En el ojo de la tormenta

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─Esta situación es inaudita, pero no me rendiré, haremos que el elfo desee salir corriendo de reino─ hablaba con fervor Lord Canwesst ─ trátenlo como la peor basura, tienen el poder de hacerle lo que deseen─ aventó unas cuantas monedas las cueles fueron recogidas al instante por los hombres que yacían inclinados ante el ─ mi sobrina se encargara de atraerlo y después ustedes hacen su deber─


─si señor ─rio uno con maldad─ con gusto cumpliremos nuestro trabajito─


─¡no se confíen! Es un elfo su sentidos son muy diferentes al nuestro, mas suspicaces, si el desea los, puede derrotar en menos de lo que canta un gallo─ sonrió ─ pero yo ya tenía previsto eso, no dejare que se defienda, Annette mi bella cómplice se encargara de darle unos sedantes, tendrán acceso libre─ se regocijo ante su macabro plan, haría lo que hiciera falta para sacar al elfo del reino.


**


Los preparativos habían comenzado hacia una semana, Legolas no podía estar más feliz y eso se debía también a que esos molestos mareos habían cesado, lo atribuyo a su cansancio, ahora se dirigía a ver cómo iba la creación de su túnica, esta estaba quedando mejor de lo que se había imaginado.


─ mi señor─ una joven irrumpió sus pensamientos ─ he preparado esta bebida para su boda, pruébela por favor ─ la joven se mantenía con la cabeza gacha y con una curioso velo que cubría su cabello, el elfo algo desconfiado sostuvo la taza indeciso.


─no recuerdo que se halla comenzado con el banquete─


─ya se habla de su boda en la cocina del palacio, estamos todas cocinando y probando nuevas comidas dignas de su boda, las cocineras están felices al igual que la servidumbre como yo─ algo más confiado el elfo bebió el líquido, su saber tenia cierto dulzón que le llamo la atención.


─tiene un saber extraño...─ la joven se retiró dejando confundido al elfo quien siguió su camino, había algo en el lugar, demasiado silencio y ningún guardia a la vista, giro escaneando el lugar, pero el brusco movimiento lo mareo, no oía nada fuera de lo normal, negó levemente, tal ves solo estaba paranoico, continuo su camino por el largo pasillo cuando un hombre alto lo intercepto. No pertenecía al palacio.


─¿Cómo entraste a este lugar? ─


─eso no debería de importarle ahora ─ la jocosa risa no se hizo de esperar, de entre sus ropas el hombre saco una daga con la cual intento atacar al elfo, quien con suma facilidad logro evadirla, mas no se esperaba el puñetazo de otro hombre, ¿Cómo era posible que no lo halla sentido?, se puso en defensa, ataco con gran maestría, pero sus sentidos estaban adormecidos, era lento, casi como un humano, una jugarreta le hizo perder el equilibrio cayendo de lado con brusquedad, ese golpe si que le había dolido, se levantó golpeado con éxito al hombre logrando derrumbarlo, pero mientras se enfrascaba en la pelea el contrario aprovecho para golpear la nuca del elfo, este cayo de bruces contra el suelo con sus brazos abrazando su vientre, su vista era borrosa, los oyó reír, sintió que era cargado cual saco de papas y era llevado a una de las habitaciones, fue lanzado sin cuidado sobre una cama.


─pero mira nada mas la belleza con la que se acuesta el Rey, no me sorprende que haya caído ante ti, tienes lo tuyo elfo─ las grande manos humanas comenzaron a recorrer su cuerpo ─ nunca he estado con un elfo─

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