años de edad, heterosexual y bastante atractivo, cae rendido ante la impenetrable y verdosa mirada de Alessandro De Loire, un chico extraño de 18 años con gustos igual de extravagantes.