❄Capítulo 30❄

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Hoy ya es 26 de enero, mi no tan esperado cumpleaños. Mamá me despertó a las 12:00am para desearme el feliz cumpleaños y darme unos veinte besos...que casualmente son el número de años que cumplo hoy. Siento que tener veinte años ya es otro nivel, adiós juventud, hola adultez. Hace nada tenía mis quince años que disfruté en Japón con mis padres y mis hermanos, ellos sabían que no me gustaban las fiestas ni celebraciones de ningún tipo, quería viajar y ese fue un buen regalo, por lejos el mejor de todos, me encantó Japón, pero sigo prefiriendo cien veces más a Corea del Sur.

Los chicos me han invitado esta noche a su casa, me dijeron que querían celebrar mi cumpleaños con una pequeña fiesta entre nosotros siete...y digo siete porque tal parece que Yoongi aún sigue en el hospital. Quise llamarle pero recordé que le robaron su celular así que no tengo ningún otro modo de comunicarme con él que no sea con los chicos. Realmente quería que estuviera en mi cumpleaños con los chicos, no me gustan las fiestas de cumpleaños y menos en las que yo soy la anfitriona, pero no sé por qué desde esta mañana percibo que hoy será algo totalmente diferente a mis anteriores cumpleaños, incluyendo al de mis quince.

Estoy comiendo un postre de mora que me ha preparado mi madre especialmente para mí, o eso fue lo que dijo, hoy sería su hija consentida y no ha dejado de decir que he crecido demasiado, que ya no soy su niña de antes a lo que Sarah le reclama y le dice que ella aún es su niña y me divierte verlas discutir por ello.

—Ice creció pero yo no mamá, yo aún soy tu niña, ¿verdad? —Sarah hace pucheros de bebé y mamá ríe.

—Claro que sí, tú sigues siendo mi pequeña aún...Pero Ice, no puedo creer que tengas ya veinte años.

—Veintiuno —le corrige papá desde su asiento y le da un sorbo a su café.

Yo miro con seriedad a papá pero este está muy concentrado en su café.

—Eso es de coreanos papá, yo no tengo veintiún años —reniego enterrando el tenedor aún más en el postre.

—Pues para mí cumpliste los veinte el año pasado —contesta con su español raro tranquilamente y luego le da otro sorbo a su café.

Dan se echa a reír y todos le miramos frunciendo el ceño.

—Todos se envejecen más en Corea, todo aquí es raro, este es el planeta raro del futuro —dice entre risas y papá le dedica una mirada reprobatoria.

—No te burles Daniel, debes respetar esta cultura porque tienes un padre coreano y si la irrespetas automáticamente estarías irrespetándome a mí. —Papá nunca pierde la templanza a la hora de hablar y aunque suene tranquilo, todos sabemos que se ha molestado. Es muy sensible con las cosas que tengan que ver con su cultura y su país, eso ha supuesto un problema con nosotros tres, que nos criamos fuera de Corea y aunque Sarah y yo vivimos desde hace mucho tiempo aquí, aún no nos hemos acoplado del todo a sus exigencias y reglas...Y como Daniel nunca ha vivido aquí pues se le dificulta aún más comprenderlo. Ha chocado varias veces con nuestro padre por lo mismo. 

Daniel es el rebelde, el que ha dicho desde un principio que no quiere ser parte de su cultura, que la puede llegar a tolerar pero él es más estilo americano que asiático y cómo no...Su personalidad no es para nada característica de alguien de este lado del mundo, es todo lo contrario, todo lo opuesto, todo más allá de lo contradictorio.

Yo por mi parte, puedo convivir con ello sin ningún problema, me he acostumbrado a saludar sin dar la mano, a estar sin zapatos en muchos sitios, a pedir comida a domicilio y dejar la basura después en la puerta, a llamar a los mayores y desconocidos de una manera y a los menores y cercanos de otra, incluso me he acostumbrado a reciclar y clasificar estrictamente los desechos y dejarlos en sus lugares correspondientes. 

Sweet Ice [Suga]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora